La controversia sobre la fabulosa performance de la nadadora china Ye Shiwen, de 16 años que ganó la medalla de oro, está abierta, y la polémica gira en torno a varios frentes: ¿Occidente simplemente sangra por la herida y busca excusas para no reconocer la inferioridad disciplinaria de su entrenamiento frente a los logros chinos, como lo han afirmado los propios ganadores del oro, o se trata de sospechas verdaderamente justificadas ?.
A decir verdad, por el momento parece haber un mayor porcentaje a favor de la primer opción: la sospecha sobre abuso de drogas fue descartada por el propio jefe del Comité Olímpico y la aparición de tendenciosas notas en las cuales se intenta hacer aparecer los entrenamientos en China como siniestros e inhumanos vuelve a otorgar más puntos a China que a Occidente.
Los entrenamientos en el país asiático son, y siempre lo han sido, uno de los más rigurosos del mundo, pero de allí a cubrirlos de ignominia hay una gran diferencia: cuando, por ejemplo, Occidente muestra los rígidos entrenamientos militares de sus tropas, lo hace ensalzándolos pese a ser evidentemente extremos, mientras que cuando es esfuerzo llega desde China parece cambiar automáticamente el color del prisma. Inaceptable, manipualdo, y discriminatorio.Más puntos para China.
Ahora, se ha agregado otra especulación occidental que, de ser cierta, sería una real amenaza para la competencia honesta: la mejora genética de los atletas.
A partir del descubrimiento en 2003 del mapa genético, la alteración genética de músculos y tendones, es técnicamente posible ( de hecho ya se está utilizando medicinalmente como terapia génica para el tratamiento de enfermedades como la fibrósis quística ), y potenciaría el transporte de oxígeno en quien haya sido tratado, aunque obviamente sería éticamente inaceptable en competencia, además de las implicaciones humanas subyacentes.
El presidente del grupo de Genética de la World Anti-Doping Agency, Dr.Ted Friedmann, aseguró al respecto que no estaría sorprendido en absoluto si la mejora genética estuviera siendo utilizada en secreto por algunos competidores ( "la tecnología está madura para el abuso"-dijo ), aunque por ahora no existen maneras de detectar un "dopaje genético", siendo lo más cercano lo que se llama "pasaporte genético", pero éste se basa principalmente en la detección de variaciones hormonales bruscas, que en un "dopaje genético" no se producirían.
En 2005, Ronald Evans, un experto en hormonas del Instituto Salk de Estudios Biológicos en La Jolla, California, EE.UU., demostró cómo la modificación genética aumentaba la potencia atlética de sus ratones, que podían correr una hora más que los otros y resistían al aumento de peso sin importar con qué fueran alimentados.
En 2005, Ronald Evans, un experto en hormonas del Instituto Salk de Estudios Biológicos en La Jolla, California, EE.UU., demostró cómo la modificación genética aumentaba la potencia atlética de sus ratones, que podían correr una hora más que los otros y resistían al aumento de peso sin importar con qué fueran alimentados.
A través de la historia deportiva, siempre que ha surgido alguna ventaja química indetectable, se ha tratado en secreto de aprovecharse de ella, como luego, muchos años después, han confesado los propios atletas involucrados ( como ocurriera con el dóping tradicional en el fútbol mundial hasta que se encontró la manera de detectarlo ).
Además, el dopaje sólo comenzó a considerarse antideportivo luego de la Primera Guerra Mundial, y en los idílicos juegos de la antigüa Grecia ya se utilizaban.
Ye Shiwen superó sus mejores tiempos personales dramáticamente en los últimos días, y eso es por ahora lo único que se puede invocar para validar sospechas en sus métodos para ganar el oro olímpico, pero si hizo trampa, también habrá que considerar que hasta ahora las mismas han sido indemostrables, y mientras tanto, hay que otorgarle el sincero y amplio respeto que se le debe a alguien capaz de superarse ampliamente a sí mismo y también a la eficiencia de sus entrenadores.
Además, el dopaje sólo comenzó a considerarse antideportivo luego de la Primera Guerra Mundial, y en los idílicos juegos de la antigüa Grecia ya se utilizaban.
Ye Shiwen superó sus mejores tiempos personales dramáticamente en los últimos días, y eso es por ahora lo único que se puede invocar para validar sospechas en sus métodos para ganar el oro olímpico, pero si hizo trampa, también habrá que considerar que hasta ahora las mismas han sido indemostrables, y mientras tanto, hay que otorgarle el sincero y amplio respeto que se le debe a alguien capaz de superarse ampliamente a sí mismo y también a la eficiencia de sus entrenadores.
Igualmente, y sin rasgarse las vestiduras, habrá que reconocer que la estimulación genética es posible aunque aún demasiado incipiente como para provocar rendimientos físicos muy por sobre el promedio, y considerar la aplicación de esas técnicas en Ye Shiwen significaría el reconocimiento de una fabulosa ventaja china sobre Occidente, esta vez nó deportiva, sinó en avances genéticos.
1 comentario:
El deporte debe ser un saludable complemento físico y emocional, nunca un objeto como sucede con la mercantilización de la competencia.
Ediciones Agua Clara
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