Existen en el planeta Tierra, cuatro enormes ámbitos que esconden los mayores secretos y misterios de sofisticadas civilizaciones ancestrales que nos siguen siendo totalmente desconocidas: los desiertos, los océanos, los hielos eternos y El Amazonas.
Sumergidas bajo las aguas, bajo los hielos, bajo las arenas y bajo densas vegetaciones se encuentran la mayoría de las pruebas de la existencia de una prehistoria muy diferente a la que se puede encontrar en los libros de texto ortodoxos y que, por ahora, permite continuar levantando monumentos de impostura y bibliotecas de mentiras.
Sumergidas bajo las aguas, bajo los hielos, bajo las arenas y bajo densas vegetaciones se encuentran la mayoría de las pruebas de la existencia de una prehistoria muy diferente a la que se puede encontrar en los libros de texto ortodoxos y que, por ahora, permite continuar levantando monumentos de impostura y bibliotecas de mentiras.
Salvo que existan tritones y sirenas, nadie puede dar testimonio directo desde el fondo del mar, pero sí pueden hacerlo desde los hielos, desde los desiertos y desde la Amazonia, y desde esta última traeremos precisamente en este post las memorias de una antiquísima tribu indígena llamada kayapó, asentada en el Estado de Pará, que parece conservar un recuerdo ancestral de aquellos tiempos remotos: Bep Kororoti, que en lengua kayapó, significa "Vengo del Universo" o "Guerrero del Universo".
En el pasado, hace 25.000 años, este dios bajó del cielo para vivir entre los kayapó, enseñándole sus artes y su ciencia antes de retornar a su hogar, ascendiendo a los cielos entre las llamas de un impresionante fuego.
Bep Kororoti vestía una especie de extraño vestido que lo cubría completamente, se acompañaba con una especie de bastón del que surgían flechas con las que podía matar a su antojo, y también era capaz de reducir a cenizas a todo aquél que lo tocara.
Los kayapú celebran anualmente una fiesta ritual por la llegada de los dioses, y en ella un sacerdote hace el papel de Bep Kroroti.
La similitud de su indumentaria con la de un astronauta es más que evidente.
La simbología kayapó destroza cualquier intento de especulación sobre una supuesta "asimilación cultural", ya que su rito viene siendo documentado desde 1884, casi 80 años antes de que comenzaran los viajes espaciales de rusos y norteamericanos en los años 60, introduciendo así elementos tecnológicos impensados en una sociedad que vive, aún hoy, a años luz de los conceptos que nosotros entendemos por civilización.
Otro erudito que los estudió, Joao Americo Peret , publicó una serie de fotografías de los nativos en ropa ritual en 1952, también una década previa al inicio de la carrera espacial, y aseveró que esta vestimenta venía siendo utilizada para ocasiones festivas desde tiempos inmemoriales.
Otro erudito que los estudió, Joao Americo Peret , publicó una serie de fotografías de los nativos en ropa ritual en 1952, también una década previa al inicio de la carrera espacial, y aseveró que esta vestimenta venía siendo utilizada para ocasiones festivas desde tiempos inmemoriales.
LA VESTIMENTA DE BEP KOROTI, FOTOGRAFIADA POR EL CIENTÍFICO KARL VON DEN STEINEN EN SU EXPEDICIÓN AL AMAZONAS DE 1884
Además, los ritos y objetos que utilizan en sus ceremonias los kayapó ( como ocurre con las tradiciones de todos los pueblos aborígenes preexistentes ), apuntan a algún tipo de conexión con el universo: hombres y mujeres emplumados de la cabeza a los pies, para verse como pájaros que se elevan hacia el cosmos, e innumerables máscaras con bifurcaciones que brotan de ellas como antenas ( a nuestro entender, las antenas son la explicación tecnológica de los "cuernos" de los que están dotados casi todos los "dioses" antigüos, y ya escribiremos algún post más específico sobre esta simbología recurrente de cuernos=dios ).
