miércoles, 2 de mayo de 2012

LA ISLA DEL APOCALÍPSIS

El archipiélago de Juan Fernández, perteneciente a Chile y compuesto de varias islas de origen volcánico, de más de un millón de años de antigüedad, ha ganado notoriedad debido a un documental emitido por The History Channel, que obviamente sigue una estrategia de marketing claramente alineada con las cercanías de este año 2012 ( cuyas falaces expectativas apocalípticas generan grandes ingresos comerciales ), pero conservando un perfil nó amarillista, por lo cual no está de más analizar las pruebas históricas que en él se 
exponen y que para nuestra visión no hacen más que denotar una vez más que en los orígenes remotos de la humanidad ( los MUY remotos ) se vivía en un planeta globalizado, cultural y tecnológicamente, y con sus aguas varios kilómetros por debajo de donde las conocemos actualmente, lo cual además elimina de un solo trazo las preguntas más clásicas que suelen plantearse cuando se intenta comprender la prehistoria: no se trata de si los sumerios estuvieron en América, o los mayas en la India, ni de analizar si tenían barcos para navegar o platillos voladores: se trata de entender que vivimos en un planeta que ya experimentó varios 
reseteados culturales y topográficos a través de su historia y que en algunos de sus momentos más antiguos, fue poblado por una civilización globalizada, técnica, teosófica y culturalmente, a todo lo largo y ancho del planeta, asentando sus centros urbanos energéticos más importantes en lugares que hoy se encuentran varios kilómetros debajo de las aguas ( a nuestro modo de ver, de allí proviene el “aviso genético” conocido como “la leyenda de la Atlántida” y por supuesto las referencias de todos los textos ancestrales ). 
Esto no sólo cambia las respuestas, sinó que transforma todas las preguntas, y al analizar hallazgos arqueológicos como este del archipiélago chileno, dejan de sorprendernos e intrigarnos la mayoría de las consideradas sus “incógnitas”. 
Juan Fernandez, cubierto por una espesa neblina la mayor parte del año, consta de tres islas principales: la Robinson Crusoe, anteriormente llamada “Mas a tierra” ( de 96 kms², y la única habitada ), la Alejandro Selkirk y la Santa Clara, además de varios islotes menores. 
Se encuentra a 670 kms. frente a las costas de Valparaíso, Chile y el mar – que en un pasado remoto probablemente fue tierra firme - alcanza allí profundidades de hasta 6.000 metros ( el día en que se logre un mapeo completo de la geografía submarina de nuestro planeta, tal vez se logre una mejor visión del iceberg completo ).
En lo más profundo y oculto de las remotas junglas de este archipiélago, se erige un antiguo y gigantesco monolito con profusa simbología maya el cual aparentemente reza que en ese lugar se ofrecerá la mejor perspectiva para observar los acontecimientos del cambio de era a producirse en diciembre de 2012. 
La parte mas alta del monolito en cuestión ( que mide unos 45 metros ), representa al Dios Sol K'inich Ajau o K'inich Ajaw, y detrás de él se encuentra un enorme jaguar, en la cultura maya asociado a deidades y reyes, ambos mirando hacia el Sol.
Por supuesto, hay quien creen ver allí las coordenadas mismas de la Zona Cero del Armagedón, cuando en realidad el texto se refiere a que es el mejor sitio para observar un eclipse solar total que tendrá lugar el 21 de diciembre de 2012 y marcará el fin de una era y el comienzo de otra, acompañada por otros acontecimientos cósmicos. 
El interesante ( pese a lo comercialmente tendencioso ) documental del History Channel muestra cómo la empresa embarca al arqueólogo estadounidense Jim Turner, especializado en arquitectura maya prehispánica, acompañado por el antropólogo Jeff Salz, a bordo del atunero Tío Tomás, de la flota pesquera chilena de Valparaíso, para navegar hacia la isla, escalar sus escarpadas laderas y llegar hasta el monolito, que supuestamente tallaron los antiguos mayas para que sus dioses y reyes regresaran a presenciar el cambio de era. 
Tuner especula durante el programa que las dos esculturas del archipiélago chileno coinciden con símbolos hallados en lo alto del Templo del León, localizado al sur de la ciudad de Palenque, en Chiapas, construido por el rey Chan Bahlun y donde se observa al dios sol señalando hacia el sur ( para nosotros, sólo presupone que en épocas ancestrales lo que ahora es agua era tierra firme y la cultura una sola, y por lo tanto perfectamente lógico que se encontraran arquitecturas y figuras icónicas de estilos similares a lo largo y ancho del mundo, de la misma manera que hoy día es natural hallar rascacielos en Taipei, Moscú, Madrid, Buenos Aires y Miami o una imágen de Jesucristo en Sao Paulo, Londres o Atenas ). 
Interpreta también ( presa de un ataque de falacia inductiva basada en evidencias asimétricas, tendenciosas y subjetivas ) que escritos mayas vaticinaron que el monumento principal, ubicado en la isla Robinson Crusoe, sería descubierto entre 1992 y 2012 y que probablemente debajo del mismo podría estar la tumba del rey Bahlum, quien gobernó en el sur de México y cuya cámara mortuoria los arqueólogos no han podido localizar ( otro punto de vista arbitrario que reacciona ante un solo punto de la observación y desprecia el tamaño de la muestra ). 
