lunes, 19 de noviembre de 2012

EL CEREBRO DE EINSTEIN NO ERA COMO EL DE LOS DEMÁS

Un estudio dirigido por la antropóloga evolutiva Dean Falk, de la Universidad del estado de Florida en EE.UU., sobre el cerebro de Albert Einstein, el cual le fue extraìdo y fotografiado  ( contra sus deseos y sin autorización de su familia ) desde distintos àngulos luego de su muerte en 1955 por el patòlogo Thomas Harvey, pretende haber encontrado algunas diferencias anatómicas en la corteza cerebral de Einstein con respecto a otros humanos.
El cerebro de Einstein fue seccionado en el Hospital de Princenton, donde falleció, en 240 bloques de los cuales se obtuvieron imágenes elaborándose un mapa para estudiarlo e intentar entender la clave de su genialidad, aunque misteriosamente una gran parte de las fotografías, como así también bloques y cortes conservados en formol, más tarde desaparecieron.
Falk, sin embargo, recogió 12 de las fotografías originales tomadas por Harvey del Museo Nacional de Salud y Medicina en Silverspring, Maryland,  y las comparó  con 85 cerebros comunes, observando que sus tallas y formas eran idénticas, pero sin embargo interpretò que las partes prefrontal, pariental, temporal, occipital, somotaosensorial, y motora primaria  del brillante científico eran extraordinarias, y. siempre según la opinión de la investigadora, podrían haber proporcionado la base de algunas de sus habilidades matemáticas o visoespaciales.
La observación que resultó más sorprendente a Falk fue la complejidad y el patrón de circunvoluciones en ciertas partes de la corteza prefrontal, lóbulos parietales y corteza visual y somatosensorial derecha ( que recibe la información sensorial del cuerpo ).
Los hallazgos de este estudio fueron publicados en la revista Brain.
En 1955, el patólogo Harvey había descubierto que el cerebro era más pequeño pero más ancho de lo normal, en 1985 se desubrió que algunas partes contenían una cantidad anormal de glìa por neurona, y que el lóbulo parietal carecía de  surco ( un estudio controversial que fue impugnado por la comunidad científica por sus irregularidades ), mientras  que en 1999 se constató que su lòbulo parietal era un 15% más ancho de lo normal, y por su parte la neurocientífica Sandra Whitelson "descubrió" que no tenía opèrculo parietal, mientras el neuropatòlogo Dr.Lucy Rorke-Adams ( quien donó las imágenes que utilizó Falk al Museo ) dijo que lo que màs le habìa sorprendido es que el cerebro de Einstein era el de una persona jòven, y no evidenciaba ninguno de los cambios asociados con la edad de otros cerebros.
Existe además en la actualidad una aplicación para iPad lanzada en septiembre de 2012 que por un precio de 9,99 dòlares permite a cualquier usuario consultar cerca de 250 diapositivas con fotos de bloques de su cerebro.
Einstein habìa dejado por escrito que querìa ser incinerado ( incluyendo su cerebro ), pero a su muerte en el Hospital de Princenton, el patòlogo Thomas Harvey llevó a cabo su extracción, disección y conservación, sin autorizaciòn.
THOMAS HARVEY
Harvey se salvó de ser despedido y de la suspensión de su matrícula gracias a que consiguiò con posterioridad un permiso del hijo de Einstein, en el entendimiento se destinarìa para la investigación científica ( al menos èsa es la punta del iceberg que se dejó ver al pùblico ).
Harvey dijo continuar estudiando el cerebro durante 40 años, lo llevó en giras de exhibición por todo el país y siempre prometió - y jamás cumplió - publicar sus conclusiones, e incluso fue objeto de una disputa marital cuando el patòlogo se divorciò de su mujer, quien estuvo a punto de destruìrlo totalmente.
El paradero de varias partes faltantes de su cerebro, hasta el día de hoy, continúa siendo un completo misterio, y en cuanto a las conclusiones, una vez más, las mejores son las del propio Einstein, quien dijo una vez: " el contraste entre la valoración popular de mis poderes y la realidad es realmente grotesco", y seguramente esa era una de las razones por las cuales pidió ser incinerado en secreto, pues conocía la parte simiesca del hombre, la misma que tan bien representò Stanley Kubrik a través de sus reacciones ante el monolito de  la película  "2001".
Estudiar el cerebro de un genio no puede entregar ningún resultado consistente,  más allá de dónde se encuentren ocultas sus partes faltantes y del indudable pequeñísimo tamaño del cerebro de quienes lo atesoran.

No hay comentarios:

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...