miércoles, 10 de octubre de 2012

EL LAGO KARACHAY, EN RUSIA: EL MÁS CONTAMINADO DEL MUNDO

El Lago Karachay, en Chelyabinsk, cerca de la actual frontera con Kazajstán, en Rusia, es el más contaminado del mundo.
Actualmente está cubierto de concreto, pero si alguien se acercaba a él en 1990 y simplemente permanecía de pié allí durante una hora, era suficiente para provocarle la muerte, ya que habría recibido una radiación de 600 roentgen.
El lago, en el suroeste de la región rusa de Chelyabinsk, se encuentra cerca de la una de las mayores fábricas de armas nucleares del país, que en los años cuarenta construyó allí instalaciones nucleares para evitar que cayeran en manos de los nazis en caso de ser invadidos por éstos.
La zona estuvo fuera del alcance de los extranjeros por 45 años y  sólo después que el presidente Boris Yeltsin firmó un decreto de 1992 se permitió el acceso a  científicos occidentales  y rápidamente se declaró la zona más contaminada del planeta. 
En sus largas décadas de oscuridad, los ingenieros nucleares de Mayak experimentaron con fusiones nucleares y vertieron los desechos radiactivos en el río, creando un cóctel letal.
Cuando finalmente su existencia fue reconocida, la región de Chelyabinsk ya había experimentado un aumento del 21 por ciento en cáncer, un  25 por ciento en  defectos de nacimiento, y un  41 por ciento en  leucemia.
El cercano río Techa, de cuya agua dependían varios pueblos, estaba tan contaminada que hasta un 65 por ciento de los habitantes fueron afectados por  enfermedad por radiación, cuyo diagnóstico tenían prohibido mencionar los médicos, que la llamaban "enfermedad especial".
El vertido de efluentes radiactivos al lago funcionó bien  hasta que en 1967 una severa sequía azotó la zona, y el lago comenzó a secarse, dejando al descubierto el sedimento radiactivo en su cuenca, que comenzó a dispersarse en forma de polvo tóxico esparciéndose a través de más de 900 kilómetros cuadrados.
Deseosos de ponerse al día con el desarrollo tecnológico de las armas occidentales, los ingenieros de Mayak tampoco se preocuparon demasiado por la seguridad y sufrieron varios accidentes graves en los años cincuenta y sesenta.
Uno de los peores ocurrió en septiembre de 1957 cuando residuos arrojados con descuido explotaron con una fuerza equivalente a 85 toneladas de TNT, arrojando cerca de 70 toneladas de residuos radiactivos.
Recién en 2003 se le revocó la licencia para vertimiento de desechos radiactivos a la instalación nuclear Mayak , que propagó cesio y estroncio a través de más de 9.000 kilómetros cuadrados, afectando a unos 270.000 ciudadanos soviéticos y sus suministros alimentarios.
Hoy en día, grandes extensiones de Chelyabinsk permanecen inhabitables como resultado de la contaminación de los ríos, la explosión de 1957 y la sequía de 1967.
La superficie del lago Karachay es ahora más concreto que  agua, pero su contaminación todavía no está contenida.
Según las estimaciones, aproximadamente mil millones de galones de agua subterránea han sido contaminadas con 5 megacuries de radionucleidos e incluso hoy en día, la población local sigue sin conocer los niveles reales de los radioisótopos en sus productos de cosecha propia. 

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