jueves, 1 de diciembre de 2011

TUNGUSKA

LOS HECHOS
En la soleada mañana del 30 de junio, en el final de la primavera del año 1908, la mayor parte de los tunguses, pueblo pastor de orígen mogol, vieron aparecer de la nada, volar en dirección noreste ( emitiendo sonidos semejantes a truenos ) y estallar ( a 60° 53' N, 101° 54' E ) uno o varios gigantescos objetos ígneos.
Tan fulminante fue aquel golpe ocurrido a las 7:14 A.M. sobre sus tierras, ubicadas en Tunguska, al norte de Vanavara, en las proximidades del río Podkamennaya, que varios de ellos fueron lanzados al aire por la explosión y sus tiendas arrebatadas por un viento feroz.
Luego relatarían que el mismo dios Ogdý descendió a la Tierra vomitando fuego.
Cientos de árboles fueron derribados 2.100 kilómetros cuadrados a la redonda, como si de papel fuesen ( aunque, insólitamente, los ubicados en el epicentro de la explosión quedaron en pié y estas desviaciones locales del patrón radial permitieron suponer luego a los científicos que hubo dos o tres sub-epicentros por lo menos ) y a continuación los bosques ardieron, todos los objetos de metal en un radio de 30 kilómetros fueron fundidos por el calor extremo, todas las ventanas que daban de cara al norte se rompieron en un radio de 200 kilómetros y toda la vegetación y varios animales fueron reducidos a cenizas.
Luego, una tormenta magnética de 4 horas de duración ( registrada por el Observatorio Magnetográfico y Meteorológico en Irkutsk ) y una misteriosa "lluvia negra" coronaron el dantesco evento.
Cazadores tunguses contaron que en una de las dos colinas que se erigen en las cercanías de Vanavara, ambas en el camino del bólido, la cima le fue cortada como con un filoso cuchillo y que la otra se pulverizó, apareciendo en su lugar un lago, con aguas en ebullición. Consistentemente con el relato de los tungusas ( que no se atrevieron a visitar la zona nunca más ), no existen mapas que avalen la existencia de este lago con anterioridad a 1908.
Extrañamente, ningún ser humano murió en el evento, pero a más de 1200 kilómetros del lugar del estallido, se reportaron personas cayendo al piso por efectos del mismo, o sintiendo como si su ropa se prendiera fuego, registrándose la o las explosiones, así como sus vibraciones como causantes de ondas sísmicas similares a las de un terremoto, en Asia y Europa, variaciones en la presión atomosférica ( las ondas de choque provocadas por la detonación dieron dos veces la vuelta a la Tierra ) y trastornos en el campo magnético.
En gran parte de Europa y Asia occidental las noches subsiguientes al fenómeno se volvieron cien veces más luminosas de lo normal, con extraños brillos de tonalidades carmesies que no titilaban ni formaban arcos, tan potentes que se podía leer sin luz artificial.
Por la magnitud de la destrucción ocasionada y la atmósfera enigmática que lo rodea, el fenómeno todavía ocupa hasta el presente el primer lugar entre las catástrofes naturales mundiales.
Sin embargo, en su momento, y a pesar de su naturaleza excepcional, la noticia permaneció increíblemente ignorada ( salvo por algunos periódicos locales rusos que publicaron versiones de los hechos suministradas por testigos oculares,
y el director del Observatorio Magnetográfico y Meteorológico de Irkutsk, A. V. Voznesensky, que relacionó los movimientos sísmicos registrados por el intrumental del observatorio con el evento de Tunguska ), y recién 13 años después, y casi por casualidad, una expedición organizada por la Academia Rusa de Ciencias que pretendía estudiar los efectos de la caída de diversos meteoritos incluyó a Tunguska en el combo, y puso al frente al minerólogo Leonid Kulik.
Kulik partió completamente persuadido de que hallaría un meteorito y sus efectos, y quedó literalmente pasmado al no encontrar en el lugar ningún cráter ni el más mínimo fragmento meteórico.Esto fue lo que escribió luego de observar el lugar del evento: "Desde nuestro punto de observación no se ven señales de bosque, ya que todo ha sido devastado e incendiado, y alrededor del borde de esta zona muerta la joven vegetación forestal de los últimos veinte años ha avanzado impetuosamente, en busca de luz solar y de vida.
Se experimenta una extraña sensación al contemplar estos árboles gigantescos, de 50 a 75 centímetros de diámetro, quebrados como si fuesen ramitas, y sus copas proyectadas a muchos metros de distancia en dirección sur".
