jueves, 5 de abril de 2012

VIBRIO VULNIFICUS: BOLAS DE ALQUITRÁN MORTALES EN EL GOLFO DE MÉXICO

Como siempre ha ocurrido, ocurre y ocurrirá, en todo megadesastre que involucre poderosas multinacionales y enormes intereses económicos, se mintió, se miente y se mentirá, con una complicidad automática del gobierno de el o los países damnificados.
El 20 de abril de 2010 una explosión de la plataforma de perforación de petróleo Deepwater Horizon situada en alta mar en el Golfo de México provocó el peor derrame petrolero en la historia y con él una de las más enormes campañas de banalización y desinformación tendientes a minimizar la espantosa magnitud del desastre ante la opinión pública.
La explosión mató a once operarios y vertió al mar millones de galones de petróleo.
BP, la petrolera involucrada, jamás admitió su responsabilidad, negó absolutamente todo, dió por concluído todo peligro ecológico inmediatamente después de controlado el colapso y afirmó hasta el hartazgo que la contaminación había sido mínima y de poca importancia para el ecosistema, hasta que estudios independientes demostraron la verdadera magnitud del desastre y tuvo que acceder a pagar una indemnización de cinco mil millones de euros a 100.000 pescadores y otros damnificados, aunque se encargó de dejar constancia de que el pago "no significaba admisión de culpabilidad", convirtiéndose en un ejemplo emblemático: toda multinacional o grupo de poder morirá siempre de pié, negando hasta el último instante sus culpas.
Un corto tiempo después del derrame, y durante el "mejor" momento de la etapa de negación de BP, bolas de alquitrán comenzaron a aparecer en las playas y por supuesto: se dijo que eran inofensivas.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica sentenció entonces públicamente que, aunque antiestéticas y molestas, no significaban ningún peligro para la salud humana.
Una nueva maravillosa muestra de lo confiables que son los organismos oficiales, permanentemente  vulnerables a las manipulaciones del poder.
Ahora, una nueva investigación de la Universidad de Auburn en Alabama ha demostrado que las bolas de alquitrán en realidad son reservorios de una multitud de peligrosas bacterias, incluyendo un agente patógeno que puede causar una enfermedad potencialmente mortal: el vibrio vulnificus, una bacteria natural que crece en mares de agua caliente. 
La exposición a través de una herida puede conducir a la muerte de tejidos, e infecciones potencialmente mortales,  según el investigador Cova Arias, quien ha advertido de que esto tiene claras implicaciones en la salud pública.
Recomendó a toda persona con su sistema inmunológico comprometido evitar cualquier contacto con estas bolas de alquitrán.

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