martes, 26 de junio de 2012

THE KILLING, LA SERIE : DONDE EL ASESINO ES EL DESTINO

La versión norteamericana de esta serie está basada en su homónima danesa, "Forbrydelsen" ( "El Crímen" ), y constituye una verdadera obra de arte en el género, a la cual se agrega el mérito de conseguirlo a través de fórmulas inversas a los clásicos y previsibles policiales a los que nos tiene acostumbrados la televisión "fast food" actual.
The Killing no tiene sexo, no tiene humor, no tiene música rimbombante, no tiene héroes, y hace permanentemente hincapié no tanto en el asesinato que le dá orígen, sinó en sus consecuencias, utilizándolo como excusa para sumergir al espectador en los claroscuros de cada uno de quienes, de una u otra manera, se ven afectados por el asesinato de la adolescente Rosie Larsen, y lo hace inmerso en un clima permanentemente agobiante, casi claustrofóbico, al estilo de películas como El Silencio de los Inocentes o Seven, enmarcado permanentemente por climas grises y lluviosos que acentúan su crudo realismo.
Mientras un "CSI" cualquiera liquidaría la situación planteada en una hora, The Killing recupera conceptos hoy bastardeados sobre cómo una historia debe ser contada y se toma dos temporadas completas de 13 capítulos cada una para hacerlo, sin que decaiga el interés sinó muy por el contrario manteniendo una intensidad constante que le otorga una potencia inesperada e impresionante.
Así, los personajes van exhibiendo sus miserias, egoísmos, corrupciones y secretos, en cada ámbito donde la inquisidora cámara de The Killing se sumerge, sea familiar, político o policial, para componer un cuadro magistral sobre las espantosas consecuencias de las obsesiones, del descuido, maltrato y desconsideración de los hijos, y  de los odios, vanidades y rencores alimentados irreflexivamente. 
Sarah Linden ( Mireille Enos ) y Stephen Holder  (Joel Kinnaman ) constituyen una dupla de actuación excepcional.
Ella, componiendo a una policía con un pasado rayano con la locura y un presente conflictivo afectado por una compulsiva obsesión por su trabajo, que la lleva al descuido irresponsable de su hijo adolescente y de su pareja, actitudes debajo de las cuales subyace una profunda disconformidad con las elecciones de su propia vida, y él, interpretando al turbio y poco ortodoxo policía que vive permanentemente al límite de la ilegalidad, al estilo del Denzel Washington de "Día de Entrenamiento".
El resto del elenco es igualmente formidable, siempre bajo un magistral seguimiento de los directores y la productora ejecutiva Veena Sud, estampándole un sello de estilo completamente original para la televisión actual ( no necesariamente acompañado por la taquilla, que fue de mayor a menor ).
Finalmente, la serie se cierra dejando una siniestra reflexión sobre cómo el simple hecho de estar en el momento y lugar equivocados, puede transformar a las personas en asesinos o justicieros, y quienes finalmente son imputados como autores materiales del crímen, quedan expuestos como apenas grotescos títeres del verdadero asesino de Rosie Larsen, una trágica y ambivalente moneda llamada destino.

2 comentarios:

spooky dijo...

he seguido la serie hasta el final y quedé con esas sensaciones que describis en la entrada que armaste...leí muchas críticas y me quedo con tus reflexiones que me parecieron sumamente apropiadas y signo de lectura honda de todo el arco argumentativo de la serie, hasta la próxima...

Anónimo dijo...

Hola Spooky!
Una vez más, coincidimos en nuestra manera de ver el mundo.
Un abrazo y siempre felices de que continúes visitándonos.
Nada Nos Libra de Escorpio

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