Si bien todavía se considera un proceso caro, complicado y lento, ya están sentadas las bases científicas necesarias para poder crear carne de vaca a partir de células madre, es decir, directamente del laboratorio a la góndola del supermercado.
Científicos de la Universidad de Maastricht, en los Países Bajos, se encuentran cultivando carne de laboratorio a base de células estaminales de vaca y de cerdo, que se alimentan con suero fetal, un subproducto derivado de los embriones bovinos.
Como resultado, se forman tiras del tejido, que se estiran diariamente para simular los esfuerzos que en condiciones normales provocan el crecimiento de los músculos, informa el periódico británico 'The Telegraph'. Sin embargo, la falta de sangre y hierro no permite al producto adquirir un aspecto similar al de un filete suculento. Los investigadores consideran que la solución a este problema podría estar en el suplemento de la mioglobina, una proteína rica en hierro.
Otro problema de la carne artificial consiste en que las células estaminales musculares del cerdo pueden dividirse sólo 20 ó 30 veces, después de lo cual el tejido deja de crecer. Sin embargo, sus colegas de la Universidad de Utrecht lograron mejorar los resultados, basando el experimento en otro tipo de células madre de los músculos de cerdo, las así llamadas células progenitoras, que pueden reproducirse hasta llegar a ser miles de millones en tan sólo unos meses.
Pero existe una dificultad añadida: la ley prohíbe a las personas probar carne cultivada en laboratorio, porque, siendo derivado del suero de embriones animales, el producto final podría ser dañino para la salud humana. Por eso otro grupo de científicos neerlandeses de la Universidad de Ámsterdam están desarrollando un sustituto artificial a base de una bacteria acuática.
Los estudios de producción de carne 'en probeta' se desarrollan desde los años 70 y si se logra perfeccionar a costos baratos, podría resolver el reto alimenticio de la creciente población mundial a la vez que contribuiría ecológicamente con un ahorro de agua y energía y una reducción en la emisión de gases con efecto invernadero, reutilizando tierras que no se destinarán a la ganadería, para, por ejemplo, plantar nuevos bosques.
También disminuiría notoriamente el sacrificio de animales y se le podrían agegar propiedades que sean benéficas para la salud a la vez que quitarles los efectos indeseados.
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