Los científicos se pusieron a estudiar las razones por las cuales la armadura del camarón mantis es tan resistente realizando un estudio microscópico de sus apéndices, y llegaron a la conclusión de que el secreto está en las tres regiones estructurales de sus garras, que crean una densa capa externa compuesta en parte por un mineral durísimo llamado hidroxapatita que suele encontrarse en huesos y dientes de algunos vertebrados, detrás de ellos una región más flexible compuesta por un material orgánico llamado quitina y finalmente un exoesqueleto similar al de los insectos, en el cual varillas apiladas en diferentes direcciones proporcionan una resistencia adicional que previene fracturas.
El sistema fue comparado con cómo se protegían con sus escudos superpuestos los soldados romanos, en la formación llamada "tortuga", en la cual los hombres de abajo producían un soporte elástico.
Las garras están rodeadas además por hilos de fibra quitinosa, y este formidable escudo puede soportar aceleraciones de hasta 10.400 Fuerzas G ( mayores a la gravedad ), impactos directos de más de 700 newtons (unos 50 kilos ) con una tolerancia de miles de golpes, y mantener niveles extremadamente altos de presión de impacto localizada.
La investigación estuvo dirigida por el Dr. David Kisailus, de la Universidad de California en Riverside, y publicada en la revista Science y podría brindar importantes pistas sobre cómo diseñar armaduras livianas y resistentes a partir de materiales híbridos o mejorar los actuales chalecos antibalas.
El sistema fue comparado con cómo se protegían con sus escudos superpuestos los soldados romanos, en la formación llamada "tortuga", en la cual los hombres de abajo producían un soporte elástico.
Las garras están rodeadas además por hilos de fibra quitinosa, y este formidable escudo puede soportar aceleraciones de hasta 10.400 Fuerzas G ( mayores a la gravedad ), impactos directos de más de 700 newtons (unos 50 kilos ) con una tolerancia de miles de golpes, y mantener niveles extremadamente altos de presión de impacto localizada.
La investigación estuvo dirigida por el Dr. David Kisailus, de la Universidad de California en Riverside, y publicada en la revista Science y podría brindar importantes pistas sobre cómo diseñar armaduras livianas y resistentes a partir de materiales híbridos o mejorar los actuales chalecos antibalas.
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