Comenzaron entonces las controversias y especulaciones sobre las causas del fenómeno: ¿ qué era el objeto que allí apareció ?, ¿ era uno sólo o varios los que sobrevolaron la región ? ¿ había suficientes elementos como para no descartar una hipótesis de naves extraterrestres ? ¿ fue una explosión térmica , nuclear o una descarga de energía “similar” a una explosión, pero no una explosión propiamente dicha ?.
Como es costumbre en estos casos de registros de fenómenos demasiado grandes para la comprensión cómoda y confirmatoria, se abrieron las que nosotros definimos como dos tendencias: la primaria, o superficial, y la secundaria, profunda y científica. La primera, en lugar de analizar el suceso desde su punto de partida, intentó inmediatamente evaluarlo a partir de categorías ya planificadas, centrándolo en segmentos preseleccionados de fenómenos ya vistos y catalogados, y de allí generalizó sobre lo nó visto o nó comprendido.
La consecuencia inmediata de este típico análisis primario, es que rompe irreparablemente el ritmo cronológico empírico de los acontecimientos perdiéndose para siempre la objetividad en el análisis en aras de una rápida confirmación de que los mismos se encuentren dentro de los cánones establecidos que protegen contra la incertidumbre, al permitirse su encasillamiento sumario.
Esta tendencia, típica falacia del ser humano, cae en el error de la búsqueda compulsiva de la prueba corroborativa y adhiere al fenómeno igualmente falaz de la predicribilidad retrospectiva, el error confirmatorio contaminado por la sobrevaloración de lo conocido, que en realidad no es más que un fragmento de verdad envuelto en mentiras y falacias condicionadas por limitaciones de la observación y la experiencia.
La tendencia secundaria, en cambio, intenta siempre tomar el suceso desde su punto de partida, empírica y científicamente, sin tratar de ocultar bajo la alfombra sus rarezas o la evidencia de fenómenos fantásticos.
Si se busca en Internet, se encontrará en dosis inversamente proporcionales ambas tendencias: obviamente, la primaria ocupa un amplio segmento ( incluye muchas teorías cuya falacia ya ha sido demostrada científicamente, pese a lo cual…continúan allí ) y la segunda, uno pequeño.
LAS INVESTIGACIONES
Un sinnúmero de científicos rusos y extranjeros visitaron la zona a través de los últimos cien años, para medir la radioactividad, el estado de las rocas, la flora, la fauna, y las anomalías magnéticas. Los más sutiles encontraron que el suceso podía relacionarse con extraños fenómenos atmosféricos previos registrados unos diez días antes en muchos lugares de Rusia, Siberia y Europa Occidental, como crepúsculos inusualmente brillantes, o nubes mesoesféricas ( plateadas ) en grandes cantidades.
En los años siguientes a su primer exploración, Kulik realizó fotografías aéreas de la zona, lo que puso en evidencia una estructura del área de devastación en forma de «alas de mariposa», lo cual indicó que se produjeron por lo menos dos explosiones sucesivas en línea recta ( también investigaciones posteriores demostraron que Kulik confundió los agujeros de thermokarst con cráteres de meteorito ).
Pese a lo tardío de las investigaciones, lograron reunirse unos 500 informes con descripciones más o menos detalladas de el o los objetos: forma esférica o cilíndrica; color cambiante variando entre rojo, amarillo y blanco, sin estelas humeantes pero con anillos iridiscentes de colores similares a un arco iris ( descripciones harto lejanas a las de un cometa o un meteorito ).
El famoso geólogo Serguéi Óbruchev encontró en los años 20 un macizo forestal entero abatido al norte de la localidad de Vanavara. La primer hipótesis sugerida por los estudiosos, fue la del meteorito; sin embargo no se encontró ningún trozo del cuerpo celeste. Tampoco ningún observatorio astronómico del mundo había detectado ni denunciado cometa alguno en el firmamento aquél día.
ASÍ SE PRESENTA EL ASPECTO DE UN TERRENO QUE HA SIDO IMPACTADO POR UN METEORITO, EVIDENTEMENTE MUY DIFERENTE A LOS PATRONES DE TUNGUSKA
En 1930, F. L. Whipple propuso que el objeto había sido el centro de un cometa pequeño. V. I. Vernadsky por su parte presentó una hipótesis de una nube de polvo cósmico.
