En Gran Bretaña, por ejemplo, se aprobará una ley que había sido rechazada 6 años atrás cuando una feroz coalición opositora integrada por demóctratas liberales, grupos defensores de la privacidad y conservadores obligaron a deshacer el plan.
Pero el mes que viene la propia Reina de ése pais anunciará su implementación, la cual no tendrá precedentes en la intromisión en la vida de los ciudadanos británicos, otorgando al gobierno el poder para controlar intercambios de correo electrónico y visitas a sitios Web de cada persona en el Reino Unido, comparable a los estrictos controles que en la actualidad ejercen países como China e Irán.
Ya empresas de Internet se encargaron de instalar un hardware que hace posible las escuchas electrónicas ilimitadas , monitoreo de mensajes de texto, sitios web, y correos electrónicos "en tiempo real", localización de individuos o grupos de personas que estèn contactados, con qué frecuencia y durante cuánto tiempo.
Supuestamente, y como resguardo democrático, el sistema no podría ser empleado sin una orden judicial, pero ya hemos visto permanentemente con innumerables ejemplos en posts anteriores que la sólo existencia de la tecnología necesaria, origina automáticamente abusos y un estado policial coercitivo y socialemente coactivo.
La propia Asociación de Proveedores de Servicios de Internet inglesa, que cuenta entre sus 200 miembros con Google, BT y Virgin Media, se alarmó al ver los detalles de las propuestas el mes pasado, no sólo por lo invasivas y masivas sinó por lo problemático jurídicamente hablando y por los enormes costos que implicarán.
Que quienes los ciudadanos han puesto a cargo de la seguridad de una sociedad supuestamente decente y civilizada, se preparen para extender sus controles no sólo a terroristas y criminales, sinó absolutamente a todo el mundo, refleja una patología enfermiza que aparentemente ya es imposible de extirpar y será el sino de esta década.
Pero el mes que viene la propia Reina de ése pais anunciará su implementación, la cual no tendrá precedentes en la intromisión en la vida de los ciudadanos británicos, otorgando al gobierno el poder para controlar intercambios de correo electrónico y visitas a sitios Web de cada persona en el Reino Unido, comparable a los estrictos controles que en la actualidad ejercen países como China e Irán.
Ya empresas de Internet se encargaron de instalar un hardware que hace posible las escuchas electrónicas ilimitadas , monitoreo de mensajes de texto, sitios web, y correos electrónicos "en tiempo real", localización de individuos o grupos de personas que estèn contactados, con qué frecuencia y durante cuánto tiempo.
Supuestamente, y como resguardo democrático, el sistema no podría ser empleado sin una orden judicial, pero ya hemos visto permanentemente con innumerables ejemplos en posts anteriores que la sólo existencia de la tecnología necesaria, origina automáticamente abusos y un estado policial coercitivo y socialemente coactivo.
La propia Asociación de Proveedores de Servicios de Internet inglesa, que cuenta entre sus 200 miembros con Google, BT y Virgin Media, se alarmó al ver los detalles de las propuestas el mes pasado, no sólo por lo invasivas y masivas sinó por lo problemático jurídicamente hablando y por los enormes costos que implicarán.
Que quienes los ciudadanos han puesto a cargo de la seguridad de una sociedad supuestamente decente y civilizada, se preparen para extender sus controles no sólo a terroristas y criminales, sinó absolutamente a todo el mundo, refleja una patología enfermiza que aparentemente ya es imposible de extirpar y será el sino de esta década.
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