Pese a las constantes advertencias médicas sobre lo perjudicial que puede resultar beber gaseosas ( incluso un consumo moderado puede alterar el metabolismo contribuyendo al aumento de peso ) dado su exceso de azúcar y su relación con el aumento de riesgo en las enfermedades cardíacas, hipertensión, inflamación de los vasos sanguíneos, hígado y páncreas, o insuficiencias hepáticas, desde 1985 a la fecha, se ha duplicado su consumo, que actualmente está en un promedio de 95 litros por persona al año.
Países como Venezuela, Hungría, Francia y Dinamarca ya han iniciado fuertes campañas para reducir su consumo, EE.UU.ha estado pidiendo a través de más de 100 organizaciones médicas y agrupaciones de consumidores al Director General del organismo sanitario de su país una investigación seria sobre la incidencia en la salud de las gaseosas y otras bebidas azucaradas, y Bolivia fue la más contundente al anunciar directamente la prohibición de Coca Cola en todos su territorio a partir del 21 de diciembre de este año ( aunque aquí haya sido una medida fundamentalmente política, por enfocarse exclusivamente en una empresa multinacional, y nó en todos los fabricantes de estas bebidas ).
Países como Venezuela, Hungría, Francia y Dinamarca ya han iniciado fuertes campañas para reducir su consumo, EE.UU.ha estado pidiendo a través de más de 100 organizaciones médicas y agrupaciones de consumidores al Director General del organismo sanitario de su país una investigación seria sobre la incidencia en la salud de las gaseosas y otras bebidas azucaradas, y Bolivia fue la más contundente al anunciar directamente la prohibición de Coca Cola en todos su territorio a partir del 21 de diciembre de este año ( aunque aquí haya sido una medida fundamentalmente política, por enfocarse exclusivamente en una empresa multinacional, y nó en todos los fabricantes de estas bebidas ).
Una reciente investigación realizada por la Universidad de Bangor y publicado en el European Journal of Nutrition, informó que los refrescos de hecho alteran el metabolismo, al hacer cambiar el azúcar que contienen el comportamiento de los genes de los músculos, y tal vez de manera permanente.
No sólo favorecen el aumento de peso, sinó que vuelven menos eficiente nuestro metabolismo haciéndolo menos capaz para lidiar con el aumento del azúcar en la sangre, y favoreciendo el riesgo de diabetes de tipo 2.
El director de esta investigación, el Doctor Hans-Peter Kubis, biólogo y experto en nutrición, declaró contundentemente que "Después de haber visto todas las pruebas y evidencias médicas, no volveré a tocar un refresco"."Creo que las bebidas con añadido de azúcar son, francamente, malísimas."
El estudio de Bangor es sólo el último de una larga serie de informes que advierten la relación entre los refrescos y graves problemas de salud, incluyendo la obesidad.
En los niños, el efecto es doblemente devastador, pues no sólo favorece la tendencia hacia la gordura sinó que crea un reflejo condicionado para preferir las bebidas dulces sin tener en cuenta sus conveniencias vitamínicas o calóricas, e inducen al consumo de alimentos altos en calorías y sal.
Una investigación llevada a cabo por la Universidad de Oregón, por ejemplo, demostró que los niños de entre tres y cinco años que recibieron refrescos azucarados rechazaron comer verduras crudas reclamando alimentos altos en calorías como los chips, lo cual no ocurrió cuando se les dió de beber agua.
Los alimentos azucarados y edulcorados crean una adicción similar al de las drogas en los niños, a tiempo que disparan respuestas corporales de rechazo hacia la vitamina y los minerales, además de aumentar el riesgo de erosión dental en un 252 por ciento ( las gaseosas son diez veces más corrosivas que los zumos de fruta debido a su alto contenido de ácido cítrico ).
Sin embargo, cabe destacar, para cerrar este post, que los jugos de fruta pueden ser igualmente peligrosos si están endulzados con azúcar líquido, que es el verdadero enemigo a combatir ( y no se trata de dejar de consumir bebidas dulces para siempre, sinó simplemente de devolverles una frecuencia ocasional original que nunca debieron perder ).
No sólo favorecen el aumento de peso, sinó que vuelven menos eficiente nuestro metabolismo haciéndolo menos capaz para lidiar con el aumento del azúcar en la sangre, y favoreciendo el riesgo de diabetes de tipo 2.
El director de esta investigación, el Doctor Hans-Peter Kubis, biólogo y experto en nutrición, declaró contundentemente que "Después de haber visto todas las pruebas y evidencias médicas, no volveré a tocar un refresco"."Creo que las bebidas con añadido de azúcar son, francamente, malísimas."
El estudio de Bangor es sólo el último de una larga serie de informes que advierten la relación entre los refrescos y graves problemas de salud, incluyendo la obesidad.
En los niños, el efecto es doblemente devastador, pues no sólo favorece la tendencia hacia la gordura sinó que crea un reflejo condicionado para preferir las bebidas dulces sin tener en cuenta sus conveniencias vitamínicas o calóricas, e inducen al consumo de alimentos altos en calorías y sal.
Una investigación llevada a cabo por la Universidad de Oregón, por ejemplo, demostró que los niños de entre tres y cinco años que recibieron refrescos azucarados rechazaron comer verduras crudas reclamando alimentos altos en calorías como los chips, lo cual no ocurrió cuando se les dió de beber agua.
Los alimentos azucarados y edulcorados crean una adicción similar al de las drogas en los niños, a tiempo que disparan respuestas corporales de rechazo hacia la vitamina y los minerales, además de aumentar el riesgo de erosión dental en un 252 por ciento ( las gaseosas son diez veces más corrosivas que los zumos de fruta debido a su alto contenido de ácido cítrico ).
Sin embargo, cabe destacar, para cerrar este post, que los jugos de fruta pueden ser igualmente peligrosos si están endulzados con azúcar líquido, que es el verdadero enemigo a combatir ( y no se trata de dejar de consumir bebidas dulces para siempre, sinó simplemente de devolverles una frecuencia ocasional original que nunca debieron perder ).