El reciente hallazgo que tuvo lugar en febrero de este año en Suecia, cuando se encontró con vida a un hombre ( Torbjörn Lundgren ) que había quedado atrapado bajo la nieve en su coche durante dos meses actualizó este interrogante, cuando al ser sometido a estudios médicos, se encontró que había ajustado involuntariamente su temperatura corporal a los mismos niveles que se utilizan en la hibernación.
Este evento demuestra que nuestra especie tiene la facultad latente de hibernar, aunque probablemente atrofiada o jamás desarrollada conscientemente.
Algunas personas que practican meditación pueden entrar en un estado de hibernación voluntario, como lo ha comprobado Herbert Benson, profesor de medicina de la Harvard Medical School, al estudiar a los monjes tibetanos en meditación profunda, certificando que pueden disminuir su necesidad de oxígeno hasta en un 64 por ciento, cuando está demostrado que una persona normal al dormirse sólo reduce el consumo de oxígeno en un 6 %.
Esta propiedad de nuestra especie debería ser estudiada y comprendida por los médicos para intentar desarrollar técnicas o incluso químicos que puedan inducir una drástica baja del metabolismo corporal y la temperatura, lo cual ayudaría a mantener con vida a pacientes con traumas graves, mientras la reducción de las necesidades de oxígeno podría disminuir el daño tisular en los casos en que el cuerpo no puede obtener todo el oxígeno que necesita, como por ejemplo, durante un ataque al corazón.
Mark Roth, biólogo en el Fred Hutchinson Cancer Research Center en Seattle, así lo comprendió y se encuentra trabajando en un tratamiento de animación suspendida que podría hacer justamente eso.
Roth, que ya ha congelado y reanimado con éxito gusanos y levaduras, ha demostrado en ratones que inhalar aire impregnado de sulfuro de hidrógeno disminuye su tasa de respiración en un 92 por ciento y también disminuye la temperatura de su cuerpo.
Después de que se los reanima, se recuperan por completo y se comportan con total normalidad.
Normalmente tóxico, el sulfuro de hidrógeno tiene la curiosa propiedad de alterar el metabolismo de los mamíferos cuando se aplica en un ambiente frío, y serviría no sólo ganar un tiempo valiosísimo en situaciones médicas, sinó también poder colocar en estado de hibernación a astronautas para largos viajes espaciales.
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