Un equipo de académicos británicos está a punto de anunciar como primicia mundial un plan “de inspiración volcánica” que, por más delirante que suene, podría ser una solución, al menos parcial, al problema del calentamiento global.
El plan de geo-ingeniería consiste en enfriar artificialmente el planeta reflejando la luz del sol lejos del mismo.
¿Cómo piensan lograr esta hazaña? Luego de asegurar no haber fumado nada extraño, el grupo explicó que crearían un globo de helio del tamaño de un estadio de fútbol y lo dejarían suspendido
a unos 22 kilómetros sobre la Tierra, unido a ella por un tubo gigante, a través del cual se bombearían toneladas de partículas químicas reflectoras del sol ( como los sulfatos ) a la estratósfera. Esta devolución de los rayos solares al espacio enfriaría la tierra de la misma manera que ocurre cuando se producen erupciones volcánicas en la atmósfera.
El proyecto se llama 'Spice' y se realizarán pruebas a escala para analizar el comportamiento de la tecnología ideada: en un lugar secreto se hará flotar un globo mucho más pequeño que el que se aplicaría realmente en el proyecto, a un kilómetro por encima del piso para estudiar el impacto directamente en la atmósfera en lugar de recrear las condiciones en un laboratorio.
Antes de decidirse por el globo y la manguera, el equipo consideró otros métodos como el disparo de las partículas químicas a través de chimeneas gigantescas o misiles, pero se decidieron por el monstruoso dirigible ( que pesará como un buque de gran tamaño ) por ser más económico y permitir regular la inyección de partículas a voluntad, es decir, cantidad y velocidad.
"Se trata de un globo del mismo tamaño que el estadio de Wembley ", dijo Hugh Hunt, uno de los ingenieros participantes en el proyecto a la publicación británica The Guardian.
Las pruebas están previstas para octubre, y se espera que no tengan un impacto ambiental negativo, teoría con la cual no coinciden las organizaciones ecologistas, que creen que este despliegue puede ser potencialmente peligroso y afectar las precipitaciones y los cultivos.
La geoingeniería era vista en principio como un 'plan B' contra el cambio climático, que entraría en vigor si los acuerdos mundiales en la reducción de gases de efecto invernadero no prosperaban, pero dada la situación actual de tales tratativas, han pasado al primer plano, con la misma fuerza que la propia idiotez humana.
Sin embargo, este plan de desvío de la radiación solar no tendría ningún efecto sobre la disipación de la acumulación de CO2 en la atmósfera, que produce la acidificación de los mares, según la organización ecologista Amigos de la Tierra.
"La idea de bombeo de sulfatos en la atmósfera ha existido desde hace mucho tiempo y no es tan descabellada como el uso de grandes espejos en el espacio" opinó el jefe científico y político de la organización, Mike Childs.
«Nos hemos metido en un agujero y el agujero es cada vez más profundo – continuó Childs - pero la tecnología ha mejorado por lo que tenemos otras opciones para estudiar, como por ejemplo los árboles artificiales“ ( conocidos como treepods, que ya postearemos aparte ).
"Hay dos tipos de geo-ingeniería, uno es el tipo de manejo de la radiación solar, y la otra es la eliminación del carbono de la atmósfera para almacenarlo en algún lugar, quizá bajo tierra.”
"No apoyamos la gestión de la radiación solar porque simplemente no sabemos lo suficiente acerca de los riesgos."
La realidad es que los sistemas climáticos son increíblemente complejos y el hombre no es capaz de predecir las consecuencias de cambios artificiales como éste sobre otras manifestaciones naturales como los monzones y demás variantes violentas.
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