Al ritmo de la evolución tecnológica, está creciendo la "herencia digital": se trata de personas que quieren transferir post-mortem activos digitales a familiares.
Iniciar sesión en una computadora para cobrar una herencia va a convertirse dentro de no mucho tiempo en algo tan común como hacerlo ante un testaferro, abogado o escribano.
Almacenados en línea, actualmente casi todos nosotros poseemos valiosos activos en servicios tan variados como Hotmail, Facebook, Flickr , icloud y por supuesto, cuentas bancarias, que hace imprescindible que en nuestros testamentos debamos incluír nuestras contraseñas de Internet, sin las cuales la mayoría de estos bienes estarán perdidos para siempre.
La gente todavía no han logrado concientizarse adecuadamente del valor de estos bienes digitales y el riesgo es que se pueden perder si el propietario muere, o incluso de que sus cuentas continúen siendo drenadas por débitos en cuenta automáticos por pagos de suscripciones a revistas, libros electrónicos, servicios "on line", obras sociales. etc.
Los abogados modernos y actualizados opinan que la contraseña de internet es un activo valiosísimo que debe ser incluído en todos los testamentos, y tratan de aconsejar a sus clientes sobre esta herencia digital.
Quienes almacenan cosas en línea lo hacen de la misma forma que en el ámbito físico, y el volúmen casi sin límite que les ofrece la web hace que a menudo se olviden de ello, de la misma manera que ocurre con las cosas depositadas en aquél viejo arcón de la buhardilla.
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