En el Reino Unido, ha cobrado fuerza la figura del entrenador sexual, quien a diferencia de terapeutas y sexólogos, es un instructor personal que puede enseñar con la práctica cómo resolver los problemas íntimos de sus pacientes en el ambiente donde éstos cobran vida, es decir, en el dormitorio.
La entrenadora sexual británica Sarah Morrison, explicó al periódico inglés The Independent que el paciente deja así de incomodarse con su desnudez y que su tratamiento incluye juegos de rol, masajes eróticos, caricias y otros métodos de "entrenamiento".
La terapia tiene estátus legal y ya se habla de organizar el primer sindicato de entrenadores sexuales que agrupe a todos los profesionales europeos y establezca normas y códigos éticos.
Un entrenador sexual cobra por conversar con su cliente 130 dólares por hora, mientras que el coito cuesta 195 dólares por hora.
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