miércoles, 6 de julio de 2011

SOBRE ROBOTS, TSUNAMIS Y DOMÉSTICAS ESPACIALES

ROBOT ENAMORADO
Investigadores del Laboratorio de Robótica Social de la Universidad Nacional de Singapur han desarrollado inteligencia artificial para simular los procesos biológicos y psicológicos del amor humano.
Para ello emulan las hormonas que intervienen en la emoción: Oxitoxina, Dopamina, Seratonina y Endorfina. El nivel de cada hormona puede aumentar o disminuír dependiendo del enamoramiento. Además, y para simular la psicología del amor, la inteligencia artificial llevará cuenta de los diferentes estados emocionales del robot, y actuará en consecuencia.
Combinados, estos dos sistemas alcanzarían para que la máquina pueda simular no solo amor, sino todas las emociones vinculadas, que van desde alegría y satisfacción hasta disgusto y celos.
El robot demostrará sus emociones a través de una serie de movimientos, vibraciones, sonidos y cambios de colores en los LED en su base.
UNA NOVELA “LOVE-BOTIC” EN DOS EPISODIOS:
VIDEO 1
VIDEO 2
CÁPSULA ANTI-TSUNAMIS
La compañía IDEA International, creada por antiguos ingenieros de la empresa aeronáutica Boeing, ha diseñado una cápsula que ayuda a sobrevivir a seis personas en su interior en condiciones de tsunami, a un costo de sólo 1.000 dólares.
El director de ingenería de la empresa diseñó el artefacto luego de las advertencias de tsunami que se emitieron para el estado de Oregón, en los Estados Unidos, pero fue después del tsunami japonés que los especialistas se decidieron a comercializar el invento.
La cápsula es un globo de aluminio ( para servir también de protección contra el choque de grandes objetos que floten en las olas ) de 2,10 metros de diámetro y está equipada con sillas y arneses de seguridad, siendo capaz de conservar a salvo a sus ocupantes durante un par de horas hasta que el agua baje.
Su forma redonda evita los golpes directos de objetos y la ayuda a la vez a escabullirse de los mismos, a la vez que le dá una fortaleza estructural.
Su flotabilidad la mantiene siempre en la superficie, mientras una segunda esfera interna que gira independientemente de la externa conserva a sus ocupantes permanentemente en posición vertical.
Los desarrolladores planean comercializar la cápsula salvavidas a un precio de entre 1.000 y 5.000 dólares ( en una versión más grande). Habitantes de zonas costeras podrían ocupar sus asientos, atar la esfera a algún punto fijo resistente de la casa ( para no aparecer luego flotando en el medio del océano ) y cerrar las escotillas apenas se emita un alerta de tsunami ( se sabe que generalmente el plazo entre dicha alerta y la llegada de las olas es demasiado corto para lograr una evacuación ).
UNA NAVE CAPAZ DE BARRER BASURA ESPACIAL ( Y ARREGLAR SATÉLTES )
Este proyecto es lo que podríamos llamar una "nave-doméstica", ya que sus funciones fundamentales pasarían por retirar chatarra espacial y reparar instrumental de satélites en órbita.
La corporación espacial rusa Energuia ( creadora del proyecto ) piensa que la misma será muy útil para mantener operativos los satélites meteorológicos y los ingenios de sondeo remoto, informaron las fuentes del sector aeroespacial. Gracias a este vehículo pilotado, los cosmonautas podrán reemplazar algunos bloques, extender una antena o arreglar paneles de la baterías solares, así como recargar el satélite de combustible e incluso trasladarlo a otra órbita.
Con respecto a su función como limpiador de basura espacial no hace más que resaltar el problema más alarmante que ésto está significando alrededor de nuestro planeta: en los años 80 se reportaban alrededor de 5.000 objetos orbitando alrededor de la Tierra, mientras que en abril de este año la NASA informó la existencia de más de 15.000 objetos artificiales de gran tamaño, incluyendo satélites, etapas de cohetes y lanzaderas, generados en sus dos terceras partes por Rusia y EE.UU.
La tripualción de este vehículo estará compuesta de dos cosmonautas, que realizarían vuelos de no más de dos semanas de duración.
Los lanzamientos de la nueva nave espacial se llevarán a cabo desde el nuevo cosmódromo Vostochni, ubicado en el Extremo Oriente de Rusia, siendo el primero en 2015 con un vuelo no pilotado , y para 2018 está previsto el primer vuelo con tripulación.

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