La geoingeniería es una rama científica especialmente controversial.
Sus defensores pretenden que es el santo grial que salvará el planeta de las consecuencias funestas del calentamiento global, mientras sus detractores sostienen que su torpe intento de cambiar el medio ambiente podría generar consecuencias desastrosas, e incluso matar miles de millones de personas.
Al no poseer la ciencia actual los suficientes elementos como para poder prever las consecuencias de sus experimentos, la alteración de ciclos naturales como las lluvias pueden generar efectos inversos y ocasionar sequías y hambrunas y, consecuentemente, miles de millones de muertes.
Ya existe un proyecto concreto del científico David Keith que hemos posteado oportunamente, solventado por el multimillonario informático Bill Gates, que planea, en el transcurso de este año, pulverizar pequeñas cantidades de partículas de azufre en la atmósfera sobre Nuevo México, para intentar reflejar la radiación solar y enfriar el planeta, imitando el efecto que provocan las erupciones volcánicas cuando emiten millones de toneladas de dióxido de azufre a la atmósfera.
El creador de Microsoft está personalmente involucrado en proyectos similares, para los cuales ha contratado un grupo de científicos para experimentar con el clima, según informa la página web 'Morphcity'.
Pero este mismo sitio advierte que los efectos que la geoingeniería quiere lograr pueden volverse en su contra, y para ello cita el ejemplo de la erupción del volcán Pinatubo en las Filipinas en 1991, que emitió 22 millones de toneladas de dióxido de azufre a la atmósfera, y que, según un estudio realizado varios años después por científicos de la Universidad Rutgers, en EE.UU., en lugar de provocar un enfriamiento en la zona, se produjo un aumento de gases de efecto invernadero.
Las inyecciones sulfúricas en la estratósfera, si se realizan en las zonas tropicales o árticas, pueden reducir los monzones asiáticos raleando alimentos y agua a miles de millones de personas, agotar la capa de ozono y disminuír la humedad y recursos fluviales de los suelos, según un estudio realizado por investigadores del instituto alemán Max Plank en colaboración con científicos franceses, británicos y noruegos.
En el modelo desarrollado, se cuadriplicó el nivel de CO2, las lluvias mermaron un 15% en América del Norte y Eurasia y un 20% en Sudamérica, con lo cual los autores sostienen que la geoingeniería es absolutamente incompetente, o está montada de ex profeso como un engaño que permita utilizar el clima como arma para redireccionar los recursos acuíferos y alimenticios en el mundo.
Sus defensores pretenden que es el santo grial que salvará el planeta de las consecuencias funestas del calentamiento global, mientras sus detractores sostienen que su torpe intento de cambiar el medio ambiente podría generar consecuencias desastrosas, e incluso matar miles de millones de personas.
Al no poseer la ciencia actual los suficientes elementos como para poder prever las consecuencias de sus experimentos, la alteración de ciclos naturales como las lluvias pueden generar efectos inversos y ocasionar sequías y hambrunas y, consecuentemente, miles de millones de muertes.
Ya existe un proyecto concreto del científico David Keith que hemos posteado oportunamente, solventado por el multimillonario informático Bill Gates, que planea, en el transcurso de este año, pulverizar pequeñas cantidades de partículas de azufre en la atmósfera sobre Nuevo México, para intentar reflejar la radiación solar y enfriar el planeta, imitando el efecto que provocan las erupciones volcánicas cuando emiten millones de toneladas de dióxido de azufre a la atmósfera.
El creador de Microsoft está personalmente involucrado en proyectos similares, para los cuales ha contratado un grupo de científicos para experimentar con el clima, según informa la página web 'Morphcity'.
Pero este mismo sitio advierte que los efectos que la geoingeniería quiere lograr pueden volverse en su contra, y para ello cita el ejemplo de la erupción del volcán Pinatubo en las Filipinas en 1991, que emitió 22 millones de toneladas de dióxido de azufre a la atmósfera, y que, según un estudio realizado varios años después por científicos de la Universidad Rutgers, en EE.UU., en lugar de provocar un enfriamiento en la zona, se produjo un aumento de gases de efecto invernadero.
Las inyecciones sulfúricas en la estratósfera, si se realizan en las zonas tropicales o árticas, pueden reducir los monzones asiáticos raleando alimentos y agua a miles de millones de personas, agotar la capa de ozono y disminuír la humedad y recursos fluviales de los suelos, según un estudio realizado por investigadores del instituto alemán Max Plank en colaboración con científicos franceses, británicos y noruegos.
En el modelo desarrollado, se cuadriplicó el nivel de CO2, las lluvias mermaron un 15% en América del Norte y Eurasia y un 20% en Sudamérica, con lo cual los autores sostienen que la geoingeniería es absolutamente incompetente, o está montada de ex profeso como un engaño que permita utilizar el clima como arma para redireccionar los recursos acuíferos y alimenticios en el mundo.
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