viernes, 3 de febrero de 2012

EL TERCER OJO PERDIDO


“(Los dioses) miraban a la distancia y podían discernir lo que sucedía en el mundo. Cuando ellos miraban, veían todo alrededor, la cúpula del cielo y el interior de la Tierra. Sin moverse, ellos veían que todo se ocultaba en la distancia. Ellos veían de una sola vez el mundo entero del lugar que estaban. Su sabiduría era grande. Sus ojos alcanzaban cada arboleda y montaña y lago, cada colina, mar y valle. En verdad, ellos eran hombres asombrosos".
”Entonces los dioses cubrieron sus ojos con un velo e hicieron que las cosas se empañaran como cuando el hálito toca el espejo. Entonces ellos sólo pudieron ver lo que estaba cerca y claro. Así, ellos destruyeron todo el conocimiento de los primeros hombres.”
POPOL VUH, LIBRO SAGRADO DE LOS MAYAS
En el año 2000 el científico holandés Dick Bierman realizó el siguiente experimento con varios voluntarios: mientras medía sus ritmos cardíacos, la conductividad eléctrica de su piel y su presión sanguínea, les solicitó observar una serie de imágenes disparadas por un ordenador.
Éste mostraba cada cinco segundos un combo de imágenes entremezcladas: algunas totalmente neutras y otras conllevando un alto impacto emocional.
Para sorpresa de Bierman, las mediciones psicofisiológicas demostraron sin sombra de dudas que un segundo antes de que en la pantalla aparecieran las imágenes emocionantes el sistema nervioso autónomo de los voluntarios reaccionó como si ya hubiera sido impactado por las mismas, es decir, fue capaz de anticipar los estímulos que iba a sufrir o disfrutar.
Innumerables pruebas de laboratorio similares corroboraron y corroboran este fenómeno dentro de un muestrario amplísimo y muy numeroso de individuos.
Hace sólo un par de décadas, esto habría sonado a ciencia ficción, pero hoy, a partir del estudio serio de la física cuántica ( la cual ya estaba en la mente de los verdaderos científicos desde el siglo 19 al igual que la teoría del campo unificado, pero que fue neciamente negada o ignorada por los verdaderos para-científicos del oficialismo, los mismos cínicos que osan calificar de para-científicos a los verdaderos profesionales ).
Por ejemplo, cuando James Clerk Maxwell ( 1831-1879 ) presentó sus geniales ecuaciones a la comunidad científica, ésta quedó pasmada al caer en la cuenta que las mismas no tenían una sola solución, sinó DOS.¿Qué hicieron entonces estos patéticos responsables de nuestro monumental atraso actual ?. Ignoraron descaradamente una de las dos soluciones y aceptaron encantados la otra, porque confirmaba sus conocimientos ( la falaz prueba corroborativa ) y la dirección hacia la cual iba su matriz materialista e ignoraron olímpicamente la otra PORQUE CONFIRMABA SU IGNORANCIA.
Y así, con su necedad como cruz, pasó frente a sus narices la evidencia trascendental que habría transformado la ciencia revolucionariamente durante el transcurso del siglo 20 ( y consecuentemente a todos nosotros, porque la realidad obedece siempre sumisamente ), y que recién ahora comienza incipientemente a constituír uno de los pilares científicos.
Como siempre, los ocultistas y esotéricos entendieron mucho mejor el mensaje oculto de las ecuaciones de Maxwell, porque en ellos queda un resto palpitante de las antiguas capacidades, inspiraciones e intuiciones, actuando en sus procederes externos, aún sin demasiada conciencia de ello, los restos de la antigua visión atávica.
Según estas ecuaciones, una onda "retrasada" representa el movimiento de la luz de un punto a otro, y la otra "adelantada" es el haz luminoso VIAJANDO HACIA ATRÁS EN EL TIEMPO, es decir que nos llega del futuro. Por eso, la magnificencia científica de la visión aymará ( cultura ancestral que a la vez era heredera de otra más antigua aún ) se confirma aquí una vez más: el futuro está DETRÁS, y el pasado, POR DELANTE. Esto es ciencia, ciencia de alta escuela.
Esto a su vez nos permite deducir que un número determinado de posibilidades de futuro ya existen, y por lo tanto, si recuperáramos nuestro Tercer Ojo y lográramos observar ( en lugar de mirar, como se han cansado de insistir los místicos ) estaríamos viendo hacia el pasado y el futuro al mismo tiempo ( el presente, al cual nosotros llamamos realidad, simplemente es la resonancia de una "colisión" de ambas ), siendo el futuro nó una única corriente, sinó una multiplicidad de posibilidades, y perderíamos el sentido del tiempo a la vez que recuperaríamos el Tercer Ojo Perdido.
Otro ejemplo científico son las enigmáticas partículas llamadas taquiones, que aunque aún no han sido detectadas materialmente sinó a través de métodos indirectos, poseen la propiedad de destruír la ley de la causalidad y con ella mucha de las bases que utilizaron Albert Einstein y

