miércoles, 25 de abril de 2012

LOS PODERES DE LA MENTE

PREMONICIONES Y TELEPATÍA SON MÁS COMUNES DE LO QUE SOLEMOS CREER ( CONFESIONES DE UN REPRESENTANTE ARREPENTIDO DE LA CIENCIA DOMINANTE ) 
Resúmen y adaptación basado en la investigación realizada por Rupert Sheldrake y reflejada en su libro: “ El espejismo de la Ciencia: La liberación del Espíritu”, publicado esta semana en Europa. 
Al igual que muchas madres que temían por la seguridad de su familia durante la Segunda Guerra Mundial, Mona Miller fue evacuada desde Londres hasta la tranquila localidad costera de Babbacombe, en Devon. 
Parecía una buena medida de precaución, pero, poco después de su llegada a su nuevo hogar con sus hijos pequeños, la señora Miller comenzó a sentirse más y más inquieta. 
"Tenía la sensación de que debía dejar Devon y volver a casa", explicó más tarde. 
"Al principio rechacé completamente la idea: ¿por qué salir de ese pueblo privilegiado que parecía haber logrado separarse del horror de la guerra y donde yo estaba tan feliz?. 
"Pero cuanto más intentaba resistirme, más aumentaba aquella sensación. Las paredes de mi habitación parecían gritarme: "Vuelve a tu casa de Londres." 
Después de cuatro meses de desesperada resistencia, un día tomé la ilógica determinación, como empujada por fuerzas desconocidas. "Un sábado a finales de 1942, emprendí junto con mis hijos el viaje de regreso a Londres y muy pocos días después recibí una carta de un amigo que vivía en Devon. 
"Gracias a Dios que se llevó a los niños el sábado", me escribió. "El domingo a la madrugada lanzaron tres bombas sobre el pueblo y una cayó sobre la casa donde vivían, la destruyó completamente y mató a todos los vecinos de las casas circundantes." 
La Sra. Miller estuvo lejos de ser la única persona en experimentar tales presagios durante la guerra. Tres años más tarde, en la primavera de 1945, el soldado norteamericano Charles Bernuth participaba en la invasión de Alemania y, poco después de cruzar el Rin, se encontraba una noche conduciendo por una autopista alemana en compañía de dos oficiales. 
Describió que entonces un silbido apacible y delicado dentro suyo le susurró que algo estaba mal en la carretera. 
"Me detuve, en medio de las burlas de mis dos acompañantes, y empecé a caminar a lo largo de la carretera. "A unos 50 metros de donde había dejado el jeep, puder ver qué era lo que estaba mal. 
"Estábamos a punto de pasar sobre un puente, sólo que el puente ya no estaba allí: había sido destruido y sólo quedaba una caída vertical de unos 100 metros.
Tanto la Sra. Miller como Charles Bernuth experimentaron presentimientos que suelen relacionarse con el llamado sexto sentido, sin tener claridad sobre las razones de sus inquietudes. 
Estos sentimientos difieren de los presagios, que son aquellos en los cuales la víctima logra tener una idea empírica de lo que deberá enfrentar, como el caso de Carole Davies. 
A los 16 años de edad, en los años setenta, Carole visitó una sala de juegos de Londres. 
"Estando de pie mirando hacia la noche, tuve una sensación de peligro", recordó. 
"Ví delante de mí lo que parecía una foto que me mostraba gente tirada en el piso con ladrillos y vigas de metal sobre ellos. 
Me di cuenta de que eso iba a suceder allí, y empecé a pedir a los gritos a la gente que abandonaran el sitio. 
Nadie escuchó. 
Carole y sus amigos se retiraron y se dirigieron a un café cercano. Estando sentados allí, escucharon sirenas en la calle: una estructura del edificio del salón de juegos había cedido y el techo y las paredes se habían derrumbado sobre quienes allí se encontraban. 
"Al correr para ver qué había pasado me encontré con la escena tal cual la había visto yo previamente", recuerda Carole. 
Al igual que Mona Miller y Charles Bernuth, Carole está convencida de que debe su vida a su misterioso sexto sentido, un concepto que los científicos “clásicos” descartarían de plano. 
