Este fue hace 40 años atrás el caso del brillante científico inglés James Lovelock cuando presentó su Proyecto Gaia, el cual básicamente sostiene que el Planeta Tierra en su totalidad constituye un sistema que se autosustenta generando y re-generando permanentemente las condiciones más amables posibles para todos los seres vivos que lo habitan.
Lovelock se hizo particularmente eminente al inventar el detector de captura de electrones, aunque por haberlo hecho durante su estancia en la Universidad de Yale, debíó “ceder” bajo coacción los derechos a los Estados Unidos(*).
Este invento, barato y ultrasensible, sería capaz de percibir en el aire de Londres las partículas de un café que derramáramos en Argentina sobre una manta, unas dos semanas después del derrame. En la práctica, ha sido de tremenda utilidad para descubrir todo tipo de residuos contaminantes en la atmósfera terrestre, y determinante en la aplicación de una política ecológica medioambiental.
Lovelock había participado en el proyecto Viking de la NASA para estudiar las posibilidades de detección de vida en Marte, y allí fué que se vió forzado a corregir todo el proyecto al indicar que lo que se debería buscar en primer lugar es una reducción de la entropía ( desorden ) en la atmósfera, desarrollando un análisis que marcara qué condiciones pueden llevar a la vida, y es así como surge Gaia: Lovelock hace una especie de espejo de la situación y comienza a analizar La Tierra como si él la estuviera observando desde Marte.
Una atmósfera con baja entropía tiene demasiado oxígeno, o cualquier otro ordenamiento químico anormal, e indica la prescencia o sospecha de vida, porque es la vida la que altera el caos químico y lo ordena.
En cualquier planeta sin prescencia de vida, los gases de la atmósfera reaccionan los unos con los otros muy rápidamente. Sin embargo, la atmósfera de la Tierra ha permanecido estable durante mucho tiempo, aún contra toda lógica ( por ejemplo: si Ud.coloca sal en un balde con agua en el patio de su casa, la salinidad va aumentando rápida e indefectiblemente. Sin embargo, en nuestros océanos no ocurre, según Lovelock, porque eso destruiría automáticamente la vida en los mismos ).
Es decir, no es la vida la que se adapta a las condiciones hospitalarias de nuestro planeta, sinó que ella misma es la creadora de un órden químico-orgánico que le es propicio para su desarrollo y subsistencia.
FUNDAMENTOS DE SU TEORIA:
• La temperatura global de la superficie de la Tierra ha permanecido constante, a pesar del incremento en la energía proporcionada por el Sol.
• La composición atmosférica permanece constante, aunque debería ser inestable.
• La salinidad del océano permanece constante.
Ejemplos: Valores de gases atmosféricos en diversos planetas:
• CO2: Marte 95%, Venus 98%, Tierra (sin vida) 98%, Tierra (con vida) 0.03%.
• O2: Marte 0,13%, Venus trazas, Tierra (sin vida) trazas, Tierra (con vida) 21%.
Ahora, Lovelock, que siempre ha sido conocido por su intenso optimismo y por una postura para nada apocalíptica, reaparece como una especie de representante del lado oscuro de La Fuerza: su último libro, The Revenge of Gaia (La venganza de Gaia), nos dice que estamos inevitablemente expuestos a una catástrofe natural de enormes proporciones, y casi inmediata, de la cual, sin embargo sostiene que habrá sobrevivientes que podrán comenzar de nuevo.
Asevera que el tiempo preventivo ha sido desperdiciado y que ya no hay marcha atrás, que para 2050 o antes se habrán derretido los polos, se extinguirán ecosistemas completos, y casi toda la superficie habitable del planeta estará bajo las aguas.
Habrá éxodos desesperados y sangrientas guerras en todas las zonas aún habitables.Quedarán a lo sumo unos 500 millones de humanos viviendo en el Artico, que será la única zona tolerable al calor extremo que habrá entonces.
Ya no hay tiempo para buscar energías alternativas, ya no hay tiempo para absolutamente nada que pueda revertir el daño y sus consecuencias, a tal punto que en su libro deja instrucciones de cómo salvaguardar los principales conocimientos y avances de nuestra civilización para que puedan ser re-inventados por los eventuales sobrevivientes.
