En la constante búsqueda de una solución definitiva para el problema de la autentificación de los accesos a internet a través de una huella cognitiva y su peligro constante de falsificación, DARPA ha enfocado la cosa de una manera poco convencional: un sistema basado en la biometría, pero no la que estamos acostumbrados a ver, como el iris o de huellas dactilares sinó un software que puede ser instalado en cualquier ordenador sin gadgets adicionales, capaz de reconocer a los seres humanos nó por una carácterística física, sinó a través de una mezcla de rasgos mentales y comportamientos inherentes a su propia persona, y a la manera en que interactúa con la red y la terminal.
Este sistema puede incluir análisis de patrones de pulsaciones de la persona, el movimiento de sus ojos detectados a través de la cámara, su comportamiento integral al buscar y seleccionar información (como en sus consultas, sus búsquedas, el uso de determinados verbos o adjetivos que acostumbra a usar, la estructura y la sintáxis de las oraciones que utiliza, su velocidad para escribir, para leer contenidos, etc. ) reemplazando así las contraseñas con una prueba mucho más fuerte de la identidad del usuario ( prácticamente el usuario, íntegramente, se convierte en su propia contraseña ), y disminuye muchísimo el peligro de robo o usurpación, incluso en los casos en los que, por descuido, se deja abierta una sesión a la cual puede acceder cualquiera.
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