lunes, 4 de junio de 2012

BLANCANIEVES Y EL CAZADOR, LA PELÍCULA: DESTROZANDO FALSAS DUALIDADES

La tendencia a readaptar los cuentos profundamente arraigados en las tradiciones occidentales como Caperucita Roja o Blancanieves hasta el momento ha arrojado un saldo positivo en la industria cinematográfica, máxime si se tiene en cuenta la desesperante carencia actual de guiones ingeniosos, interesantes y sustanciosos que sepan acompañar convenientemente el impresionante despliegue de efectos que el cine ha conseguido y gracias a los cuales por primera vez puede decirse que se puede reproducir con fidelidad casi cualquier cosa que se imagine. 
Paradójicamente, estas herramientas ideales no encuentran eco en historias fuertes y originales, y entonces todo suele pasar por un cine con maravillosas escenas de acción, ficción o realismo, pero como lamentablemente están vacías de un contenido que las justifique y le otorgue una verdadera razón de ser, pasan sin pena ni gloria salvo cuando se ponen al servicio de circunstancias históricas o, como en este caso, de uno de los cuentos de hadas más famosos, escrito por los hermanos Grimm en 1.812. 
La película vá de menor a mayor presentando unas cuantas variaciones con respecto a la historia original ( en realidad, elementos olvidados de la trama ) que logran enriquecerla, involucrando a Blancanieves ( la ariana Kristen Stewart ) en una lucha de poder nada ingenua como hija de un rey destronado y encerrada en los calabozos de la torre del castillo que fuera de su propio padre, engañado y asesinado por Ravenna (  la leonina Charlize Theron ) una poderosa y rencorosa hechicera gravemente “desencantada” con los hombres. 
La oscura reina posee su proverbial espejo mágico a quien consulta regularmente, y cuando éste le advierte que su poder está disminuyendo y está destinada a ser sobrepasada por Blancanieves, decide aniquilarla consumiendo su corazón ( acto con el cual el espejo le asegura vivirá eternamente ) y para ello le pide a su hermano Finn ( Sam Spruell ) que vaya a buscarla al calabozo y se la traiga. 
Pero el hormonal Finn ( hombre "al finn" ), antes de cumplir el encargo, no puede resistirse a tratar de acercarse sexualmente a la nada ingenua princesa destronada que, jugando como una experta las cartas de la seducción, consigue reducir a su frustrado amante y escapar, refugiándose en “El Bosque Oscuro”, dentro del cual los poderes de Ravenna son inútiles. 
Es entonces cuando la enojada hechicera decide contratar los servicios de un cazador ( encarnado por el actor Chris “Thor” Hemsworth ) que ha logrado entrar al bosque de marras y salir con vida ( hazaña de la que casi ningún otro aldeano puede presumir en el reino ), aún cuando ahora se encuentra convertido en un borracho perdido ahogado en pena por la muerte de su esposa. 
El cazador logra atrapar a Blancanieves, pero, descubriendo que ha sido inducido con engaños por la reina malvada, y decididamente prendado por la fugitiva, decide ayudarla, empresa en la cual se agregan los siete enanos ( excelentemente caracterizados pero un tanto desaprovechados en el guión ), y emprenden el camino hacia “el santuario”, trayecto durante el cual el director Rupert Sanders compone uno de los más impactantes momentos visuales de la película, con la sola ayuda de los paisajes naturales ingleses, los cuales a continuación combina con igual riqueza y equilibrio con efectos digitales al arribar el grupo al mundo de las hadas, generando un cuadro expresivo verdaderamente mágico y fascinante aunque equilibradamente dosificado, uno de los mejores logros que hayamos visto en este tipo de intentos cinematográficos. 
Por supuesto, las fuerzas oscuras rompen el encanto, todo se ensombrece y nuestros amigos reanudan su huída, ahora acompañados por William ( el canceriano Sam Claflin ), el amor de la niñez de Blancanieves, convertido en un espectacular arquero que nada tiene que envidiarle a Robin Hood, y que deja subyacente un triángulo amoroso que se resuelve cuando la película dá un giro y Blancanieves es envenenada con una manzana y puesta en estado de coma profundo por Ravenna. 