otros científicos brillantes, quienes obviamente comprendieron que las suyas eran teorías "de cabotaje", sólo aplicables en del "rectángulo espacial" de nuestro pensamiento binario y lineal, pero inútiles en el espacio profundo ( era "la banana", el único alimento que entendería el estado evolutivo del momento ).
La propiedad especial del taquión es que aumenta su velocidad a medida que pierde energía; por lo tanto haciéndolo colisionar para que pierda masa ganará velocidad hasta que la misma será INFINITA, y podrá ( de hecho, puede ) viajar al futuro y al pasado simultáneamente.
El velo que cubrió los ojos de los dioses y de los hombres del cual habla tan claramente el Popol Vuh tuvo una razón incomprensible para nosotros. Especular sobre ello nos colocaría en el mismo nivel de ingenuidad de los adoradores del "Culto del Cargo": siempre estaremos atrozmente condicionados por lo que nuestra mente sea capaz de procesar.
Pero lo cierto es, precisamente, que ocurrió: es también La Torre de Babel de los hebreos, es una crónica que aparece fuertemente reflejada en todos los textos antiguos, el momento en el cual la planicie con una leve inclinación descendente se convirtió en un barranca abajo, la pequeña bola de nieve rodando se convirtió en una gigantesca masa imparable: la pérdida de la precognición, la clarividencia que tanto menciona en sus obras Rudolph Steiner entre otros preclaros del siglo 19 ( sobre todo en su "El Misterio del Gólgata" ).
La "confusión de idiomas" babélico , por tomar el ejemplo más "clásico" para nosotros los occidentales, se refiere nó al hecho de que cada persona salió hablando un "argot" diferente ( ésa es la versión"colegial" deformada de exprofeso por quienes están sumamente interesados en que no se sepa que tras el pensar y el sentir se esconde algo más profundo y primal ) sinó que se perdió la tetravalencia, la mirada omnipresente, la percepción cuatridimensional, o multidimensional, o dicho de manera más "popular", El Tercer Ojo".
Caímos en la dictadura de la mente ( obligada ó nó, esto es especulativo y relativo a cada uno ) como sustituta de esa gerencia multidimensional perdida, una pésima administradora que busca corroborar mediante pruebas e invade un ámbito desnaturalizado para ella, que sólo interpreta datos sensoriales materialmente, y que jamás podrá ser empleada para recuperar una mirada omnipresente pues al tratar de volverse sobre cuestiones espirituales sólo es capaz de buscar pruebas, teorías y garantías, tratando de medir el espíritu estableciendo condiciones lógicas que no hacen más que hundir la intuición en el estéril regateo del intelecto.
La mirada del tercer ojo no es consecuencia de ningún razonamiento, pues éste es lineal y binario, sinó de la confianza y la espontaneidad, de la VISIÓN DIRECTA, que es la única que tiene el talento de aportar la dimensión de lo invisible, y actúa SOBRE EL HOMBRE INTEGRALMENTE, no sólo sobre su cabeza o su plano físico.
La cabeza no es el hogar de la sabiduría sinó de las doctrinas y la información intelectual: pesos, medidas, consistencias, colores, sabores, materia.
La casa del saber tiene su sótano en los sueños, su estadio más bajo y confuso pero más común a todos los seres humanos, y luego el resto de la casa la compone la confianza, cimiento sobre el cual se construye con los ladrillos del saber, el cual no necesita demostrarse nada a sí mismo ni a los demás a su vez que hace caer las especulaciones de cualquier índole, que son contradictorias porque así deben ser.
Insistimos: si la pérdida del Tercer Ojo se trató de un acto de guerra ( como sugiere Zecharia Sitchin ), un virus inesperado, una deformación genética inducida ó nó , una degradación progresiva, una contaminaciòn radioactiva, o las infinitas alternativas conspiranoicas´( ó nó ) que podamos elaborar ( precisamente a partir del órgano responsable de dicha atrofia ), son especulaciones que no tienen el menor sentido: serían ( utilizando otro decir popular ) "distracciones, trampas del demonio".
El intelecto fue, es y siempre será jinete de caballos, que por razones incomprensibles para nosotros fue puesto a manejar de improviso una nave espacial.
Quien logra recuperar el "cosmos-nauta" capacitado para manejar el Tercer Ojo ya no piensa ni está interesado en este tipo de especulaciones, puesto que queda inmerso en una interacción cuántica en la que todo le es dado directamente por la videncia, un contra natura del reflexionar o el pensar, un estadio que conlleva el imperialismo de lo esencial omnipresente y retrotrae el pensar a su sitio original de donde nunca debió haber salido: la subconciencia

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