Un grupo de físicos del Instituto de Óptica Cuántica de la Universidad de Viena ha conseguido entrelazar partículas con otras incluso después de que las originales han sido destruídas, es decir, lograron cambiar, desde el presente, un evento del pasado.
En física cuántica, esta teoría fue enunciada hace ya doce años, pero jamás se había conseguido llevarla a la práctica hasta ahora y se trata del entrelazamiento entre dos partículas subatómicas que se produce y mantiene sin importar la distancia entre una y la otra, propiedad que se mantiene incluso ante cualquier cambio que se produzca en cualquiera de ambas afectando automática y simultáneamente a la otra.
Einsetin se refirió al efecto como "acción fantasmal a distancia" y ha sido comprobado en varias ocasiones, pero ahora los físicos vieneses llegaron más allá, logrando entrelazar partículas aún después de modificadas o destruídas, es decir, consiguieron que acciones llevadas a cabo en el futuro ejerzan influencia sobre eventos del pasado.
Se entrelazó dos parejas de dos fotones: una pareja fue enviada a un destino y los dos fotones de la otra pareja, a diferentes destinos.
A continuación se entrelazó la pareja que se encontraba en un solo destino, lo que provocó automáticamente el entrelazamiento de la otra pareja que se encontraba en distintos destinos, y este último se produjo incluso luego de haberse modificado o incluso destruído sus propios fotones.
Anton Zellinger, coautor del experimento, cree que este trabajo sentará las bases para lograr el santo grial de las comunicaciones ultrarrápidas entre computadoras cuánticas, y dice que “lo realmente fantástico es que esa decisión de entrelazar los dos fotones puede ser tomada en un momento muy posterior, incluso cuando los otros fotones podrían haber dejado de existir”.
Las partículas que intervinieron en este experimento se entrelazaron enviándolas hacia un cristal cuya mitad es un espejo cuyo cristal refleja el 50% de los fotones incidentes y permite pasar los restantes.
Si solo se envían dos fotones y uno atraviesa el cristal mientras el otro es reflejado, cada uno de ellos “pierde su identidad” y queda entrelazado con el otro.
En una lejana época, la electricidad se manifestaba ante nuestros ojos en cada tormenta y fenómeno físico relacionado, y nosotros la mirábamos sin ver que estábamos ante la presencia de una formidable energía que podía utilizarse para nuestro provecho, hasta que en 1831 Faraday descubrió la forma de producir electricidad por inducción mecánica.
De la misma manera, en este experimento el poder de la física cuántica se manifiesta ante los científicos como antes lo hacían los rayos y las centellas, y aunque todavía no puedan verlo contundentemente, indican un potencial que, cuando logre ser encauzado y utilizado correctamente, nos hará comprender el mundo de una manera totalmente nueva.
En física cuántica, esta teoría fue enunciada hace ya doce años, pero jamás se había conseguido llevarla a la práctica hasta ahora y se trata del entrelazamiento entre dos partículas subatómicas que se produce y mantiene sin importar la distancia entre una y la otra, propiedad que se mantiene incluso ante cualquier cambio que se produzca en cualquiera de ambas afectando automática y simultáneamente a la otra.
Einsetin se refirió al efecto como "acción fantasmal a distancia" y ha sido comprobado en varias ocasiones, pero ahora los físicos vieneses llegaron más allá, logrando entrelazar partículas aún después de modificadas o destruídas, es decir, consiguieron que acciones llevadas a cabo en el futuro ejerzan influencia sobre eventos del pasado.
Se entrelazó dos parejas de dos fotones: una pareja fue enviada a un destino y los dos fotones de la otra pareja, a diferentes destinos.
A continuación se entrelazó la pareja que se encontraba en un solo destino, lo que provocó automáticamente el entrelazamiento de la otra pareja que se encontraba en distintos destinos, y este último se produjo incluso luego de haberse modificado o incluso destruído sus propios fotones.
Anton Zellinger, coautor del experimento, cree que este trabajo sentará las bases para lograr el santo grial de las comunicaciones ultrarrápidas entre computadoras cuánticas, y dice que “lo realmente fantástico es que esa decisión de entrelazar los dos fotones puede ser tomada en un momento muy posterior, incluso cuando los otros fotones podrían haber dejado de existir”.
Las partículas que intervinieron en este experimento se entrelazaron enviándolas hacia un cristal cuya mitad es un espejo cuyo cristal refleja el 50% de los fotones incidentes y permite pasar los restantes.
Si solo se envían dos fotones y uno atraviesa el cristal mientras el otro es reflejado, cada uno de ellos “pierde su identidad” y queda entrelazado con el otro.
En una lejana época, la electricidad se manifestaba ante nuestros ojos en cada tormenta y fenómeno físico relacionado, y nosotros la mirábamos sin ver que estábamos ante la presencia de una formidable energía que podía utilizarse para nuestro provecho, hasta que en 1831 Faraday descubrió la forma de producir electricidad por inducción mecánica.
De la misma manera, en este experimento el poder de la física cuántica se manifiesta ante los científicos como antes lo hacían los rayos y las centellas, y aunque todavía no puedan verlo contundentemente, indican un potencial que, cuando logre ser encauzado y utilizado correctamente, nos hará comprender el mundo de una manera totalmente nueva.
1 comentario:
El tiempo es la percepción cerebral del movimiento del espacio en una 4ª dimensión energética, también llamada "eter" o energía oscura. En este sentido el pasado no puede ser cambiado.
"La Máquina del tiempo y la historia fractal" es un resumen de las teorías más actuales sobre la naturaleza del tiempo y de su posible manipulación.
http://www.verfractal.es/2013/01/la-maquina-del-tiempo-y-la-historia.html
Un saludo.
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