Esta es la historia de cómo una vez más, el intento de vulnerar el hermetismo de la Gran Pirámide con nuestra tecnología más avanzada, se convirtió en una perfecta vara de medida de nuestra “evolución”, tanto mental como técnica, con respecto a la de los constructores del fabuloso monumento, que por supuesto no fueron los egipcios de hace 4.500 años ni mucho menos el faraón Keops ( pero éste será oportunamente tema de otro post ).
DIFERENCIA DE MENTE
Una vez más el hombre fabricó un modelo muy grande basado en supuestos muy frágiles, creando una teoría a favor de sus creencias y conveniencias ( en este caso, supuestamente la defensa del orgullo del pueblo egipcio como constructor de la obra más espectacular conocida por el hombre ) analizando partes preseleccionadas sobre cientos de miles de otras partes que descartó por incómodas.
Esta inferencia inductiva generó a su vez el típico patrón de certeza asimétrica, tendenciosa, subjetiva, congelada e inamovible que atrapa permanentemente al hombre y que es, por más doloroso que le resulte, una manifestación de miopía.
Este tramposo patrón estableció que nada de lo que existe en la Gran Pirámide es pragmático o técnico, sinó la representación pura y exclusiva de un simbolismo cultural y un propósito religioso y que se debe estudiar excluyentemente como un monumento funerario dentro del cual se han respetado puntillosamente medidas matemáticas y condiciones técnicas sólo para garantizar el exitoso paso del alma del faraón al más allá (¡!).
Todo interesado en investigar la Gran Pirámide debe reconocer previamente ante las autoridades egipcias que nadie que no sea egiptólogo – quienes representan el “pensamiento funerario” y esto dicho con toda la ironía - puede evaluar convenientemente los resultados que se obtengan ( algo así como las exigidas confesiones macartistas de que no se era comunista, o las inquisidoras de que se era creyente ), por lo cual es inútil esperar
resultados empíricos de cualquier investigación que se lleve a cabo allí, ya que previamente a ser dados a conocer los resultados al público, los mismos serán inevitablemente manipulados: aunque se encuentre una nave espacial con combustible cargado para partir y un alienígena vivo adentro saludando, se informará que se encontró un vehículo simbólicamente preparado para el viaje del alma del faraón.
Las autoridades egipcias suelen argumentar que restringen cada vez más los permisos de exploración debido a que la mayoría utiliza los hallazgos sólo para su propia publicidad o para tergiversar con intenciones sensacionalistas la información, lo cual suele ser cierto, pero no lo es menos que los permisos le son negados rotundamente a todos aquellos que, investigados previamente por los servicios de inteligencia ( las pirámides son una “cuestión de estado” en Egipto ), posean un perfil que amenace con búsquedas que no incluyan “el alma del faraón”.
Dentro de este clima clásicamente militar, las visitas del público al monumento fueron suspendidas en 1992 debido a un proyecto para reducir su humedad interior ( había llegado a un 85 % ) y corregir el daño que estaba provocando la acumulación de sal. El estudio había demostrado que cada visitante que entraba a la pirámide dejaba unos 20 gramos de humedad entre respiración y sudor, que al evaporarse formaba depósitos de sal que erosionaban las piedras con el correr del tiempo.
Un ingeniero alemán fue contratado para auxiliar a las autoridades locales a instalar un sistema de ventilación y control de la humedad: Rudolf Gantenbrink, quien, merced a esta relación, sería autorizado un año después para explorar la Gran Pirámide.
La relación, sin embargo, culminó con acusaciones mutuas: el alemán tildó de ignorante al entonces secretario general del Consejo Supermo de Antigüedades egipcio, Dr.Zahi Hawass, y éste de negligente e incompetente a Gantenbrink, en un típico “culebrón” de egos que suele anteponerse a cualquier interés científico en investigaciones de esta índole.
