Descubiertas casualmente a mediados de los años ochenta del pasado siglo XX en las proximidades de la isla japonesa de Yonaguni, sus sorprendentes formas configuran un extraño complejo piramidal escalonado de poco más de veinte metros de altura, donde se perfilan gran cantidad de calles, avenidas, columnas y escaleras, todas ellas perfectamente alineadas y que evidencian haber sido talladas por la mano del hombre en algún momento de la historia.
Aunque parezca mentira, seres aparentemente humanos, con intelecto, y con diplomas otorgados por prestigiosos organismos de enseñanza mundiales ( ¡muchísimos de ellos! ), que trabajan en su vida diaria como supuestos geólogos e historiadores, y que vieron estas mismas fotos que estamos observando Usted y yo, concluyeron sin siquiera pestañear ni ponerse colorados que todas estas estructuras submarinas eran (¡indudablemente! remarcaron ) de origen completamente natural.
Aquí vá su explicación ( por obligación periodística, debemos publicarlo, no sin antes advertir a nuestros lectores que las declaraciones contienen imágenes mentales que pueden ser dañinas a personas impresionables, o alérgicos a la estupidez ):
Que la totalidad de dicha estructura está realizada sobre una sola gran roca, no apreciándose en ningún momento la presencia de bloques o mampostería, y su ubicación en un área de alto nivel sismológico unido a la composición y tipo de roca, facilitaría la estratificación y fractura lineal de las mismas en formas muy regulares y homogéneas, y que al ser cubiertas por organismos marinos tales como algas y corales, darían aun más la impresión de quienes las observan, de ser estructuras artificiales. Sí señor. Y lo firmaron.
Bien. Ahora pasemos a las cosas serias: Yonaguni, junto con otros vestigios submarinos localizados en las inmediaciones, no son más que la punta del iceberg de los restos de una antiquísima civilización desaparecida hace muchos miles de años.
Ya en 1.996 en las proximidades de la isla de Okinawa, cerca de la ciudad costera de Naha, a unos doce metros de profundidad habían sido localizadas una larga pared y una gran plataforma pétrea, formadas por una gran cantidad de bloques cortados y tallados, estando perfectamente
unidos entre sí, y a los que los mismos geólogos e historiadores que negaron la naturaleza artificial de Yonaguni, fueron incapaces de explicar, porque lamentablemente no lograron fotografiar o filmar ningún alga o coral mientras efectuaban su trabajo de tallado natural.
Frente a las costas de Okinawa e islas del archipiélago Ryikui existen en total siete emplazamientos submarinos descubiertos hasta ahora, aunque ninguno como Yonaguni, que parecía ser el centro mismo de una poderosa ciudad ancestral.
Un fuerte terremoto que afectó toda el área de esta pequeña isla japonesa de apenas diez kilómetros de largo y cuatro de ancho, dejó al descubierto nuevas formas y estructuras junto a las ya existentes que hasta el momento habían pasado desapercibidas, de una enorme semejanza con las antiguas construcciones mesopotámicas conocidas con el nombre de zigurats, o con las estructuras piramidales de Egipto, Perú, México y otros lugares del mundo.
Sería muy interesante si pudiera realizarse un nuevo relevamiento submarino ahora, luego del gigantesco movimiento sísimico registrado el 11 de marzo próximo pasado, ya que probablemente nos encontraríamos con nuevas sorpresas al descubierto.
Yonaguni, tiene en la actualidad unos cincuenta metros de largo en dirección Este-Oeste por unos veinte metros de ancho en dirección Norte-Sur y se ha calculado su antigüedad en aproximadamente 12.000 años. Apenas cinco metros de distancia separan la superficie del mar
de la cúspide del “monumento” ( como es llamado en Japón ), teniendo que descender hasta los veinticinco metros para alcanzar su base. La cara Sur es la que más llama la atención de sus visitantes, al estar formada por numerosas terrazas escalonadas.
Su presencia es una confirmación más de la existencia de una antigua civilización globalizada y luego perdida en la niebla de los tiempos, como lo fueron las míticas Atlántida, Lemuria o Mu, impulsoras de las primeras grandes civilizaciones conocidas por el hombre moderno, y cuyos
intentos actuales por ubicarlas geográficamente son inútiles, ya que no eran ni una ni dos ni tres, eran 52 enormes centros energéticos mundiales muchos de los cuales luego de las catástrofes planetarias de la antigüedad quedaron sumergidos debido a la elevación del nivel de los mares.
Muchas de las que nosotros conocemos actualmente como islas son simplemente las cumbres de inmensos territorios hoy bajo las aguas: Japón, Gran Bretaña, Malvinas, Cuba, Mgadascar, Indonesia, Nueva Guinea, y en fin: imposible nombrarlas a todas.
1 comentario:
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