Desde el rodaje de ( para nosotros ) una de las mejores películas de todos los tiempos, El Abismo, el director de Avatar estableció para siempre un contacto con los secretos del océano profundo, y recuperó desde su interior esa magia de conocimiento instantáneo que provocan los recuerdos arquetípicos almacenados en nuestros genes como especie .Durante el rodaje de Titanic renovó en las profundidades la fascinante reencarnación de estos antiguos arcanos genéticos y descubrió, sumergiéndose personalmente, cómo puede descubrirse la luz debajo de la más absoluta oscuridad.Por eso, ahora está planeando filmar en esos ámbitos la secuela de Avatar, y para ello un equipo de ingenieros está en plena tarea de construír un batiscafo capaz de llegar hasta el fondo de la fosa de las Marianas ( el abismo Challenger ), en el Océano Pacífico, considerado el punto de mayor profundidad oceánico del mundo para capturar allí imágenes en 3 D para la película.El prototipo está siendo ensamblado en Australia y las pruebas de funcionamiento y seguridad practicados a la máquina están a punto de completarse.La inmersión será altamente peligrosa, tanto para el corazón de sus tripulantes como para los sistemas del vehículo, pero Cameron está convencido que valdrá la pena correr el riesgo.
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