Rupert Sheldrake ha sostenido por largo tiempo que los presentimientos, premoniciones y otros fenómenos psíquicos como la telepatía deberían ser tomados mucho más en serio por sus colegas científicos. 
Opina que tenemos que aprender a mirar más allá de la visión científica tradicional que sólo se ocupa de lo que es esencialmente material o físico, e incluír las manifestaciones de la mente humana.
Y estamos hablando de un “arrepentido”: un clásico científico representante de la ciencia dominante que solía despreciar arrogantemente estos temas como supercherías sin bases científicas. 
Dice Sheldrake: “ Yo soy un biólogo que ha estudiado, investigado y enseñado en Cambridge y Harvard, y ocupó altos cargos académicos en ambos lados del Atlántico. 
Sin embargo, ahora creo firmemente que los presentimientos, premoniciones y otros fenómenos psíquicos como la telepatía debe ser tomados más en serio por mis colegas científicos. 
Mi fascinación por este tema se inició en los años sesenta, cuando era un estudiante graduado en el departamento de bioquímica en la Universidad de Cambridge. 
Allí leí los relatos del escritor sudafricano Laurens van der Post, quien comentaba experiencias de su vida conviviendo con los bosquimanos del desierto de Kalahari. 
Al igual que las sociedades más tradicionales, Van Der Post no se tomaba muy en serio la telepatía hasta que tuvo ocasión de presenciar una manifestación empírica, cuando acompañó a sus anfitriones a una expedición de cacería a muchos kilómetros del asentamiento. 
En dicha aventura, los bosquimanos habían perseguido y cazado un enorme antílope, lo cual significaba una verdadera hazaña. Cuando se dirigían de regreso en un Land Rover cargado de carne, el escritor le comentó a uno de los bosquimanos que se imaginaba la sorpresa en el campamento cuando los vieran llegar con semejante pieza, a lo que el aborígen le contestó con toda naturalidad mientras golpeaba su pecho: "Desde aquí le hemos enviado la noticia, por lo tanto no será ninguna sorpresa, ellos ya lo saben, estamos conectados ". 
Estaba comparando su método de comunicación con “el telegrama de los blancos”.
Efectivamente, cuando se acercaron al campamento, la gente cantaba la canción "Eland Song 'y estaba arropada festivamente al igual que la aldea, para dar a los cazadores más grande de las bienvenidas. 
Muchos otros viajeros que han compartido situaciones diarias con las tribus africanas afirman que la gente parece saber por anticipado cuando sus seres queridos están yendo a visitarlos.
Lo mismo ocurre en las Highlands escocesas o las zonas rurales de Noruega, donde los habitantes desarrollaron una palabra especial: “vardoger” cuando presienten la llegada de familiares o amigos. 
“Sin embargo, nada de todo esto me convenció” – continúa relatando Sheldrake - , comprometido como estaba con el dogma del "materialismo" que ha dominado el pensamiento científico desde finales del siglo 19, y aún lo hace hoy en día”. “
De acuerdo con los materialistas, la ciencia puede eventualmente explicar todo en términos de física y química, y cualquier cosa que no pueda explicarse así se debe descartar como una ilusión. 
Educado en esta tradición, también adopté una actitud de desprecio hacia un fenómeno de telepatía que se me comentó un día en una charla en el laboratorio donde trabajaba: Sir Rudolph Peters, decano en bioquímica, un hombre amable con ojos centelleantes y más curiosidad que la mayoría de la gente de la mitad de su edad, me habló de un amigo oftalmólogo que tenía un hijo con una discapacidad grave y que, a pesar de que estaba casi ciego, parecía capaz de leer muy bien las letras en la tabla óptica, pero sólo cuando su madre las miraba. 
La única explicación era que al parecer se había desarrollado algún tipo de comunicación telepática entre los dos, y para comprobarlo en 1968 Sir Rudolph llevó a cabo un experimento en el cual el muchacho adivinó correctamente muchos de los números o palabras escritas que se mostraban a su madre, a pesar de que estaban sentados a ambos lados de una pantalla que les impedía enviar o recibir cualquier señal visual o auditiva entre ellos. 