Estas tres hipótesis trastabillaron en 1962, cuando el Comité de Meteoritos ruso se libró del asunto sin poder confirmar científicamente ninguna, pasándoselo a la Comisión de Meteoritos y Polvo Cósmico de la Delegación Siberiana de la Academia de Ciencias de la URSS.
Reiniciadas las investigaciones luego de la Segunda Guerra Mundial, geoquímicos hallaron corpúsculos redondos de origen espacial a una distancia de unos 200 kilómetros del epicentro y cambios sustanciales en las composiciones isotópicas de carbono, hidrógeno, y plomo, como así también un enriquecimiento del suelo con tierras raras ( terbim, europium, samarium ), así como con titanio, bario, cobre, cobalto y algunos otros elementos.
Los científicos calcularon la magnitud de la explosión, que equivalió a dos mil bombas de hidrógeno como las que destruyeron Hiroshima en 1945.
La vegetación quemada radiantemente de manera irregular ( es decir, áreas seriamente dañadas y áreas libres de cualquier influencia termal intermitentemente) permitió especular sobre un sinnúmero de poderosos “rayos térmicos”, no sólo un bólido isotrópico, como lo atestiguaron los hermanos Chuchancha y Chekaren, quienes aseguraron haber escuchado y visto por lo menos cinco detonaciones separadas.
La supervivencia de todos los seres humanos ( incluídos estos dos testigos ) en el radio del evento, habría sido imposible en un suceso isotrópico de entre 30 y 50 megatones de potencia, lo cual indica el alto carácter anisotrópico del suceso.
También se reveló que los árboles en la zona crecían más rápido que lo normal, evidencia de un impacto de radiación y un repentino aumento en la frecuencia de las mutaciones en los pinos locales con un factor de 12.
En 1910, ciertas raras mutaciones en los nativos de la zona, típicas de efectos radioactivos, fueron detectados por el Dr. N. V. Vasilyev, quien reveló que los resultados de los exámenes del estado de salud de los habitantes cercanos al epicentro evidenciaban efectos genéticos similares a aquellos observados en las regiones afectadas por pruebas de armas nucleares.
La Expedición Interdisciplinaria Independiente de Tunguska (EIIT), un instituto de investigación científica informal compuesto por especialistas en varias disciplinas, se convirtió a partir de 1958 en el centro de estudios de Tunguska, por la cual pasaron más de mil físicos y matemáticos vinculados directa o indirectamente recolectando data in situ, con una disciplina verdaderamente científica ( es decir, aquella que aplica métodos de investigación empíricos pero sin descartar las hipótesis audaces, como la del portento tecnológico ) publicando un sinnúmero de escritos alusivos, a veces extraños pero siempre perfectamente comprobados, que son prácticamente desconocidos en Occidente.
LAS HIPÓTESIS
Entre el centenar de hipótesis sobre la naturaleza del fenómeno de Tunguska se incluyeron desde una explosión de gas de los pantanos hasta el choque de una nave extraterrestre, pasando por un meteorito de hierro o de piedra, el núcleo de hielo de un cometa o un gigantesco rayo de bola.
Algunos investigadores han creído que la Tierra en el momento del evento chocó con un agujero negro o con una nube de polvo cósmico, o una prominencia solar expelida del plasma solar. También fue asociado con algún experimento secreto llevado a cabo por el brillante científico Nikola Tesla, e incluso se ha especulado con la existencia de una carta de éste pidiendo disculpas al gobierno soviético.
Las versiones más audaces plantearon que el bólido era un vehículo interplanetario que vino a salvar la Tierra de una colisión con un asteroide y chocó con el cuerpo celeste, o que se trató de una batalla alienígena entre dos naves extraterrestres.
Precisamente fue el ingeniero soviético y escritor de ciencia-ficción Alexander Kazantsev , y otros sucesivos científicos que coincidieron con él, teniendo en cuenta el carácter de explosión por encima del suelo, como lo demostró fehacientemente la expedición organizada en 1958 por el Comité de Meteoritos de la Academia de Ciencias de la URSS (KMET), que estableció que el estallido principal ocurrió en la atmósfera a una altitud de cinco a siete kilómetros, quien presentó la hipótesis de naves espaciales extraterrestres involucradas.
