Los alaridos de la prehistoria han demostrado ser lo suficientemente potentes como para contar - aunque a muy largo plazo - a través de sus obras imposibles, su realidad empírica sobreviviendo tantos ciclos de cinismo determinista y tanta tosquedad pseudo-científica.
La letra de esta ancestral canción produjo en estos días una nueva estrofa, encarnada en una pulsera de 9.500 años de edad, la cual, habiendo sido analizada por investigadores del Institut Français d'Etudes Anatoliennes en Estambul y del Laboratorio de Tribologie et des Systèmes de Dynamiques utilizando los ordenadores más modernos, ha dejado con la boca abierta a los científicos: los resultados muestran que ningún artesano contemporáneo podría superar o al menos tan sólo igualar la perfección de tal trabajo.
La pulsera en cuestión es de obsidiana ( un vidrio volcánico ) y su superficie y sus notables características micro-topográficas revelan la utilización de una tecnología asombrosa, imposible de comprender para aquellos que no tienen ni la más mínima pista de cómo procesar cerebralmente la prehistoria.
El brazalete, de 10 centímetros de diámetro, fue descubierto en 1995 en un yacimiento neolítico en Asikli Höyük, Turquía, y 16 años después (¡!) se decidió someterlo a análisis con un software ultramoderno, poniendo de manifiesto que fue manufacturado con técnicas altamente especializadas y desconocidas, mientras la sofisticación de su pulido evidenció el mismo grado de perfección que el que actualmente poseen las lentes de los telescopios modernos.
Esto admite sólo una lectura: si nuestra sociedad emplea una técnica de pulido similar sólo para mejorar un artículo exquisito y de uso específico ultra-profesional como es un telescopio, significa que el costo, tanto técnico como económico, es altísimo.
Si en cambio, algún enigmático artesano hace 10.000 años utilizaba una tecnología equivalente para fabricar una pulsera ornamental, significa que la sociedad en la que habitaba, o bien dominaba la magia, o simplemente estaba tan avanzada con respecto a la nuestra que esta técnica era habitual, común y masiva, y probablemente había sido ampliamente superada por otra mucho más avanzada para aplicar a SUS artículos profesionales prioritarios.
El resultado del estudio se publicó en el Journal of Archaeological Scienc, donde además se explica que se trata de la pulsera de obsidiana más antigüa descubierta hasta el momento.
Los gritos ancestrales pueden ser mucho más potentes y enseñarnos mucho más que la cruda realidad.
El hallazgo desacredita por enésima vez las torpes especulaciones de los arqueólogos de la ciencia dominante sobre las actividades y el nivel de desarrollo de los habitantes de lo que ellos decidieron llamar Edad de Piedra.
Los expertos, con su típica mentalidad de burbuja y su tendenciosa y falaz manera de procesar la información, han denigrado deterministamente la prehistoria y nos han dejado huérfanos de estrellas.
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