TOMANDO MEDIDAS TECNOLÓGICAS
Varios robots ( incluyendo los de Gantenbrink ) fueron especialmente diseñados para intentar revelar los impenetrables secretos de la pirámide, muchos de ellos proyectos malogrados ( incluyendo varios de la NASA ) por falta de autorización de las autoridades egipcias, siendo el último enviado a sus entrañas ( el año pasado ) el ingenio robótico diseñado en la Universidad de Leeds, en el Reino Unido, llamado Djedi
( en alusión al mago que equivocadamente se cree que asesoró a Keops en la construcción de la pirámide ) quien se encargó de explorar los pequeños conductos que atraviesan la famosa e intrigante puerta de Gantenbrink y obtuvo imágenes jamás vistas: extraños
jeroglíficos, figuras de ocre rojo en la cámara secreta que hay tras la mítica puerta descubierta por Rudolf Gantenbrink, cuando la misma le cortó el paso a su robot explorador Upuaut II ( “abridor de caminos” ) en 1993.
En 2002 otro robot, la sonda Pyramid Rover, en una transmisión supuestamente en vivo a todo el mundo realizada por el Canal Fox ( el “supuestamente” es porque la cadena televisiva fue acusada por varios científicos de haber pre-grabado todo y luego retransmitirlo fraudulentamente como si fuera en vivo ) logró hacer un pequeño orificio en la puerta labrada de 7 cm. de espesor ( que además contiene unos misteriosos pernos de cobre, el único metal
hallado hasta ahora en la pirámide, bastante similares en forma a los canopos de la caja mortuoria de Tutankamon ) para introducir una cámara de fibra óptica, que mostró una frustrante segunda piedra de bloqueo colocada 45 centímetros más adelante
( “un paso adelante para el misterio, un paso atrás para la investigación” declararía entonces el egiptólogo norteamericano Mark Lehner ), agrietada en toda su superficie.
Pyramid Rover también descubrió otra puerta sellada oculta en el interior de los ejes de la cámara ( descubierta en 1872 por el ingeniero británico Waynman Dixon ) idéntica a la de Gantenbrink cuando fue introducido por el conducto norte, en cuyo habitáculo había un mensaje que no pudo leerse por estar en el piso mientras la cámara de video sólo grababa de frente ( luego pudo ser captado por Djedi, pero aún no se ha logrado descifrar su significado, aunque se asemeja a líneas similares encontradas en otras zonas de la meseta de Giza ).
Los egiptólogos imaginan que puede tratarse de fechas, signos numéricos hieráticos o símbolos direccionales de cada bloque realizados por los propios canteros durante el tallado de la cámara, o según piensa el experto en matemáticas Luca Miatello, el simple registro de la longitud total del túnel: 121 codos ( unidad de longitud utilizada en el antiguo Egipto ).
Hasta donde hemos podido “ver”, Keops contiene 4 estrechos túneles de 20 centímetros de ancho por otros tantos de alto, todos con la misma inclinación de 40°: 2 parten desde la Cámara del Rey y 2 desde la Cámara de la Reina ( cuyo eje originalmente había sido ocultado intencionalmente por lo antigüos egipcios con piedras, hasta que el inglés Dixon descubrió su existencia ).
Los dos primeros están orientados de Este a Oeste y llegan hasta el exterior, mientras los otros dos, de orientación Norte-Sur, se pierden en el corazón de la Gran Pirámide y nadie tiene idea de hacia dónde conducen.
El robot británico Djedi logró reptar por el canal de la pared sur para lograr filmar más allá de la puerta de Gantenbrink.
Pese al tiempo transcurrido, la misión ha permanecido envuelta en secretismo, salvo una ambigüa declaración de Zahi Hawass sobre “un importante descubrimiento en la Gran Pirámide” ( algunos han especulado con evidencias de la existencia de un lago debajo de la obra ).
Actualmente se está esperando la correspondiente autorización para continuar las tareas de investigación.
El próximo paso consistirá en examinar la pared del fondo de la cámara para ver si se trata de un bloque macizo o de otra puerta ( el propio Gantenbrink opina que es una puerta, y que detrás de ella se encontrará una tercera a unos 40 cms. de distancia, y recién después de ésta, una tumba funeraria ).
Los investigadores no tienen ni remota idea de qué son todos esos túneles y sus puertas ni para qué sirven: por lo pronto, las losas halladas “en el medio” de los “conductos de ventilación” demuestran que los “egiptólogos” ni siquiera acertaron al decir que se trataba de ductos de ventilación!.
Muy al estilo del monolito que aparece en la película 2001 Odisea en el Espacio, el hombre moderno sólo es capaz de medir y recoger evidencia de algo que le resulta absolutamente incomprensible.
