Durante el siglo pasado, a principio de los años noventa, Zecharia Sitchin aceptó el patrocinio de una agencia de viajes norteamericana, Power Places Tours, para recorrer personalmente todas las ancestrales rutas de los dioses de la creación.
y el resultado de dichas expediciones, además de generar una anterior obra, “Expediciones de Crónicas de la Tierra”, le aportó grandes referencias para escribir “Viajes al Pasado Mítico”.
Cronológicamente, se trata de la última obra publicada de este incomparable estudioso de nuestro – precisamente – pasado mítico, aunque sólo se trate de un copyright de imprenta.
Una obra que, a diferencia de todas las anteriores, prescinde del análisis de linajes para transformarse en la más divulgativa de cuantas ha publicado, convirtiéndose en un placer extra ver a esta pluma consagrada explayarse sobre los tips más recurrentes que denuncian los paleocontactos con humanos de seres extraterrestres,
su visita personal a los principales escenarios de sus libros e, infaltablemente, la incisiva mirada de su inteligencia poniendo una vez más en la cuerda floja las ideas y actitudes consideradas estúpidamente absolutas cuando a lo sumo deben tratarse como fragmentos de verdad envueltos en mentiras, falsificaciones egoístas, intereses sectoriales y falacias.
Más allá de no compartir sus conclusiones sobre algunos temas, una vez más quedamos absolutamente sincronizados con su sabia manera, nó de mirar, sinó de VER y ejercer la investigación con la permanente disciplina de la incertidumbre, sin caer en la trampa de centrarse en unas cuantas fuentes definidas y específicas, en la conciencia de que al hacerlo se estaría pisoteando el cadáver de lo imprevistamente oculto.
Un placer aparte aporta su análisis sobre los orígenes de la Gran Pirámide de Giza, con los cuales una vez más coincidimos, al pensar inversamente que la mayoría: una mayor perfección en ruinas megalíticas no significa algo más moderno o reciente sinó todo lo contrario.
Sitchin pone en serias dudas con argumentos de mucho peso el vínculo que se ha intentado atribuír al faraón Keops con la Gran Pirámide, basándose en bibliografía sumeria que la menciona y describe desde tiempos mucho más remotos que la de este monarca de la IV Dinastía, e incluso desde propias declaraciones de Keops, denunciando además la falsificación de los grafitis existentes en el edificio para enmascarar ( y rescatar ) vanidades personales.
El libro recorre junto a su autor los escenarios fundamentales de todas sus obras: Malta, Egipto, Grecia, Italia, Bolivia, México, Turquía,
Israel, Jordania, e incluso encuentra ocasión para hablar sobre los más famosos ooparts ( incluyendo el emblemático anticitera )
y su necio olvido en los sótanos de los museos o sus misteriosas y convenientes desapariciones, sobre entrevistas con monseñores del Vaticano para discutir la creación de El Adán ( que increíblemente se mostraron mucho más cercanos a su pensar de lo imaginable ),
e incluír un argumentario digno de una novela policial, convirtiéndose en otro excelente e imperdible resúmen del conjunto de sus pensamientos.
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