El satélite estadounidense UARS se estrelló contra la Tierra, como una simbólica advertencia a nuestra especie sobre tomar conciencia de la necesidad de desarrollar medidas serias con respecto a la limpieza de la basura espacial, pero no será el último objeto en caer sobre nuestras cabezas: el próximo en la fila es el telescopio alemán ROSAT, y según advirtieron los científicos, tendrá mayores posibilidades de impactar en lugares habitados y golpear a alguien.
Las autoridades espaciales europeas pensaban que el cascajo se quemaría por completo al penetrar la capa atmosférica de la Tierra, pero se percataron de haber incurrido en un error con tal pronóstico.
Ahora se estima que el aparato fuera de control, que estuvo girando alrededor de la Tierra durante 12 años y tiene un peso total de 2,4 toneladas, caería para fines de octubre, y además con mayor peligrosidad que la de los restos del UARS, ya que la probabilidad del UARS de causar muertes, heridas o daños era de 1 en 3.200 mientras el satélite alemán ostenta posibilidades de 1 en 2.000.
La empresa constructora del telescopio, DLR, estimó que unos 30 elementos ( entre ellos espejos termorresistentes elaborados para protegerlo de los rayos X ) con un peso total de 1.6 toneladas, sobrevivirían la entrada a la atmósfera y se estrellarán contra la superficie del planeta.
Al igual que con UARS, no se puede predecir fecha ni lugar de impacto del ROSAT, según advirtió un representante de la "ONU para Uso Pacífico del Espacio Ultraterrestre".
Por supuesto, esta nueva chatarra tampoco será el útlimo residuo espacial que nos caiga en la cabeza ya que el aumento de la actividad solar está acelerando el daño en otros objetos espaciales artificiales viejos y por ende su precipitación a tierra.
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