La actitud no deja de ser muy similar a la que tendría un científico medieval ante una computadora contemporánea: en lugar de accionar los botones de encendido, se dedicaría a medir sus dimensiones e inventariar sus cables y plaquetas ( además, si algún “iluminado” optara por “encenderla”, probablemente la reacción sería igualmente nula mientras la máquina no esté conectada a la fuente que le provee energía lo cual obviamente es aplicable "mutatis mutandi" a la Gran Pirámide ).
DIFERENCIA DE MENTE
Una vez más el hombre fabricó un modelo muy grande basado en supuestos muy frágiles, creando una teoría a favor de sus creencias y conveniencias ( en este caso, supuestamente la defensa del orgullo del pueblo egipcio como constructor de la obra más espectacular conocida por el hombre ) analizando partes preseleccionadas sobre cientos de miles de otras partes que descartó por incómodas.
Esta inferencia inductiva generó a su vez el típico patrón de certeza asimétrica, tendenciosa, subjetiva, congelada e inamovible que atrapa permanentemente al hombre y que es, por más doloroso que le resulte, una manifestación de miopía.
Este tramposo patrón estableció que nada de lo que existe en la Gran Pirámide es pragmático o técnico, sinó la representación pura y exclusiva de un simbolismo cultural y un propósito religioso y que se debe estudiar excluyentemente como un monumento funerario dentro del cual se han respetado puntillosamente medidas matemáticas y condiciones técnicas sólo para garantizar el exitoso paso del alma del faraón al más allá (¡!).
Todo interesado en investigar la Gran Pirámide debe reconocer previamente ante las autoridades egipcias que nadie que no sea egiptólogo – quienes representan el “pensamiento funerario” y esto dicho con toda la ironía - puede evaluar convenientemente los resultados que se obtengan ( algo así como las exigidas confesiones macartistas de que no se era comunista, o las inquisidoras de que se era creyente ), por lo cual es inútil esperar
resultados empíricos de cualquier investigación que se lleve a cabo allí, ya que previamente a ser dados a conocer los resultados al público, los mismos serán inevitablemente manipulados: aunque se encuentre una nave espacial con combustible cargado para partir y un alienígena vivo adentro saludando, se informará que se encontró un vehículo simbólicamente preparado para el viaje del alma del faraón.
Las autoridades egipcias suelen argumentar que restringen cada vez más los permisos de exploración debido a que la mayoría utiliza los hallazgos sólo para su propia publicidad o para tergiversar con intenciones sensacionalistas la información, lo cual suele ser cierto, pero no lo es menos que los permisos le son negados rotundamente a todos aquellos que, investigados previamente por los servicios de inteligencia ( las pirámides son una “cuestión de estado” en Egipto ), posean un perfil que amenace con búsquedas que no incluyan “el alma del faraón”.
Dentro de este clima clásicamente militar, las visitas del público al monumento fueron suspendidas en 1992 debido a un proyecto para reducir su humedad interior ( había llegado a un 85 % ) y corregir el daño que estaba provocando la acumulación de sal. El estudio había demostrado que cada visitante que entraba a la pirámide dejaba unos 20 gramos de humedad entre respiración y sudor, que al evaporarse formaba depósitos de sal que erosionaban las piedras con el correr del tiempo.
Un ingeniero alemán fue contratado para auxiliar a las autoridades locales a instalar un sistema de ventilación y control de la humedad: Rudolf Gantenbrink, quien, merced a esta relación, sería autorizado un año después para explorar la Gran Pirámide.
La relación, sin embargo, culminó con acusaciones mutuas: el alemán tildó de ignorante al entonces secretario general del Consejo Supermo de Antigüedades egipcio, Dr.Zahi Hawass, y éste de negligente e incompetente a Gantenbrink, en un típico “culebrón” de egos que suele anteponerse a cualquier interés científico en investigaciones de esta índole.
