viernes, 26 de octubre de 2012

PECES RADIACTIVOS: AHORA, LA REVISTA SCIENCE TAMBIÉN DENUNCIA UNA FUENTE CONTINUA DE RADIACIÓN EN FUKUSHIMA

A casi un año y medio de que en este blog nos ocupáramos del tema, parece que ahora publicaciones con prestigio histórico, como es el caso de la revista Science, también comienzan a descubrir la verdad y a denunciar la real magnitud de la guerra nuclear sin bomba que fue el desastre de la central nucelar Fukushima Daiichi. 
Las toneladas de agua cargada con material radiactivo liberadas en el Pacífico ha sido ( y probablemente continúa siendo, subrepticiamente ) la mayor en la historia de la humanidad y por lo tanto es imposible calcular la magnitud del daño que provocó, provoca y provocará, por no existir antecedentes de un desastre similar, por carecer la ciencia de instrumentos lo suficientemente sofisticados como para predecirlo, y porque además, no existe la más mínima voluntad política de averiguarlo, ya que cuanto más próxima a la verdad esté la investigación, más evidente será la desidia e incompetencia de quienes manejaron ( o mejor dicho, nó manejaron ) la crísis del peor desastre nuclear en la historia de la humanidad.
Un año y medio después de la catástrofe, absolutamente todos los problemas que el mismo generó continúan presentes: no se ha solucionado ni uno solo de todos ellos.
A diferencia de Chernobyl, que en pocos meses pasó a ser una situación controlada, Fukushima continúa contaminándolo todo: napas subterráneas, atmósfera, seres biológicos y océano.
Los peces de la costa japonesa mantienen hoy  niveles de radiación altísimos en sus tejidos que indican la gravísima exposiciòn  a una fuente continua de material venenoso procedente de la central. 
Según la revista Sciente, en algunos casos, la exposición a radiactividad que sufren estos animales es tan alta como el primer día, y no nos extraña en absoluto.
Del análisis radiactivo de nueve millares de muestras se encontró que un importante número de peces sigue estando tan contaminado como en los peores días, según Ken Buesseler, investigador de la Institución Oceanográfica de Woods Hole (WHOI) quien además analizó el ecosistema marino japonés.
Los peces de aguas profundas (demersales) contienen en su piel y músculos concentraciones de material radiactivo (cesio-134 y cesio-137), lo cual conlleva implícita una obviedad ( que nosotros ya anticipamos en varios posts previos ): como el cesio desaparece rápidamente de los tejidos, es evidente que los peces continúan expuestos a una fuente directa de radiación, y esto nos lleva a la confirmación de lo que ya opinamos al respecto.
ESTE ES EL LÍMITE LEGAL HASTA EL CUAL SE PERMITE LLEGAR HOY DÍA PARA FOTOGRAFIAR FUKUSHIMA
Buesseler opina que esta fuente proviene de la terrible contaminaciòn que sufrieron los fondos marinos,luego de recibir  miles de toneladas de agua marina utilizada para enfriar los núcleos fundidos de tres de los reactores atómicos.
Los materiales radiactivos se depositaron en el lecho oceánico y de ahí pasan al ecosistema. “La concentración de radiactividad solo aumenta ligeramente a medida que se avanza en la cadena alimentaria”, explica el investigador.
Además, en un intento de tranquilizar a la población, el actual gobierno ( que no es el que estaba en el poder cuando ocurriò el siniestro ) bajó el límite legal de radiación de 500 a 100 becquerelios por kilogramo, pero al hacerlo automáticamente aumentó el número de peces que se registran como contaminados.
El pescado es un alimento de fundamental importancia en la dieta de los japoneses y las consecuencias de todo esto son tan obvias como sumar uno más uno.

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