Rudolph me comentó que llegó a la conclusión de que entre ellos se había desarrollado una comunicación telepática en un grado inusual debido a las necesidades extremas del niño y los deseos de su madre de ayudarlo. 
Pero, como se imaginarán, incluso los experimentos de laboratorio con desconocidos habían producido resultados que, aunque en menor grado, todavía no me resultaban convincentes.”
Entre 1880 y 1939 tuvo lugar un auge en la investigación psíquica, y se publicaron más de 186 estudios que incluyeron los hoy típicos ensayos de selección de cartas entre un emisor y un recpetor. 
Cuando los cuatro millones de resultados individuales se combinaron en un procedimiento estadístico llamado meta-análisis, los resultados generales fueron mucho más precisos que los que se podía esperar de la casualidad. 
Experimentos posteriores en los años setenta pusieron a los sujetos receptores a dormir en un laboratorio a prueba de sonidos mientras un "emisor" en otra habitación, y en algunos casos en otro edificio, abría un paquete sellado que contenía una imagen seleccionada al azar y se concentraba en ella, tratando de influir en el sueño del receptor. 
A veces, la transferencia de pensamiento resultaba muy clara: los sujetos decían haber soñado comprar entradas para un combate de boxeo, mientras que el sujeto transmisor había estado mirando la foto de un combate de boxeo. 
Otras veces era más simbólico, como cuando el sujeto relataba haber soñado con una rata muerta en una caja de puros, mientras que el remitente estaba mirando una foto de un gangster muerto en un ataúd. 
Pero en los 450 ensayos los resultados generales estuvieron significativamente por encima del nivel del azar. 
“Mi investigación sobre el tema” – continúa comentando Sheldrake – “incluye más de 4.000 casos de fenómenos psíquicos, muchos de los cuales involucran a madres. 
Cientos de ellas durante los meses de amamantamiento, sabían exactamente cuándo el bebé tenía hambre, incluso enontrándose a kilómetros de distancia, ya que comenzaban a tener secreciones de leche materna. 
También sufrían disminución en su caudal de leche cuando sus bebés padecían angustias. Las probabilidades de que esto ocurra por casualidad con la frecuencia que lo hicieron es de mil millones a uno, y esto denuncia una conexión telepática indudable. 
Por otra parte, la presencia de esta sensibilidad parece tener otros efectos: las madres que pudieron predecir a la distancia cuando sus hijos eran infelices, tendieron a desarrollar bebés que sobrevivieron mejor que los de madres insensibles. 
Tales conexiones a menudo parecen continuar incluso cuando los hijos han crecido, como lo testifican muchas historias de mi base de datos relativas a madres que sentían necesidad de ponerse en contacto con sus hijos cuando no podían haber sabido por ningún medio convencional que estaban en problemas. 
Mucha gente reporta también haber pensado en alguna persona sin ningún motivo aparente, y que inmediatamente, la persona increíblemente aparece, tocando el timbre de sus casa, llamando por teléfono o cruzándose en la calle. 
“He diseñado un experimento para probar esto: Se pregunta a los voluntarios los nombres y números de teléfono de cuatro amigos o familiares, y luego se los ubica solos en una habitación con un teléfono fijo sin ID de llamadas. 
Luego se selecciona uno de los cuatro al azar y se les pide que digan cuál es el sujeto que está llamando antes de contestar. 
La media del azar indica que deberían haber acertado una de cada cuatro veces, es decir un 25 por ciento, y en cambio lo hicieron un 45 por ciento de las ocasiones, una tasa muy significativa por encima del nivel del azar, y estos resultados se han replicado de manera independiente en experimentos similares realizados en las universidades de Alemania y Holanda. 
Francis Crick, quien en 1962 compartió el Premio Nobel por el descubrimiento de la estructura del ADN, declaró con respecto a estos temas: "Usted, sus alegrías y sus penas, sus recuerdos y sus ambiciones, su sentido de identidad personal y el libre albedrío, no son en realidad, más que el comportamiento de una gran cantidad de células nerviosas y sus moléculas asociadas". 