El eje de simetría del campo del bosque derribado resultó a 81 - O del verdadero meridiano. Esto indujo a pensar que la onda de choque fue en realidad bastante débil, no arrasando a ninguno de los árboles y provocando sólo desviaciones menores en el patrón radial ( siendo la devastación consecuencia sólo de la onda expansiva)
lo cual a su vez apuntó al hecho de que la velocidad del objeto en la fase final de su vuelo era relativamente baja, unos 1,2 kilómetros por segundo, desaceleraciòn que anula cualquier explicación natural, y que indica a la vez que la explosión se debió a la energía interior del cuerpo, no a la energía de su movimiento.
La liberación de potencia acompañada de destello, hizo suponer alguna clase de energía muy poderosa ( nuestro actual conocimiento sólo nos permite asociarla a la nuclear ).
Sin embargo, no se halló ningún tipo de evidencia que demuestre la liberación de este tipo de energía, salvo el aumento de la termo luminiscencia de los minerales.
La aparente contradicción de los testigos en cuanto a la dirección del objeto ( Este a Oeste según algunos, provenientes del Sudeste según otros ) permite especular sobre un bólido inteligente que intentó realizar un cambio de dirección.
La devastación en forma de alas de mariposa podría ser fácilmente explicada si imagináramos un objeto con zonas simétricas de incremento y reducción de la fuerza del material, o un cono que carga un explosivo acumulado al vacío y un detonador en su parte delantera.
No obstante, estas teorías naufragan al igual que las del meteorito o la del cometa ante la falta de evidencia de resto alguno de material en la zona, salvo que se presuponga que se trataba de naves en combate y que, pese a la detonación sufrida, el vehículo logró asimilar o repeler la misma mediante algún tipo de escudo, y continuó su vuelo.
En 1997, el doctor Sergey Dozmorov, de 36 años, fue hallado muerto en su laboratorio de Omsk ( Rusia ) debido a la aspiración supuestamente accidental de algunas de las sustancias tóxicas que manipulaba ( era el director de laboratorio, y con enorme experiencia en el manejo de sustancias químicas ).
Especialista en análisis de tierra con elementos extraños ( lantánidos, que se utilizan en electrónica, óptica y láser ) relacionados con proyectos secretos de defensa soviéticos, esa noche se había quedado realizando pruebas de interés aparentemente personal ya que ningún proyecto urgente del laboratorio requería su presencia fuera de hora.
Relacionado con el estudio del fenómeno Tunguska, Dozmorov había declarado luego de su propio análisis de la zona, que los suelos contenían importantes cantidades de superconductores de cerámica de alta temperatura capaz de mantener esta superconductividad a la temperatura del nitrógeno líquido ( - 196º C ) hechos en base al bario, un lantánido, y cobre. Esta aleación puede usarse para almacenamiento de información ( de hecho, actualmente nuestra ciencia está experimentando con prototipos similares ) y para generar energía muy eficaz. Obviamente, esta sustancia jamás puede ser de orígen natural.
Se especuló largamente, y aún hoy día se lo sigue haciendo, con que el científico estaba analizando más en profundidad dichas muestras la noche de su sospechosa muerte ( de haber algo de cierto en esta suposición, entonces estaríamos ante un evento de magnitudes mucho más gigantescas que todo lo analizado en este post ).
LAS CONCLUSIONES
Como ha ocurrido con muchos otros eventos extraños, el nivel de complejidad y anomalía del fenómeno de Tunguska sólo ha comenzado a percibirse en su verdadera dimensión a medida que nuestra propia ciencia avanzó en el dominio de energías ocultas que en ese entonces ni siquiera se imaginaban, y al igual que en otros muchísimos campos, la tendencia marcada por la ignorancia del siglo pasado se ha revertido actualmente a favor de la naturaleza artificial y poco convencional del evento.
Durante los años que duraron de las expediciones, los científicos hallaron un total de 12 extraños agujeros de forma cónica en el suelo de las orillas del río Tunguska. Todavía no se conoce sus profundidades ni su origen.
Los investigadores creen que el estudio de estos agujeros podría agregar algo más de luz al famoso fenómeno ocurrido en Siberia hace más de 100 años.
REFLEXIÓN DE SONAR 3D ( ARRIBA ) Y SÍSMICA ( ABAJO ) DEL LECHO DEL LAGO CHEKO
El evento de Tunguska no ha sido único en la historia y se conocen al menos otros dos similares, el evento del Mediterráneo Oriental del 6 de junio de 2002 y el evento de Vitim del 22 de septiembre de 2002, evento este último en el que a posteriori se detectaron importantes cantidades de radiación residual.

1 comentario:

Unknown dijo...

muy buena nota mucha info buenisimo, me encanta leer este tipo de cosas

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