Una pérdida de dinero, y una molestia en la cara además de un vehículo más de transmisión de enfermedades cuando no se siguen los procedimientos higiénicos establecidos ( y hemos sido testigos presenciales de VARIOS casos de estos ), es lo que siempre hemos opinado sobre el boom del 3D, nada más que un invento comercial promocionado y aclamado como el próximo gran paso del cine bla, bla, bla, pero que llevado a la práctica se convirtió en un fiasco permanente, pudiendo sólo mantener la dignidad en películas de animaciones, pero jamás en las reales ( salvo en las que se mezclaron animatics ).
Ahora, por fin, las últimas encuestas parecen demostrar que los aficionados al cine se hartaron y desilusionaron y están regresando a las tradicionales proyecciones 2D.
Si bien durante 2011 se estrenaron 47 películas en 3D, 20 más que en 2010, las recaudaciones se redujeron, según una investigación elaborada por el British Film Institute, y mientras en 2010 los ingresos de este formato representaron la cuarta parte del total, un año después eran sólo la quinta.
Actualmente, la tendencia demuestra que se siguen eligiendo algunas películas en 3 D pero muy selectivamente, sólo cuando el formato contribuye a aumentar la intensidad de la experiencia.
La industria malinterpretó las señales que dió Avatar, con un 90% del público acudiendo a verla en 3D, y luego con la reedición de la popular Toy Story 3, pero no tuvo en cuenta que en ambos filmes el 3D agregaba un importante valor ( los peligros de manejarse sólo con estadísticas que siempre criticamos de corporaciones, gobiernos y organismos de seguridad ) mientras que la gran mayoría de las películas promocionadas como tales no son 3 D en absoluto, constituyendo una verdadera estafa al espectador, que paga más de un 40% de sobreprecio ( y esto sin contar la gran cantidad de gente a la cual el sistema le provoca dolores de cabeza, fatiga ocular e incluso náuseas ).
No hay comentarios:
Publicar un comentario