miércoles, 15 de agosto de 2012

UNA EXTRAÑA E INEXPLICABLE INFLUENCIA SOLAR SOBRE EL MATERIAL RADIACTIVO DE LA TIERRA PODRÍA SERVIR PARA PREDECIR ERUPCIONES SOLARES

No es ninguna sorpresa que nuestra aún incipiente ciencia no pueda explicar ciertos fenómenos que parecen desafiar principios físicos que erróneamente se creen inalterables y definitivos, merced exclusivamente  a la incurable arrogancia que todavía padece. 
Una nueva investigación sobre interacciones solares con respecto a las partículas radiactivas de la Tierra arrojó como resultado un nuevo e inexplicable fenómeno que, pese a desafiar los postulados de la física ortodxa, y no encontrarse explicación alguno para el mismo, podría ser utilizado como un sistema de alerta temprana de explosiones solares de gran magnitud que puedan interferir con las señales de GPS, satélites de  comunicación, infraestructuras de telecomunicaciones y/o astronautas en órbita. 
La historia se remonta a 2006, cuando los físicos de Purdue, Stanford y otros lugares se dieron cuenta de que los elementos radioactivos estaban cambiando sus tasas de descomposición, las cuales según las reglas aceptadas de la física, eran consideradas constantes.
La desintegración radiactiva al parecer, crecía más pronunciadamente en invierno que en verano, y cuando los científicos fueron en busca de una explicación, encontraron que se correlacionaba con las erupciones solares. 
El año pasado, el físico  de Purdue Efraín Fischbach confirmó que el fenómeno continuaba sucediendo, y que notó además que  un cambio en la tasa de desintegración radiactiva de un isótopo de manganeso estuvo ligado a una llamarada solar que ocurrió una noche antes. 
Esto no podía significar otra cosa  que "algo" que salió del sol, pasó por la Tierra, golpeó el manganeso-54 y cambió la velocidad de descomposición del cromo-54, lanzando partículas ionizantes. 
Esto también ocurrió con un isótopo llamado cloro-36, en diferentes experimentos en diferentes laboratorios. 
El cambio inusual de estas decadencias se confirmaron durante 10 erupciones solares desde 2006, y continúan la misma tendencia.
Lo especialmente bueno es que estas reacciones preceden a cada erupción y por lo tanto contienen un valor predictivo, el cual podría perfeccionarse a través de un sensor de magneso -54 y un detector de rayos gamma, que registrarían la descomposición del manganeso en cromo -54.
Lo especialmente malo es que aún nadie sabe por qué sucede esto y cualquier intento de explicación esbozado hasta el momento es irrelevante.
Como nerviosamente lo resumió el ingeniero nuclear Jere Jenkins, colega de Fischbach en Purdue: 
"Estamos diciendo que algo que no interactúa con nada está cambiando algo que no se puede cambiar".
Pues bienvenido, Mr.Jenkins, a la verdadera ciencia.
La investigación aparece publicada en la revista Física de Astropartículas.

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