El proceso por el cual la vida se trasladó desde el mar hacia la tierra firme es uno de los más curiosos procesos evolutivos, una serie de etapas durante las cuales las aletas se volvieron más largas y angostas hasta transformarse en patas, y los científicos todavía están intentando determinar los detalles del proceso, tratando de determinar qué cambios genéticos podrían haber permitido el crecimiento de extremidades.
Una de las mejores maneras de aprender es tratar de reproducir los cambios que se produjeron unos 400 millones de años atrás, alterar el desarrollo de los antepasados biológicos y ver qué pasa.
Precisamente esto es lo que el biólogo Renata Freitas y sus colegas llevaron a cabo añadiendo a un embrión de pez cebra el gen Hoxd13, conocido por desempeñar un papel importante en las partes del cuerpo durante el desarrollo embrionario, para luego compararlo con un embrión sin modificar.
Los resultados arrojaron el crecimiento de objetos circulares en los extremos de las aletas del embrión muy parecidas a las extremidades proto-multidedos que evolucionaron a partir de peces de aletas lobuladas, permitiendo la primera incursión de la vida en la tierra.
En el diagrama trazado por el investigador papel , pueden verse los cambios que la dosis extra de Hoxd13 provocó.
Estos hallazgos de laboratorio condujeron a los investigadores a la hipótesis de que el secreto del desarrollo de extremidades puede haber sido un elemento nuevo en el ADN de algunos peces de aletas lobuladas que habría ayudado a encender el gen Hoxd13 en las aletas del embrión del pez, llevándolas a alargarse y convertirse en miembros.
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