Esta "kaiju" ( bestia extraña ) de ficción, es un ser marino que sufre una mutación debido a escapes de radioactividad en las profundidades oceánicas, y que una vez adulto emerge desde el Océano Pacífico llevando el caos y la destrucción a Tokio y a todo Japón. La moraleja es clara: el hombre es el creador de sus propios monstruos, quienes al igual que Frankestein, se vuelven hacia sus creadores llenos de odio y afán de destruírlos, como un reproche subconciente y arquetípico: ¿cómo fuiste capaz de crearme tan monstruoso?
Y finalmente, de este grupo de peces que no murieron, surgirá un subgrupo al cual la radiación afectará de tal forma su ADN, que generará múltiples e imprevisibles "mutaciones extrañas" en ellos mismos y en su descendencia, confirmado esto por José Rachlin, director del Laboratorio de la Escuela de Investigación Marina de Lehman, en la ciudad de Nueva York. José Rachlin , director del Laboratorio de la Escuela Marina de Lehman, en Nueva York., "Las mutaciones"- dice Rachlin - "son el principal problema como yo lo veo: la radiación altera la genética de los animales e interferiere con la reproducción."
A esto se suma el hecho de que el bombeo de agua nuclear se realizó en plena época de desove, y los huevos y larvas son especialmente sensibles a la radiación debido a que los átomos radioactivos pueden reemplazar otros átomos en el cuerpo, dando como resultado una alteración del ADN y mutaciones - y esto queremos dejarlo perfectamente en claro, porque es una realidad empírica - COMPLETAMENTE IMPREDECIBLES.
Nuestra ciencia no están ni lejanamente en condiciones de opinar sobre las consecuencias de estas alteraciones.Sólo puede informar sobre posibilidades estadísticas basadas en conocimientos extremadamente superficiales.
Tanto en el mar como en la tierra.Pero en el mar se achican aún más sus posibilidades ya que nuestra especie apenas conoce la epidermis del océano y permanece completamente ignorante con respecto a sus profundidades.
Con esto queremos decir que sí, que también está dentro de lo posible eso que Usted ya se está imaginando. Y nadie podrá decirnos con verdadera autoridad qué porcentajes de probabilidades debemos tener en cuenta.
La tendencia mayorítaria en estos casos mutantes es la muerte por propia deformidad, pero algunos sobreviven y otros no sólo eso, sinó que logran procrear y pasar las anomalías a la generación siguiente, quien a su vez las toma y no las copia simplemente, sinó que las modifica.
La única estadística aceptable es la que enuncia que la supervivencia de especies mutantes no consigue sobrevivir más de tres generaciones.
Rachlin piensa que las criaturas más sensibles serán las de cuerpo blando ( invertebrados ), como medusas, anémonas de mar y gusanos marinos. como las medusas, anémonas de mar y gusanos marinos, aunque no existe un patrón estadístico comprobado al respecto.
"La pérdida temporal de la capacidad reproductiva en los peces locales se compensarían con la inmigración de otros no afectados de zonas circundantes", agregó.
Pero esos peces inmigrantes serían también automáticamente contaminados con radiación en menor medida, y aquí se abre otro planteo inquietante para el cual la ciencia tampoco tiene respuesta: nadie puede asegurar que una radiación menos intensa provoque una mutación más benigna: su menor agresividad podría producir asociación genética en lugar de destrucción, y si bien nadie puede asegurar tampoco esto, una mutación asociada suena más peligrosa.
Otro tema que complica aún más las cosas es que las costas japonesas carecen de depredadores debido a la sobrepesca de los mismos. Los depredadores, al comer un gran volúmen de peces, podrían haber ayudado a disminuír la cantidad de especies radioactivas y lograr así una menor incidencia en la cadena alimentcia, aunque obviamente habrían recibido en carne propia las consecuencias de la radiación.
La radiación además llegó para quedarse en el mar de Japón, ya que si bien en el caso del yodo su vida media es de ocho días, el isótopo en cambio demora entre 30 y 50 años.
Esta contaminación incluirá todas las plantas irradiadas, en especial las algas, que también se incorporarán a la cadena alimenticia.
Y por si todo esto no fuese suficiente, el terremoto y el tsunami al devastar ciudades enteras en el noreste de Japón, lanzaron metales tóxicos como el plomo en el suelo y en el agua, como lo confirma el ecotoxicólogo Kendall Rony de la Universidad Texas.Estos metales tienden a asociarse con la radioactividad para suprimir el sistema inmunológico de los vertebrados, haciéndolos más vulnerables.
Por supuesto, todo científico consultado expresó que para conclusiones más contundentes deberían realizar un estudio en el lugar, midiendo la radiación real existente, ya que "la dósis hace el veneno", aún cuando reconocen que no existen estudios razonables sobre el efecto de la radioactividad en los ecosistemas marinos, siendo los únicos aceptables los provienentes de ensayos de armas nucleares en el Pacífico en los años 1950 y 1960.
Kendall concluyó irónica y genialmente:"Fukushima efectivamente no es Chernobyl, ya que no se podrá tapar con cemento el mar también".
LOS EFECTOS ATÓMICOS
Los efectos de la enfermedad por radiación y envenenamiento nuclear incluyen: cáncer, daños genéticos y reproductivos, daños hormonales, y bloqueo de la glándula tiroides ( por eso se pide a los japoneses que tomen yoduro de potasio, pero esto también es letal, ya que es otra peligrosa toxina que si bien actúa benéficamente sobre la tiroides, ataca otras partes del cuerpo humano ).
1 comentario:
mi dios.
gracias x la info....
pero fue muy O_O WOW..
fuerte para alguien q tiene 12
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