Crick hablaba en nombre de una corriente científica, así como también lo hacía por la suya la influyente neurocientífica Susan Greenfield, cuando describió haber visto un cerebro expuesto en una sala de operaciones: "No somos más que cerebros de barro y de alguna manera un carácter y una mente se generan dentro de ese caos. 
Sin embargo, la idea de que nuestras mentes se fijan físicamente dentro de nuestras cabezas, y de que la conciencia no es más que un subproducto de la actividad del cerebro, es contrario a nuestra experiencia cotidiana. 
Cuando miramos a nuestro alrededor, las imágenes de las cosas que vemos están fuera de nosotros, no en nuestras cabezas. 
Los sentimientos de mis dedos están en mis dedos, no en mi cabeza.” 
“Las intuiciones humanas que he descrito se ajustan mejor a la "teoría de campo" de las mentes” – continúa exponiendo Rupert –“ Estamos acostumbrados al hecho de que los campos existen, tanto dentro como fuera de los objetos materiales, como los imanes y los teléfonos móviles, y no hay razón para creer que nuestras mentes tienen campos similares con raíces sólo dentro de nuestro cerebro, sino que se extienden más allá de ellos. 
Esta teoría está apoyada por estudios de otro notable fenómeno físico: la sensación de ser mirado. 
La mayoría de la gente ha sentido que alguien lo miraba por la espalda, y se dio vuelta, confirmando efectivamente su intuición. 
Y la mayoría de las personas también ha experimentado lo contrario: hacer que alguien se dé vuelta mirándolo fijamente. 
En amplios estudios en Europa y América del Norte, entre el 70 y el 97 por ciento de los adultos y los niños informó de tales experiencias. 
En una serie de entrevistas con oficiales de policía, personal de vigilancia y soldados, se descubrió que la mayoría sentía que algunas personas parecían saber que estaban siendo observados, a pesar de que los vigilantes estaban bien ocultos. 
"Una gran cantidad de veces el delincuente tenía la sensación de que las cosas no estaban bien", me dijo un oficial de narcóticos. 
"Muchas veces los vigilados comienzan a mirar en dirección a nuestro escondite, a pesar de que no nos pueden ver."
Sorprendentemente, pruebas de laboratorio han demostrado que la sensación de estar siendo mirado funciona incluso a través de las pantallas, en lugar de hacerlo sólo directamente ( testeado a través de las respuestas emocionales inconcientes de nuestras glándulas sudoríparas ). 
Si nuestras mentes pueden ser tocadas por la visión de otros, entonces no se limitan al interior de nuestro cerebro. 
Con la comunicación telepática, estos campos parecen interacturar a distancia, recogiendo los sentimientos, necesidades y pensamientos a través del espacio. 
En cuanto a los presentimientos y premoniciones, éstas implican vínculos a través del tiempo y sintonías mentales con el futuro.
Experimentos realizados en EE.UU. y Holanda durante los últimos 20 años confirman que estos estados son reales: se midieron las respuestas a una serie de malos olores, leves descargas eléctricas, palabras emotivas y fotografías provocativas intercaladas al azar con estímulos tranquilos sin ningún efecto fisiológico. 
Nadie, ni siquiera los experimentadores, sabía qué tipo de estímulo se produciría a continuación, pero en un número significativo de casos, los sujetos reaccionaron a los estímulos desagradables con unos tres o cuatro segundos de antelación. 
Estos resultados son fascinantes en sí mismos, pero los fenómenos psíquicos no se limitan a los seres humanos. 
Hay historias increíbles de telepatía y premonición de desastres en muchas otras especies, incluyendo los perros. En cuanto a entender cómo funcionan estos fenómenos, estoy muy lejos todavía pero un primer paso importante es que los científicos reconozcan que existen, que la mente de los animales y los seres humanos interactúan de formas hasta ahora inexplicables."


FUENTE: EMAIL ON LINE
Traducción e ilustraciones: Nada Nos Libra de Escorpio
© 2012 Rupert Sheldrake. Para solicitar una copia de £ 16 (p & p libre), llame al 0843 382 0000. o visitando su página www.sheldrake.org<

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