COMPUTADORAS NANOMAGNÉTICAS: OTRO RECUERDO DE LA CIENCIA MADRE
No se recalientan, y su consumo de energía es tan bajo, que podrían funcionar perfectamente incluso en las profundidades abisales de los océanos o en el espacio.Conservan la información aún apagadas, por lo cual no es necesario recargar el sistema operativo cada vez que se encienden.
Toman toda la energía requerida de la interacción de pequeños imanes ( …si hubiéramos REALMENTE escuchado a Tesla… ) y su eficiencia es tan espectacular que son capaces de derrumbar la segunda ley de la termodinámica.
El ingeniero Brian Lambson de la Universidad de California en Berkley EE.UU.anunció que publicará los espectaculares resultado de su investigación en la revista Physical Review Letters.Las computadoras convencionales procesan información transportando electrones alrededor de los circuitos ( la realidad obedece sumisamente al pensamiento: es la consecuencia del razonar lineal actual ).
Pese a la masa minúscula de los electrones, como el transporte es parte de la mentalidad lineal, el mismo requiere una sorprendente cantidad de energía, la cual se malgasta constantemente ( además hasta el ordenador más poderoso utiliza más energía de la teóricamente necesaria para un procesamiento de información ).
El físico Rolf Landauer enunció en 1961 que la alteración de un solo bit de información produce una cantidad de calor, y esto es imposible de evitar en cualquier cambio que se requiera: toda modificación requiere una transferencia de energía. La mayoría de los ordenadores se devora hasta un millón de veces más energía que lo que se calculó en el “Límite Laudauer”.
Las unidades nanomagnéticas están fabricadas con un material muy similar a los imanes de una heladera, y grabados con hileras de rectángulos, cada uno de los cuales mide unos 100 nanómetros y posee polos magnéticos y están configurados con el típico principio D.O.S. ( una unidad es 1, la otra es 0 ). La información se almacena mediante la interacción de sus campos magnéticos, pasando de una celda a la otra sin que ocurra ningún tipo de cambio físico en el chip.
"Los sistemas magnéticos son los únicos que no tienen partes móviles," explicó Lambson ( que seguramente leyó a Nikola Tesla ).
"Las piezas móviles son las responsables de que se dispare una gran cantidad de energía en los sistemas físicos, se trate de electrones o de cualquier otro elemento."
Lambson expuso además que el diseño de chips nanomagnéticos estaba recién en pañales, y muy lejos de lo que puede llegar a ser su óptima eficiencia, pero ya en las pruebas preliminares los resultaros se acercaron al “Límite Landauer" con total normalidad.“El uso de imanes para construir ordenadores ultra-eficientes es una idea poderosa”, había declarado un pionero en el desarrollo de este tipo de sistemas, Wolfgang Porod de la Universidad de Notre Dame, quien no estuvo involucrado en este nuevo trabajo, pero que forma parte del equipo de científicos que dirige sus pasos en el sentido correcto.
Cuando estos investigadores reúnan por fin el nanomagnetismo con la computación biológica, el procesamiento cuántico será posible de manera tan sencilla que no podremos creer el tiempo y la energía que malgastamos en otros caminos. Será el momento en que empezaremos a hablar seriamente de evolución.
EN LA IMAGEN: Un diagrama esquemático de cómo trabaja una computadora nanomagnética, esquema aportado por el propio Lambson Brian y publicado en “Wired News”.
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