Joao Americo Peret fue el primer erudito que entrevistó a un viejo consejero de la tribu, que llevaba el título de Gway Baba , el sabio, para que le relatara detalles de la ancestral leyenda, y éste contó que el pueblo Kayapó vivía en una sabana grande, muy lejos de su actual ubicación, desde donde se podía ver una sierra de nombre Pukato Ti, y fue desde allí que un día, descendiendo de las estrellas custodiadas por Memi Keniti, su guardián eterno, llegó por primera vez al pueblo Bep Kororoti, vistiendo un "bo" ( el traje de paja que intenta la tribu reproducir en sus ceremonias ) que lo cubría de la cabeza a los pies, y portando un "kop", un arma de trueno, en la mano, con la cual podía destruír árboles y piedras.
Todo el mundo en el pueblo se aterrorizó y primero los hombres trataron de proteger a sus mujeres y niños luchando contra el intruso, pero sus armas fueron demasiado débiles y todos los que tocaron a Bep Kororoti se convirtieron en polvo, lo cual motivó la huída masiva de la aterrorizada tribu hacia el monte.
Sin embargo, luego de varias escaramuzas, los indígenas se fueron convenciendo de que Bep Kororoti no deseaba hacerles ningún daño, al notar en él expresiones y actitudes de afecto y una blancura resplandeciente en su piel, y se hicieron sus amigos.
Bep Kororoti aprendió rápidamente a utilizar sus armas y sus técnicas de caza y pronto superó en destreza y valentía a todos los del pueblo.
Luego, tomó una joven doncella como esposa y le engendró hijos y una hija a quien llamaron Nio Pouti.
Bep Kororoti era más inteligente que los demás por lo que comenzó a instruirlos en cuestiones desconocidas, como la construcción de moradas ( Obi Ng ), mejoras en las armas, agricultura y ganadería que hicieron el trabajo y la vida más fácil para todos.
También fue el fundador de la" cámara grande" , una especie de "mesa redonda" en la cual se discutían las necesidades de la tribu.
Cuando la caza era difícil, Bep Kororoti ulilizaba su 'kop' y mataba a los animales sin dañarlos, y nunca aceptó un tratamiento preferencial en el reparto, tomando siempre sólo lo que era esencial para alimentar a su familia.
Luego se relata una época oscura de Bel Kororoti, en la cual cambió su comportamiento ( ¿nostalgia? ), manteniendose aislado en su cabaña, o yéndose a las montañas de Pukato Ti a meditar.
Un día, siguiendo su misterioso anhelo interior, se llevó a toda su familia ( menos a su hija Nio Pouti, que no se encontraba en el poblado ) y no regresó por varios días, y cuando lo hizo volvió descontrolado y gritando, con su cuerpo temblando, y nadie pudo lograr calmarlo.
No atacó a los guerreros, pero todos los que intentaron sujetarlo fueron repelidos por una misteriosa fuerza, que, sin embargo, no los mataba y sólo los aturdía.
Cuando intentó abandonar el poblado, fue perseguido por los guerreros, y entonces hizo algo que dejó a todos sin habla: con su 'kop' destruyó todo lo que estaba cerca de él: árboles, frutos silvestres, vegetación y todo ser viviente fue convertido en polvo.
De repente, se escuchó un tremendo estruendo que sacudió a toda la región y Bep Kororoti desapareció en el aire, rodeado de nubes de fuego, humo y truenos.
Nio Pouti, la hija celestial de Bep Kororoti, que se había casado con un guerrero y dio a luz un hijo, le dijo a su marido que ella sabía dónde encontrar comida ( la destrucción de Bep Kororoti había sido tal que la tribu estaba pasando una curel hambruna ) pero que tendría que seguirla a las montañas de Pukato Ti.
Así lo hicieron y una vez allí Nio Pouti se sentó bajo un "árbol especial", el Baba Mem Kent Kre con su hijo en el regazo y le pidió a su marido que doble las ramas del árbol hacia abajo hasta que sus puntas tocaran el suelo.
Su esposo lo hizo y al momento en que el contacto tuvo lugar, hubo una gran explosión y la mujer desapareció junto con el árbol entre nubes, truenos y relámpagos.
Su marido esperó durante días y cuando ya hbía perdido su valor y estaba casi muriendo de hambre, escuchó un golpe y vió que el árbol y su mujer estaban de nuevo allí, acompañados por Bep Kororoti y grandes cestos llenos de alimentos, que él no conocía y nunca había visto.
