LA CIENCIA, UNA VEZ MÁS IGNORANTE
Un doble fósil de un reptil marino ha puesto en evidencia uno más de los innumerables furcios de la pretendida “ciencia” oficial, al demostrar sin sombra de dudas que un reptil marino prehistórico, el plesiosaurio, no se reproducía por huevos sino que daba a luz a sus crías vivas según un estudio estadounidense realizado a partir de un fósil de 78 millones de años que alberga un embrión en su interior y publicado en la revista Science.
Obviamente, la misma conclusión es extensible al resto de los dinosaurios cuyos cuerpos eran evidentemente no aptos para salir del agua y poner huevos en un nido, pero para que los denominados científicos oficiales lo reconozcan probablemente deberemos esperar otro siglo conforme a la muy comprobada y exhasperante lentitud neuronal que los caracteriza ( y a su incurable patología de ver sólo el árbol pero jamás el bosque ).
El ejemplar en cuestión ( un Polycotyius latippinus ) había sido descubierto en 1987 por Charles Bonner en el Rancho Bonner, situado en Kansas (EE UU), y conservado en el sector de dinosaurios del Museo de Historia Natural de los Ángeles ( tardaron 24!! años en llegar a la conclusión que aquí publicamos!! ).
El pleisosaurio es un reptil gigante, carnívoro y con cuatro aletas que abundaba durante la era Mesozoica.
La teoría de que los dinosaurios encubaban huevos en la tierra y se reproducían ovíparamente fue sostenida ( como de costumbre ) por la simple ausencia de pruebas en contrario, en una repetición de la típica patología humana que se niega a entender que las frases: “NO EXISTEN PRUEBAS DE LA PRESENCIA DE PLESIOSAURIOS” y “EXISTEN PRUEBAS DE LA AUSENCIA DE PLESIOSAURIOS”, NO SON!! lo mismo sinó todo lo contrario: EXPRESIONES OPUESTAS que exigen actitudes opuestas.
Previamente los científicos ya habían encontrado pruebas de reproducción vivípara en otros grupos de reptiles acuáticos del Mesozoico, pero esta es la primera hallada en un orden tan importante como el de los plesiosaurios.
El gran tamaño de la cría fosilizada encontrada hace presuponer que estos reptiles eran sociales y cuidaban de sus hijos, de un modo similar al de los delfines.
La criptozoología ( una rama de la ciencia que ha decidido pensar de manera nó enfermiza ) considera la posibilidad de que aún existan ejemplares vivos de este animal en las profundidades oceánicas, aunque en un número mucho más reducido que antes de la era cretácica, cuando las aguas del Océano Ártico y el Golfo de México penetraron en el continente y se unieron.
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