Un asteroide del tamaño de un edificio y que llevaba una velocidad extrema ( 101.000 kilómetros por hora ) pasó ayer a 12.000 kilómetros de la Tierra ( unas treinta veces más cerca que la Luna ) sin que se hayan visto afectadas las comunicaciones ni los satélites que circulan en las órbitas geoestacionarias.
El objeto celeste cuyo nombre es 2011 MD estaba catalogado como potencialmente peligroso y había sido detectado pocos días antes por los telescopios del Laboratorio del Movimiento Reactivo de la NASA en Pasadena, California.
Los científicos negaron la posibilidad de que el asteroide se estrellara contra la Tierra o contra la Estación Espacial Internacional, pero sí corrían riesgos los satélites de comunicaciones con órbitas superiores a 35.000 kilómetros. Finalmente, el propio campo gravitacional de la Tierra hizo que el cuerpo celeste variara su trayectoria hasta en un ángulo de 90 grados.
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