El hombre celestial le volvió a pedir al cazador que doblara las ramas hacia la tierra, y, junto con una nueva explosión, desapareció en el aire.
Nio Pouti explicó que las instrucciones de su padre eran que todos debían emigrar, que conservaran las semillas de esos alimentos, y las plantaran antes de las épocas lluviosas para volver a disfrutar de sus frutos todos los años.
Así fue como comenzó la agricultura en el pueblo Kayapó, que previamente se trasladó a Pukato Ti y allí vivió en paz.
Tan antigua como la leyenda es el traje espacial de paja que los indios usan en memoria de la aparición de Bep Kororoti, que dejó una huella profunda en la comunidad y fue narrada de padres a hijos por milenios, durante los cuales obviamente - y como ocurre con todas las manifestaciones de la especie humana - se fue mezclando con mitos y adornos religiosos hechos con la mejor intención pero fatalmente distorsivos.
No obstante, esa no es razón para desacreditar las raíces de esta ancestral leyenda y atribuírla a un simple cuento para niños.
En el relato, aún distorsionado y "decorado", subyace un hecho real, la visita de un humanoide con amplios conocimientos, con su traje espacial (bo), su rifle laser (kop), un vehículo de transporte estruendoso y poderoso, y tal vez hasta algún tipo de puerta dimensional o temporal.
Además, la ingenuidad evolutiva que ha conservado esta tribu le otorga a la historia un mayor grado de pureza y menos degeneración, superstición, ignorancia y perversión de la que pueden contener sus miles de equivalentes diseminados por el mundo.
Si este ser con traje de astronauta procedía del espacio, de otra dimensión, o era un humano desplazándose desde el futuro, es algo que tal vez nunca sabremos.
Su fisiología le permitía engendrar hijos con humanos, sus atuendos eran futuristas y a la vez "demasiado humanos" ( ¿qué posibilidades hay de que otra especie que haya evolucionado cultural, tecnológica e incluso físicamente desde otras bases, genere una estética espacial tan parecida a la humana?..salvo, claro, que se tratase de nuestros padres... ) y su interés por relacionarse amistosamente parecía perseguir fines similares a las experiencias que hoy realizamos nosotros con otras especies como los monos o los delfines.
Aún nos falta un largo camino de recuperación de nuestra visión holística para, a través de ella, tratar de interpretar acontecimientos como éste sin depender tanto de la simetría o asimetría de sus generadores.
Mientras tanto, continuaremos tratando de alcanzar conclusiones que posean diversos grados de probabilidad para obtener una guía razonable, lo menos viciosa posible, y equidistante de la medusa de las certezas.
Joao Americo Peret fue el primer erudito que entrevistó a un viejo consejero de la tribu, que llevaba el título de Gway Baba , el sabio, para que le relatara detalles de la ancestral leyenda, y éste contó que el pueblo Kayapó vivía en una sabana grande, muy lejos de su actual ubicación, desde donde se podía ver una sierra de nombre Pukato Ti, y fue desde allí que un día, descendiendo de las estrellas custodiadas por Memi Keniti, su guardián eterno, llegó por primera vez al pueblo Bep Kororoti, vistiendo un "bo" ( el traje de paja que intenta la tribu reproducir en sus ceremonias ) que lo cubría de la cabeza a los pies, y portando un "kop", un arma de trueno, en la mano, con la cual podía destruír árboles y piedras.
Todo el mundo en el pueblo se aterrorizó y primero los hombres trataron de proteger a sus mujeres y niños luchando contra el intruso, pero sus armas fueron demasiado débiles y todos los que tocaron a Bep Kororoti se convirtieron en polvo, lo cual motivó la huída masiva de la aterrorizada tribu hacia el monte.
Sin embargo, luego de varias escaramuzas, los indígenas se fueron convenciendo de que Bep Kororoti no deseaba hacerles ningún daño, al notar en él expresiones y actitudes de afecto y una blancura resplandeciente en su piel, y se hicieron sus amigos.
Bep Kororoti aprendió rápidamente a utilizar sus armas y sus técnicas de caza y pronto superó en destreza y valentía a todos los del pueblo.
