El polémico libro escrito por el Doctor Eric Anderson, "The Monogamy Gap" ( "La Brecha de la Monogamia" ) afirma que los hombres son infieles a sus parejas nó porque nó la amen, sinó porque sí lo hacen.
La controversial afirmación de este consultor y profesor de sociología de la Universidad de Winchester, en Gran Bretaña, se basa en entrevistas llevadas a cabo con 120 hombres casados, quienes afirmaron contundentemente que sus affaires amorosos fuera de sus parejas no se debieron al desamor.
Los adúlteros reconocieron el riesgo que corrieron al poner en peligro una relación que consideraban casi perfecta con sus mujeres, pero afirmaron que siempre lo hicieron pensando en una aventura breve que de ninguna manera comprometiera su relación estable.
El estudio concluye que, por lo tanto, infidelidad y matrimonio son totalmente compatibles, y que los hombres engañan a sus mujeres porque las aman, y nó por lo contrario.
Setenta y ocho por ciento de los hombres que participaron de la encuesta admitieron que engañaron a sus parejas a pesar de que las amaban y no cambiarían por nada el estar con ellas ( la mayor causa invocada fue el aburrimiento sexual ).
El Dr. Anderson llega así a la conclusión de que la monogamia es una expectativa poco realista, y que el argumento de que los hombres son adúlteros porque quieren dejar a sus parejas es una completa falacia, y que por el contrario lo hacen porque quieren quedarse con ellas.
Si no fuera así - plantea Anderson - la alternativa obvia sería primero abandonar a la pareja y luego disfrutar sin culpas sexuales con una o varias nuevas relaciones.
"La evidencia sugiere que los hombres que engañan continúan románticamente comprometidos, pero insatisfechos con tener relaciones sexuales con una misma persona", dice el Dr. Anderson.
"Es una interpretación subversiva, pero me gustaría sugerir que el sexo recreativo extramatrimonial que mantienen estos hombres son una prueba de amor a sus parejas estables."
"Obviamente, se trata de una falla en la inteligencia emocional o falta de diálogo con su pareja al no ser capaces de advertirle que no renovar la pasión entre ellos podría derivar en adulterio" - continúa Anderson.
Muchos hombres son renuentes a hacer este tipo de planteos por temor a que su pareja se ofenda al confesarle aburrimiento sexual, y esto genera cortos circuitos de comunicación que pueden desembocar en aventuras extramatrimoniales.
Por supuesto, existen detractores de las teorías de Eric Anderson, como la profesora emérita de Psicología de la Universidad de Londres, Paula Nicholson, quien no le ve sentido al planteo.
La controversial afirmación de este consultor y profesor de sociología de la Universidad de Winchester, en Gran Bretaña, se basa en entrevistas llevadas a cabo con 120 hombres casados, quienes afirmaron contundentemente que sus affaires amorosos fuera de sus parejas no se debieron al desamor.
Los adúlteros reconocieron el riesgo que corrieron al poner en peligro una relación que consideraban casi perfecta con sus mujeres, pero afirmaron que siempre lo hicieron pensando en una aventura breve que de ninguna manera comprometiera su relación estable.
El estudio concluye que, por lo tanto, infidelidad y matrimonio son totalmente compatibles, y que los hombres engañan a sus mujeres porque las aman, y nó por lo contrario.
Setenta y ocho por ciento de los hombres que participaron de la encuesta admitieron que engañaron a sus parejas a pesar de que las amaban y no cambiarían por nada el estar con ellas ( la mayor causa invocada fue el aburrimiento sexual ).
El Dr. Anderson llega así a la conclusión de que la monogamia es una expectativa poco realista, y que el argumento de que los hombres son adúlteros porque quieren dejar a sus parejas es una completa falacia, y que por el contrario lo hacen porque quieren quedarse con ellas.
Si no fuera así - plantea Anderson - la alternativa obvia sería primero abandonar a la pareja y luego disfrutar sin culpas sexuales con una o varias nuevas relaciones.
"La evidencia sugiere que los hombres que engañan continúan románticamente comprometidos, pero insatisfechos con tener relaciones sexuales con una misma persona", dice el Dr. Anderson.
"Es una interpretación subversiva, pero me gustaría sugerir que el sexo recreativo extramatrimonial que mantienen estos hombres son una prueba de amor a sus parejas estables."
"Obviamente, se trata de una falla en la inteligencia emocional o falta de diálogo con su pareja al no ser capaces de advertirle que no renovar la pasión entre ellos podría derivar en adulterio" - continúa Anderson.
Muchos hombres son renuentes a hacer este tipo de planteos por temor a que su pareja se ofenda al confesarle aburrimiento sexual, y esto genera cortos circuitos de comunicación que pueden desembocar en aventuras extramatrimoniales.
Por supuesto, existen detractores de las teorías de Eric Anderson, como la profesora emérita de Psicología de la Universidad de Londres, Paula Nicholson, quien no le ve sentido al planteo.
"Cuando los hombres engañan por lo general lo hacen simplemente porque han tenido la oportunidad." - dice Nicholson, quien conduce terapia de parejas en el Centro Tavistock en Londres.
"Si un hombre va en un viaje de negocios y tiene relaciones sexuales con alguien que conoce en un bar, es poco probable que esté pensando:" Estoy haciendo esto porque amo a mi esposa ". Sólo espera que ella no se entere".
FUENTE PRINCIPAL: EMAIL ONLINE
"Si un hombre va en un viaje de negocios y tiene relaciones sexuales con alguien que conoce en un bar, es poco probable que esté pensando:" Estoy haciendo esto porque amo a mi esposa ". Sólo espera que ella no se entere".
FUENTE PRINCIPAL: EMAIL ONLINE
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