Un equipo de investigadores de la Universidad de Rice en Texas desarrollado un mecanismo por el cual se puede crear vapor en cuestión de segundos , con sólo la luz solar y una mezcla de agua y nanopartículas.
Este método artificial puede producir vapor de agua antes de que ésta se calientae incluso al tacto, sin tener que llevar el agua al punto de ebullición.
En estos momentos esta investigación está todavía en vías de desarrollo en el laboratorio, y los investigadores aún no están seguros de hasta dónde pueden empujarla, pero no se necesita mucho para imaginar las posibilidades de un generador de vapor que funcione exclusivamente con agua y luz solar.
La tecnología funciona mediante la mezcla de agua con una pequeña cantidad de carbono recubierto de nanopartículas de dióxido de silicio, cada una de ellas de sólo una décima parte del diámetro de un cabello humano.
Sus diámetros pequeños - más pequeños que la longitud de onda de la luz visible - significan que pueden absorber la mayor parte de la energía de una onda de luz en lugar de dispersar la misma, de manera que cuando la luz solar se centra en el recipiente con una lente, las partículas rápidamente se calientan lo suficiente para vaporizar el agua circundante, creando una burbuja de vapor que envuelve la nanopartícula, aislándola de la influencia del resto del líquido lo que le permite calentarse aún más, vaporizando inamediatamente el agua a su alrededor.
El vapor se libera en el aire, la partícula cae de nuevo en el refrigerador de agua comenzando a absorber nuevamente la luz solar y generar calor, reiniciando el proceso, que se multiplica por el número de nanopartículas que haya en la mezcla, siendo el mismo totalmente durable y sin que haya necesidad de reemplazar las nanopartículas.
Esta ebullición no requiere que la totalidad del recipiente con agua lo haga, sinó que se puede calentar específicamente algunas partes del agua donde se encuentran las nanopartículas, dejando el resto fría.
Una interesante fuente de energía barata y abundante, incluso en bajos volúmenes específicos, que se podrá utilizar para generar electricidad y calor, o disminuír el carácter intensivo de ciertos procesos como la desalinización del agua, entre otras cosas.
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