Luego, tomó una joven doncella como esposa y le engendró hijos y una hija a quien llamaron Nio Pouti.
Bep Kororoti era más inteligente que los demás por lo que comenzó a instruirlos en cuestiones desconocidas, como la construcción de moradas ( Obi Ng ), mejoras en las armas, agricultura y ganadería que hicieron el trabajo y la vida más fácil para todos.
También fue el fundador de la" cámara grande" , una especie de "mesa redonda" en la cual se discutían las necesidades de la tribu.
Cuando la caza era difícil, Bep Kororoti ulilizaba su 'kop' y mataba a los animales sin dañarlos, y nunca aceptó un tratamiento preferencial en el reparto, tomando siempre sólo lo que era esencial para alimentar a su familia.
Luego se relata una época oscura de Bel Kororoti, en la cual cambió su comportamiento ( ¿nostalgia? ), manteniendose aislado en su cabaña, o yéndose a las montañas de Pukato Ti a meditar.
Un día, siguiendo su misterioso anhelo interior, se llevó a toda su familia ( menos a su hija Nio Pouti, que no se encontraba en el poblado ) y no regresó por varios días, y cuando lo hizo volvió descontrolado y gritando, con su cuerpo temblando, y nadie pudo lograr calmarlo.
No atacó a los guerreros, pero todos los que intentaron sujetarlo fueron repelidos por una misteriosa fuerza, que, sin embargo, no los mataba y sólo los aturdía.
Cuando intentó abandonar el poblado, fue perseguido por los guerreros, y entonces hizo algo que dejó a todos sin habla: con su 'kop' destruyó todo lo que estaba cerca de él: árboles, frutos silvestres, vegetación y todo ser viviente fue convertido en polvo.
De repente, se escuchó un tremendo estruendo que sacudió a toda la región y Bep Kororoti desapareció en el aire, rodeado de nubes de fuego, humo y truenos.
Nio Pouti, la hija celestial de Bep Kororoti, que se había casado con un guerrero y dio a luz un hijo, le dijo a su marido que ella sabía dónde encontrar comida ( la destrucción de Bep Kororoti había sido tal que la tribu estaba pasando una curel hambruna ) pero que tendría que seguirla a las montañas de Pukato Ti.
Así lo hicieron y una vez allí Nio Pouti se sentó bajo un "árbol especial", el Baba Mem Kent Kre con su hijo en el regazo y le pidió a su marido que doble las ramas del árbol hacia abajo hasta que sus puntas tocaran el suelo.
Su esposo lo hizo y al momento en que el contacto tuvo lugar, hubo una gran explosión y la mujer desapareció junto con el árbol entre nubes, truenos y relámpagos.
Su marido esperó durante días y cuando ya hbía perdido su valor y estaba casi muriendo de hambre, escuchó un golpe y vió que el árbol y su mujer estaban de nuevo allí, acompañados por Bep Kororoti y grandes cestos llenos de alimentos, que él no conocía y nunca había visto.
El hombre celestial le volvió a pedir al cazador que doblara las ramas hacia la tierra, y, junto con una nueva explosión, desapareció en el aire.
Nio Pouti explicó que las instrucciones de su padre eran que todos debían emigrar, que conservaran las semillas de esos alimentos, y las plantaran antes de las épocas lluviosas para volver a disfrutar de sus frutos todos los años.
Así fue como comenzó la agricultura en el pueblo Kayapó, que previamente se trasladó a Pukato Ti y allí vivió en paz.
Tan antigua como la leyenda es el traje espacial de paja que los indios usan en memoria de la aparición de Bep Kororoti, que dejó una huella profunda en la comunidad y fue narrada de padres a hijos por milenios, durante los cuales obviamente - y como ocurre con todas las manifestaciones de la especie humana - se fue mezclando con mitos y adornos religiosos hechos con la mejor intención pero fatalmente distorsivos.
No obstante, esa no es razón para desacreditar las raíces de esta ancestral leyenda y atribuírla a un simple cuento para niños.
En el relato, aún distorsionado y "decorado", subyace un hecho real, la visita de un humanoide con amplios conocimientos, con su traje espacial (bo), su rifle laser (kop), un vehículo de transporte estruendoso y poderoso, y tal vez hasta algún tipo de puerta dimensional o temporal.
