Las canciones que contienen un estribillo pegadizo o lo son en su melodía completa, son llamadas "earworm" o "gusano del oído" debido a que en 99 de cada 100 personas provocan un efecto de resonancia incontrolable en la cabeza.
Una de las razones fundamentales de este fenómeno es su carácter repetitivo sin fin a menos que se consiga alguna manera de alcanzar el clímax y se rompa el ciclo.
Según un estudio realizado por James Kellaris, de la Universidad de Cincinnati, EE.UU., el 98% de hombres y mujeres experimentan el fenómeno con la misma frecuencia, pero tienden a durar e irritar más a las mujeres.
Las canciones con letras representan el 73,7% del total de earworms, mientras la música instrumental sólo el 7,7%. y el efecto es mayor si la canción es la primera que se escucha al levantarse, o la último por la noche antes de dormir.
En ambos casos la tonada queda “adherida” al córtex auditivo del cerebro, encargado de procesar los sonidos, y la necesidad de tararear esas canciones funciona como una especie de “picazón mental”, que solo se alivia repitiendo una y otra vez la melodía. El efecto puede durar horas o días.
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