Ante la tragedia, William besa sin éxito a Blancanieves, y cuando ya todos la dan por muerta, el que aborda la empresa del beso es el cazador, que sí logra reanimarla, consumándose así la elección romántica de la bella, que despierta guerrera y altiva, convirtiéndose en una especie de Juana de Arco que incita al pueblo a derrocar a la oscura hechicera, “ porque es preferible morir vivos que vivir muertos”. 
Las piezas entonces comienzan a moverse y se desencadena una feroz batalla que culmina con el previsible cara a cara entre Ravenna y Blancanieves. “Yo no soy igual que tú” exclama entonces Blancanieves tratando de convencerse a sí misma ante Ravenna, pero sí lo es: ha llegado allí para matarla y vengarse, nó para perdonarla, que son los mismos oscuros móviles que muchos años atrás llevaron a Ravenna ( otra víctima de oscuros ejércitos conquistadores ) por el mismo trágico camino, y es entonces cuando el film destroza las falsas dualidades que siglos de manipulaciones incorporaron a estos clásicos cuentos, que jamás tuvieron originalmente pretensiones tan moralistas. 
Es la lucha entre dos complejas personalidades con enormes grietas emocionales e intelectuales, una ( Ravenna ) decididamente vencida por el Síndrome de Estocolmo y la otra ( Blancanieves ) amenazada por la misma patología, la cual anticipa en algún momento del film cuando dice, refiriéndose a Ravenna: “puedo entenderla, pensar y ver como ella”. 
Esta vez, vence la más jóven, tal vez simplemente por eso, por no tener que cargar tanto cansancio y por conservarse más ingenua, cualidad que resulta recurrente e irresistible al rito de la vida. 
Como en casi todo este tipo de películas, el personaje mejor compuesto psicológicamente es el del malo, y Charlize Theron desempeña impecablemente su papel al igual que su hermano Finn  llevándose los mejores premios de actuación. 
A la californiana Kristen Stewart le faltó un poco de convicción para nuestro gusto para componer un personaje supuestamente fuerte y determinado. 
Chris Hemsworth ( Leo ) nos gustó actoralmente más que en Thor y si bien denuncia limitaciones, parece muy compenetrado en su papel y comprometido con la película. 
El William de Sam Claflin como personaje heroico es el mejor logrado, aunque esto pasa más por méritos del director del film, ya que actoralmente se lo vé con dificultades para dejar de ser Sam Claflin y entregarse a su papel. 
En cuanto al guión, queda un tip que a nuestro gusto debería haber sido eliminado y es la consabida pregunta de "quién es la más bella" en torno a la cual parecen girar las ansiedades monárquicas, cuando lo que aquí se dirime no tiene ninguna relación con la belleza sinó con el poder, aunque tal vez por una cuestión de tradición, el director no se haya animado a quitarlo de las líneas eligiendo que cada quien se percate al interpretar la trama que propuso.
Blancanieves y el cazador, realizada además con la intención de integrar una trilogía ( tal vez sea esa una de las razones por la cual queda sólo parcialmente resuelto el triángulo amoroso entre Blancanieves, el cazador y Williams, que podría derivar en un conflicto romántico similar al que evoca la leyenda del Rey Arturo ), es en definitiva una de las producciones más interesantes y mejor logradas con este clásico cuento, con una tremenda puesta en escena para ambientarlo, y una épica en el estilo del Señor de los Anillos, o La Leyenda del Rey Arturo que la vuelven irresistible.

1 comentario:

Anónimo dijo...

- ya no la voy a ver..¿¿??? me la contaron toda en este blog...jajaja solo un chiste master bien desmenuzado los detalles..creo que una fichita le podemos arrimar por los efectos especiales que parecen tener...! salutaciones.pd: has visto la casa de las dagas voladoras.?? la fotografia cuadro por cuadro de esa pelicula es increible.salutaciones

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