TOMANDO MEDIDAS TECNOLÓGICAS
Varios robots ( incluyendo los de Gantenbrink ) fueron especialmente diseñados para intentar revelar los impenetrables secretos de la pirámide, muchos de ellos proyectos malogrados ( incluyendo varios de la NASA ) por falta de autorización de las autoridades egipcias, siendo el último enviado a sus entrañas ( el año pasado ) el ingenio robótico diseñado en la Universidad de Leeds, en el Reino Unido, llamado Djedi
( en alusión al mago que equivocadamente se cree que asesoró a Keops en la construcción de la pirámide ) quien se encargó de explorar los pequeños conductos que atraviesan la famosa e intrigante puerta de Gantenbrink y obtuvo imágenes jamás vistas: extraños
jeroglíficos, figuras de ocre rojo en la cámara secreta que hay tras la mítica puerta descubierta por Rudolf Gantenbrink, cuando la misma le cortó el paso a su robot explorador Upuaut II ( “abridor de caminos” ) en 1993.
En 2002 otro robot, la sonda Pyramid Rover, en una transmisión supuestamente en vivo a todo el mundo realizada por el Canal Fox ( el “supuestamente” es porque la cadena televisiva fue acusada por varios científicos de haber pre-grabado todo y luego retransmitirlo fraudulentamente como si fuera en vivo ) logró hacer un pequeño orificio en la puerta labrada de 7 cm. de espesor ( que además contiene unos misteriosos pernos de cobre, el único metal
hallado hasta ahora en la pirámide, bastante similares en forma a los canopos de la caja mortuoria de Tutankamon ) para introducir una cámara de fibra óptica, que mostró una frustrante segunda piedra de bloqueo colocada 45 centímetros más adelante
( “un paso adelante para el misterio, un paso atrás para la investigación” declararía entonces el egiptólogo norteamericano Mark Lehner ), agrietada en toda su superficie.
Pyramid Rover también descubrió otra puerta sellada oculta en el interior de los ejes de la cámara ( descubierta en 1872 por el ingeniero británico Waynman Dixon ) idéntica a la de Gantenbrink cuando fue introducido por el conducto norte, en cuyo habitáculo había un mensaje que no pudo leerse por estar en el piso mientras la cámara de video sólo grababa de frente ( luego pudo ser captado por Djedi, pero aún no se ha logrado descifrar su significado, aunque se asemeja a líneas similares encontradas en otras zonas de la meseta de Giza ).
Los egiptólogos imaginan que puede tratarse de fechas, signos numéricos hieráticos o símbolos direccionales de cada bloque realizados por los propios canteros durante el tallado de la cámara, o según piensa el experto en matemáticas Luca Miatello, el simple registro de la longitud total del túnel: 121 codos ( unidad de longitud utilizada en el antiguo Egipto ).
Hasta donde hemos podido “ver”, Keops contiene 4 estrechos túneles de 20 centímetros de ancho por otros tantos de alto, todos con la misma inclinación de 40°: 2 parten desde la Cámara del Rey y 2 desde la Cámara de la Reina ( cuyo eje originalmente había sido ocultado intencionalmente por lo antigüos egipcios con piedras, hasta que el inglés Dixon descubrió su existencia ).
Los dos primeros están orientados de Este a Oeste y llegan hasta el exterior, mientras los otros dos, de orientación Norte-Sur, se pierden en el corazón de la Gran Pirámide y nadie tiene idea de hacia dónde conducen.
Actualmente se está esperando la correspondiente autorización para continuar las tareas de investigación.
El próximo paso consistirá en examinar la pared del fondo de la cámara para ver si se trata de un bloque macizo o de otra puerta ( el propio Gantenbrink opina que es una puerta, y que detrás de ella se encontrará una tercera a unos 40 cms. de distancia, y recién después de ésta, una tumba funeraria ).
Los investigadores no tienen ni remota idea de qué son todos esos túneles y sus puertas ni para qué sirven: por lo pronto, las losas halladas “en el medio” de los “conductos de ventilación” demuestran que los “egiptólogos” ni siquiera acertaron al decir que se trataba de ductos de ventilación!.
Muy al estilo del monolito que aparece en la película 2001 Odisea en el Espacio, el hombre moderno sólo es capaz de medir y recoger evidencia de algo que le resulta absolutamente incomprensible.
La actitud no deja de ser muy similar a la que tendría un científico medieval ante una computadora contemporánea: en lugar de accionar los botones de encendido, se dedicaría a medir sus dimensiones e inventariar sus cables y plaquetas ( además, si algún “iluminado” optara por “encenderla”, probablemente la reacción sería igualmente nula mientras la máquina no esté conectada a la fuente que le provee energía lo cual obviamente es aplicable "mutatis mutandi" a la Gran Pirámide ).
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