Los síntomas aparecen de repente con dolor de cabeza, fiebre alta, dolor de articulaciones, dolor de estómago y vómitos, y a medida que la enfermedad progresa, se desarrollan grandes áreas de sangrado y moretones sin control.
En por lo menos el 30 por ciento de los casos, la fiebre hemorrágica viral Crimea-Congo es fatal, habiéndose cobrado este mes la primera víctima confirmada de la enfermedad viral transmitida por garrapatas en Gran Bretaña, cuando un paciente de 38 años oriundo de Glasgow, Escocia, que fue infectado al viajar a la boda de su hermano en Afganistán, falleció en la Unidad de Alta Seguridad del Royal Free Hospital de Londres.
La enfermedad es común entre los animales domésticos y salvajes en África y Asia, pero este nuevo virus ha logrado saltar la barrera entre especies para infectar a los seres humanos con efectos mortales.
Sin embargo, éste no fue el primer caso de alguien infectado con un virus extranjero: un mes antes, los análisis realizados sobre un paciente de 49 años que había estado en Qatar y presentaba todos los sínotmas del mortal virus Sars que mató a casi 1.000 personas en 2003, mostraron que la enfermedad terriblemente virulenta que lo afectaba no era Sars, ni cualquier otro virus conocido por la ciencia médica.
El paciente sucumbió a una insuficiencia renal potencialmente mortal, una patología que nunca se había manifestado en otros casos
Inmediatamente llegaron las inquietantes preguntas: ¿Qué fue lo que se contagió en Medio Oriente? ¿Hay otras personas infectadas por él?
Usando lo último en alta tecnología de detección genética, los científicos de la Agencia de Protección de la Salud inglesa comenzó a seguir todas las pistas a partir de muestras de tejido tomadas del pacientes de Qatar, que estaba conectado a una máquina de soporte vital, y los resultados fueron inquietantes y preocupantes: se trataba de un virus de la misma familia que el SARS pero con una constitución completamente nueva, cuyos parientes conocidos más cercanos se han encontrado en murciélagos asiáticos.
Las búsquedas en las bases de datos médicos mundiales revelaron además que el mismo misterioso virus ya había matado a un hombre de 60 años de edad, en Arabia Saudita en julio de 2012.
Los expertos médicos han advertido sobre la peligrosidad de esta infección, que podría ser la siguiente gripe aviar o 'gripe española', la mayor pandemia del mundo, que se cobró entre 50 y 100 millones de vidas en todo el mundo desde 1918 hasta 1919.
Un prominente virólogo británico, el profesor John Oxford del Queen Mary Hospital de la Universidad de Londres, una autoridad mundial en epidemias, advirtió que debemos esperar inevitablemente que una pandemia de origen animal golpee el mundo en los próximos cinco años, con efectos potencialmente catastróficos para la raza humana.
Tal contagio, según él, será una nueva cepa de super-gripe, un virus muy contagioso, originado en algún lejano remanso en Asia o África, contraído por una persona a través de un animal salvaje o un animal doméstico, como como un pollo o un cerdo y luego esparcido en su entorno familiar, laboral y social.
En un mundo globalizado, el virus del fin del mundo cruzará el planeta antes de que incluso los mejores y más eficientes médicos y genetistas hayan comenzado a desvelar sus secretos.
Y hay un montón de nuevos candidatos virales esperando en las alas, las tripas, el aliento y la sangre de los animales que nos rodean, mientras la clase política no parece tomarse esta amenaza mortal con la suficiente seriedad.
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