Luego llega en el programa la inevitable especulación que provoca este tipo de nterpretaciones: que los mayas podrían haber poseído precisos mapas estelares, lo que les habría permitido la navegación por mares lejanos, guiándose por las estrellas, pudiendo haber llegado a Puerto Rico, la Florida y Perú, donde se han encontrado vestigios de culturas similares a la suya, y también a este lejano y solitario archipiélago chileno, bla, bla, bla ( ¡cómo nos gusta contar historias, resumir y simplificar! ). 
Para nosotros esto es simplemente estar jugando con el dado equivocado. 
Lo que sí parece acercarse a una realidad empírica con la cual coinciden antiguos textos ancestrales de muchas culturas y algunos científicos modernos, es que el 21 de diciembre de 2012 se producirá el alineamiento de la Tierra y demás planetas con el Sol y un agujero negro conocido como The Dark Rift, que se encuentra en el centro de la Vía Láctea, coincidiendo además con el solsticio de invierno ( un día sagrado en las tradiciones mayas y otras culturas antigüas ), y se especula conque este alineamiento generará 
poderosas fuerzas que provocarán una cadena de eventos atípicos en nuestro planeta, aunque en ningún momento de los textos mayas que están siendo bastardeados permanentemente por razones comerciales, se menciona específicamente catástrofes apocalípticas como se interpretó tendenciosamente en occidente, ni se habla del fin de la pobreza espiritual, la injusticia o el sufrimiento, ni de un renacimiento espiritual de la humanidad, como también ha inferido nuestra cultura, en su observación fuertemente condicionada culturalmente, y que provoca un punto de vista arbitrario nó digno de confianza alguna. 
Simplemente, se habla de “el fin de una era” y muy probablemente sólo estemos leyendo una conclusión científica astronómica, al estilo de un informe actual que cualquier investigador publicaría sobre sus estudios en un observatorio espacial. 
Con respecto a la cultura maya y otras equivalentes en América, antes de pretender analizar su idiosincrasia o interpretar sus textos, hay que partir del tristísimo hecho de que cuando los españoles llegaron a ese continente, los misioneros católicos destruyeron, quemaron, enterraron o arrojaron al mar todos sus libros y escritos por “blasfemos” y “falsos” ( “porque no cuentan la historia como está en la biblia” fueron palabras textuales escritas por uno de los frailes encargados de la destrucción ), más de mil libros que atesoraban todo su conocimiento, su historia y la de sus antepasados, salvándose sólo cuatro libros ( más otros que tal vez hayan podido ser ocultados y de los cuales no tenemos noticias ).
Observar lo extremadamente dificultoso que nos resulta intentar interpretar textos “sagrados” propios, como la biblia hebrea o los evangelios cristianos, que se supone poseen una continuidad cultural ( pese a lo cual sólo se balbucean recuerdos inciertos y parciales del pasado remoto ), descarta credibilidad a cualquier intento de hacerlo con una cultura que además fue masacrada de ex profeso. 
A esto se debe sumar el hecho de que nuestro científico no tiene una comprensión innata ( ni la más mínima pista ) para lidiar con la prehistoria: crea explicaciones ajustadas a posteriori por su mente ilusa, y sus afirmaciones hablan más del condicionamiento tecnológico y cultural de su contexto que de las civilizaciones que pretende analizar.
ALGO SOBRE LOS DOS SÍMBOLOS HALLADOS EN EL MONUMETO DE LA ISLA APOCALÍPTICA 
K’inich Ajaw: una deidad solar (dios G) era considerado el generador del tiempo, la luz, el calor y los cuatro rumbos del universo y del Sol, con una importancia equivalente al del dios creador, una de las manifestaciones de Itzamnaaj. 
El símbolo más frecuente para nombrarlo era la flor cuadripétala del glifo k’in (Sol, día, tiempo y fiesta) la cual solía exhibir en rostro y cuerpo, que aparentemente hace alusión a los cuatro rumbos del cosmos, razón por la cual su cabeza se utilizaba para representar el número 4 (chan o k’an). 
Portaba orejas de jaguar, barba, dientes superiores limados en forma de T o de diente de tiburón, nariz roma, una vírgula enrollada en forma de 8 en el entrecejo y grandes ojos cuadrados que muestran un fuerte estrabismo ( esto habría causado la costumbre posterior de causar intencionalmente el estrabismo en niños destinados a funciones religiosas o políticas ). 
Desciende al inframundo transformado en jaguar, señor del mundo subterráneo, y se registra como el segundo en nacer. 
Cabe destacar que en muchos textos jeroglíficos es frecuente encontrar un mono sustituyendo al Sol. 
Balam, por su parte, significa Jaguar en lengua maya y en su mitología era el dios protector de los campos y las cosechas rindiéndosele culto antes de empezar la siembra ( a sabios y brujos también se los llamaba de esta manera ). 
El jaguar, es el felino más grande de América y el tercero en el mundo (después del león y el tigre), y el único representante del género Panthera encontrado en ese continente, habitando desde lugares casi desérticos como Arizona pasando por el altiplano mexicano y llegando incluso hasta selvas tropicales como el Amazonas. 
En la cultura Maya, el jaguar era denominado Balam o Chac, era la forma que tomaba el sol para poder viajar por la noche por el mundo de los muertos, su piel moteada representaba las estrellas y su investidura era símbolo de poder.

 

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