Un equipo de investigadores de la Universidad de Stanford, EE.UU., encabezado por Crystal Smith Spangler publicó un informe desmistificador en la revista "Annals of Internal Medicine"·, en el cual, luego de revisar, entre 1966 y 2011, 17 estudios en humanos y 223 sobre niveles nutritivos y de contaminación de alimentos orgánicos, concluye que los alimentos ecológicos no tienen un valor nutritivo mayor que los producidos con técnicas convencionales.
La comida orgánica, contrariamente a la creencia generalizada, no es más nutrituva ni saludable, resultado que sorprendió a los propios autores de la investigación, sinó que por el contrario no hay diferencias significativas en el contenido vitamínico entre frutas y verduras orgánicas y convencionales.
Los riesgos de contaminación bacterial también resultaron prácticamente iguales para ambos tipos de productos, y en cambio se encontraron residuos detectables de pesticidas en el 7% de los productos orgánicos y en el 38% de los productos estandarizados, aunque sólo tres estudios encontraron que excedían los límites impuestos por las autoridades sanitarias.
Se entiende por “alimento orgánico” todo aquél producido sin manipulación genética, sin el uso de fertilizantes, pesticidas ni aditivos químicos, y en los animales, sin el empleo de antibióticos y hormonas.
Su consumo ha crecido significativamente en varios países, y se pagan valores mucho más altos por estos alimentos en comparación con los que tienen los mercados convencionales.
La comida orgánica, contrariamente a la creencia generalizada, no es más nutrituva ni saludable, resultado que sorprendió a los propios autores de la investigación, sinó que por el contrario no hay diferencias significativas en el contenido vitamínico entre frutas y verduras orgánicas y convencionales.
Los riesgos de contaminación bacterial también resultaron prácticamente iguales para ambos tipos de productos, y en cambio se encontraron residuos detectables de pesticidas en el 7% de los productos orgánicos y en el 38% de los productos estandarizados, aunque sólo tres estudios encontraron que excedían los límites impuestos por las autoridades sanitarias.
Se entiende por “alimento orgánico” todo aquél producido sin manipulación genética, sin el uso de fertilizantes, pesticidas ni aditivos químicos, y en los animales, sin el empleo de antibióticos y hormonas.
Su consumo ha crecido significativamente en varios países, y se pagan valores mucho más altos por estos alimentos en comparación con los que tienen los mercados convencionales.
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