Además, la ingenuidad evolutiva que ha conservado esta tribu le otorga a la historia un mayor grado de pureza y menos degeneración, superstición, ignorancia y perversión de la que pueden contener sus miles de equivalentes diseminados por el mundo.
Si este ser con traje de astronauta procedía del espacio, de otra dimensión, o era un humano desplazándose desde el futuro, es algo que tal vez nunca sabremos.
Su fisiología le permitía engendrar hijos con humanos, sus atuendos eran futuristas y a la vez "demasiado humanos" ( ¿qué posibilidades hay de que otra especie que haya evolucionado cultural, tecnológica e incluso físicamente desde otras bases, genere una estética espacial tan parecida a la humana?..salvo, claro, que se tratase de nuestros padres... ) y su interés por relacionarse amistosamente parecía perseguir fines similares a las experiencias que hoy realizamos nosotros con otras especies como los monos o los delfines.
Aún nos falta un largo camino de recuperación de nuestra visión holística para, a través de ella, tratar de interpretar acontecimientos como éste sin depender tanto de la simetría o asimetría de sus generadores.
Mientras tanto, continuaremos tratando de alcanzar conclusiones que posean diversos grados de probabilidad para obtener una guía razonable, lo menos viciosa posible, y equidistante de la medusa de las certezas.
2 comentarios:
Me llama la atención leyendas como está. Es probable la visita de o extraterrestres o viajeros del tiempo u otras dimensiones o universos, por las características de lo que describen.
Aunque no creo el razonamiento de este blog de que la estética parecía humana, y que probabilidades hay de eso. Por lo siguiente: Creo poco probable que se haya conservado exacto el recuerdo de como era el traje de Beb Kororoti, pues a menos que se haya dejado instrucciones sagradas de conservar exacta la descripción del bo (el traje), eso invariablemente se distorsionaría, además hay varias versiones del bo. Así que habría que hacer visto como era realmente el bo para saber como era y si realmente era de estética humana el traje. No sabemos como era su bo pero, lo que si quedó es la forma básica de un traje espacial. Y creo yo que la forma básica de un traje espacial construido por seres de anatomía como la humana, tendrá la misma forma básica, es la moda, la estética la que variaría de civilización en civilización, pero la forma básica sería universal. Por ejemplo, una rueda o una puerta con bisagras tendrán la misma configuración básica, es el estilo, el modelo lo que cambiaría. Sería absurdo decir que una puerta extraterrestre parece humana y que debería de ser diferente si se trata de una puerta con bisagras que se abre para un lado, pues esa configuración serías universal, pues una puerta es una puerta, de las puertas que se basen en nuestro concepto de puerta, otra cosa sería una puerta que se base en otro concepto, como de corredera u otro, pero si es una puerta con bisagras que se abre para un lado, lo será así en todas partes y cualquier ser que la cree si elije basarse en ese concepto. O una rueda, a excepción de una rueda oruga, las normales siempre serán redondas, es el modelo el que obviamente cambiará así como el modelo de una puerta. Lo que queda del recuerdo del bo, es su forma básica, que creo universal, habría que saber como era su forma literal y ahí ver si parece humana o no. Tal vez si pudiéramos conocer como fue su traje nos daríamos cuenta que tenía su estética u moda propia.
VUELVE NADA NOS LIBRA DE ESCORPIO! Ahora, en: https://nadanoslibradeescorpioweb.wordpress.com/
Múltiples razones de las cuales lamentablemente poco podemos decir, nos impidieron y hasta el momento nos impiden el acceso a nuestro propio blog y por eso hemos migrado a Wordpress.
Queremos pedir mil perdones a quienes creyeron que la discontinuidad de las publicaciones del blog se debía a nuestro fallecimiento y dejaron sentidos mensajes al respecto.
Por eso, invitamos a todos nuestros compañeros de viaje a seguirnos en https://nadanoslibradeescorpioweb.wordpress.com/ y para comunicaciones más personales, a nuestra dirección de mail: nadanoslibradeescorpio@gmail.com.
Los esperamos para continuar con nuestras mutuas pasiones!!
Abrasivos abrazos,
Nada Nos Libra de Escorpio
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