Una instalación de alta seguridad que se está construyendo en Pohang, Corea del Sur, incluirá, además de muros más altos, más rejas y torres de vigilancia, 3 robots guardias que podrán detectar comportamientos sospechosos entre los reclusos.
Los guardias que no se duermen ni pueden ser sobornados, están diseñados para patrullar los pasillos y las celdas de las instituciones penitenciarias y comenzarán el próximo año un periodo de prueba que si tiene éxito, originará el recultamiento de más robots para patrullar todas las cárceles del país.
Sus sensores pueden detectar cambios en el estado de ánimo de los presos - como agresividad o tendencias suicidas - y luego informar a los responsables humanos, como así también generar una intercomunicación entre funcionarios y reos gracias a una función de comunicación a distancia.
Actualmente, se está trabajando en perfeccionar detalles de su apariencia para que no se vean agresivos ante los reclusos, pese a que no están programados para ejercer violencia ni contacto físico con los reclusos.
Corea del Sur está a la vanguardia del estudio de la robótica y ya ha creado modelos que pueden enseñar Inglés, llevar a cabo las tareas del hogar, e incluso vigilar la frontera con Corea del Norte.
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