Esta criatura única fue descubierta por biólogos brasileños en las profundidades del río Madeira, el principal afluente sur del río Amazonas.
Se trata de un anfibio gimnofione de un metro de largo del cual se descubrieron 6 ejemplares y pertenecen a una especie que previamente era totalmente desconocida del género atretochoana eiselti.
Fue encontrada por biólogos de Santo Antonio Energía, una compañía que construía una represa hidroeléctrica en el lugar, mientras estudiaban un trecho del río vaciado durante las labores de edificación.
Se las apodó como serpientes blandas, y no poseen pulmones ( respiran a través de la piel ), extremidades ni ojos, y curiosamente se asemejan a un pene humano.
Curiosamente, no es un reptil, y en realidad es más cercana a la familia de las ranas y las salamandras.
Los científicos creen que se alimentan de parásitos y peces y gusanos pequeños.
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