Hace 20 años atrás, la paleontóloga estadounidense Mary Shweitzer, al estudiar restos fósiles de dinosaurios, encontró por primera vez células sanguíneas de Tyranosaurus Rex ( una especie que se cree extinta desde hace 67 millones de años ), lo cual se creía era imposible luego de un proceso de fosilización.
Este hallazgo echó por tierra toda la "ciencia" alrededor de la preservación de células orgánicas, y nuevos estudios fueron encarados con gran entusiasmo.
En el caso que nos ocupa, un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte y del Palo Alto Research Center encontró, tras un minucioso análisis molecular, evidencia confirmatoria de que en los huesos de las células de los dinosaurios antiguos conservan restos orgánicos, confirmando la posibilidad de su preservación pese al tiempo transcurrido.
El estudio se publicó en la revista Bone, e incluyeron resultados inmunológicos y de espectrometría que confirman la presencia de tejido óseo ( osteocitos ).
Los científicos utilizaron anticuerpos especiales que ignoran las bacterias extrañas, e interactúan con moléculas de proteína Phex en las células de los dinosaurios, mientras en el estudio de espectrometría, se detectó la secuencia de aminoácidos que ocurren en las proteínas como actina, tubulina e histona que se encuentran en las células de todos los animales.
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