Un fenómeno en el ámbito de la comunicación cobra fuerza en los EE.UU., donde un sondeo llevado a cabo por la compañía Gallup ha demostrado un considerable retroceso en la credibilidad de los medios de difusión masivos tradicionales, como periódicos y televisión, que están en su nivel más bajo de confianza desde que comenzó a realizarse la encuesta en 1993 ( sólo el 21% confía en lo que ve y el 25% en lo que lee, menos de la mitad que hace 20 años ).
Lúcidamente, los estadounidenses están haciendo una lectura cada vez más correcta entre lo que es verdadera información periodística y manipulación tendenciosa al servicio de determinados sectores de poder, y mientras los propios autores del sondeo se pierden inútilmente en conjeturas sobre qué está provocando la desconfianza de la población, desde Internet, y las redes sociales emerge una nueva alternativa de información mucho más sincera, auténtica y aguda que se ha dado en llamar "periodismo ciudadano" o "periodismo 3.0", término generalizado a partir de su uso en blogs y bitácoras, y que está quitando drásticamente audiencia a los vergonzosos representantes mediáticos clásicos.
Contrariamente a lo que intenta encontrar ( equivocadamente como siempre ) el "oficialismo mediático", el avance del periodismo independiente no es culpa de nuevos errores de las grandes corporaciones: éstas fueron, son y serán siempre idénticas, mintiendo siempre en la misma dirección y manipulando sensacionalistamente siempre como lacayos de los mismos reyes de los capitales.
La diferencia la hacen aquellos ciudadanos que buscan la información completa porque pueden hacerlo rigurosamente y expresando sus íntimas convicciones, al no estar condicionados por el miedo a perder su fuente laboral y poseen recursos de finaciamiento independiente agrupados través de medios comunitarios.
Aún subsisten críticos que denuncian que sólo los "periodistas" saben llevar información fidedigna al espectador, sin embargo este bulo ya no lo cree casi nadie ( ni en Estados Unidos ni en casi ninguna parte del mundo ) y su pérdida de poder parece irreversible ante una audiencia que discute, piensa, analiza y difunde.
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