Para evitar lo que ahora es ya inevitable, deberíamos haber mirado a La Tierra como si estuviera viva, como lo hacían muchas civilizaciones y culturas , algunas aniquiladas por la codicia y la vanidad conquistadora de nuestra “civilización moderna”, Pero “deberíamos” es un tiempo verbal que ya no puede modificarse.
No hemos sido lo suficientemente inteligentes para hacernos cargo de la situación ambiental, por lo cual Gaia la toma, por así decir, a su cargo automáticamente.Es decir, es como en ámbitos humanos: se conmina a alguien y se le dá plazos para cumplir. Si no lo hace, El Estado asume la situación aplicando el poder de policía.
“Es como ir dentro de un bote y estar demasiado cerca de una catarata”-explica Lovelock- “por mucho que remes,no podrás evitar la caída. Ya no se pueden parar las fuerzas naturales que mueven el planeta. A veces pienso que estamos igual que en 1939, cuando todo el mundo sabía que iba a empezar una guerra mundial, pero nadie se daba por enterado.”
Opina que la comunidad científica casi en su totalidad conoce esta perspectiva, pero que todo aquél hombre de ciencia que esté empleado no puede opinar libremente sobre el tema, ya que sus empleadores suelen ser los principales detonantes de las tremendas condiciones actuales.
En un reportaje concedido a la BBC recientemente, puso el broche de oro a su preocupante incredulidad a cualquier intento coherente de reversión con estas palabras:
"Si el planeta se vá a salvar, se vá a salvar a sí mismo, como siempre.Así que lo mejor que podemos hacer es disfrutar de la vida mientras podamos”
(*) EL HIJO DEL PIRATA
Así relata Lovelock en un reportaje cómo fue privado de los derechos de autor del Detector de Captura de Electrones ( ECD ) :
–Lo que sucedió es que yo fui a Yale a trabajar durante unos meses en el departamento de medicina. Ya llevaba el ECD en la cabeza desde mucho antes, pero lo construí allí. Los de Yale dijeron: "Bueno, vamos a patentarlo; un tercio para Yale, otro para una agencia de patentes y otro tercio para ti". "Bueno –dije–, acepto." No soy ambicioso y no me importaba compartir la patente. Pero en cuanto registramos el ECD recibí una carta muy ruda del gobierno americano diciendo que ellos se quedaban con la patente. Me quedé atónito, pero entonces recibí una carta mucho más amable del decano de Medicina de Yale, en la que me pedía por favor que renunciara a mis derechos, porque estaban amenazando con cortarle la mitad del presupuesto al departamento. Así es que renuncié. Podría haber acudido a abogados y demás, pero todo eso cuesta dinero y yo no sabía si iba a poder recuperarlo. A decir verdad, por entonces yo no pensaba que el ECD fuera a ser una patente muy valiosa.
(…)no me gustaría que diera la imagen de que me siento frustrado o amargado por eso, por haber perdido la patente. No es algo que me haya preocupado. Mire, esto es el ECD (es un objeto del tamaño de un paquete de cigarrillos, unos cuantos hierros viejos clavados a una base de madera).(…) algo que cambie el mundo no tiene porqué ser grande (…)Y lo que me encanta es que lo fabriqué yo mismo. Fue muy divertido." Un grosso Don Lovelock, aunque en su último libro parezca más bien Lovecraft.
BIOGRAFIA DE JAMES LOVELOCK
Ha actuado como científico independente por más de cuarenta años. Es Honorary Visiting Fellow del Green College, Universidad de Oxford. Fue elegido miembro de la Royal Society en 1974 y como Acompañante de Honor de la Reina Elizabeth II en 2003. Además ha recibido premios internacionales por sus aportes medio ambientales: Premio Blue Planet, Volvo y la Medalla Wollaston de la Geological Society de Londres.
1 comentario:
me encanta la idea de lovelock y el exelente comentario hecho en este blog... DOBY.
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