lunes, 9 de abril de 2012

FUKUSHIMA DRENA MÁS AGUA RADIACTIVA EN EL MAR DE JAPÓN

Ya hemos posteado larga y amargamente las fugas radiactivas con que la siniestrada planta de Fukushima en Japón, acompañada por sus siniestros administradores, asesinaron el mar de Japón y comprometieron la estabilidad ecológica y la sustentabilidad biológica de todo el océano, particularmente en las inmediaciones del siniestro. 
Aunque ya la opinión pública en general cree que se trata de un evento terminado, esto no es de ninguna manera así, y sólo se trata de no soslayar el grave hecho de que no sólo se trata del peor desastre nuclear en la historia de la humanidad, sinó que el mismo aún se encuentra en curso, es decir, descontrolado. 
Jamás en la historia nuclear contemporánea un evento catastrófico quedó en el estado inconcebible en el que estuvo y está Fukushima: el más próximo en cuanto a magnitud fue Chernobyl, pero, a diferencia de la Tepco japonesa, las autoridades rusas actuaron con celeridad y eficiencia y contuvieron de manera definitiva el desastre en pocos meses, delimitando efectivamente la zona y realizando un aceptable trabajo ecobiológico que evitó la propagación radiactiva a través de plantas, animales y / o sus subproductos. 
En Japón, en cambio, la central nuclear continúa repartiendo radiación a troche y moche, a las napas subterráneas,  a la cadena alimenticia y sobre todo al mortalmente contaminado Mar de Japón. 
La Tepco no posee la cantidad suficiente de envases para contener la extracción de agua radiactiva ( esto confesado por ellos mismos ) debido a que se debe agregar agua permanentemente para intentar el enfriado de los reactores ( es lo único que están haciendo desde hace más de un año ) y obviamente cada nuevo ingreso de agua resulta contaminado, y, convenientemente, han ocurrido recurrentes fugas de agua con estroncio radiactivo, que los administradores atribuyen siempre a “fallas o fisuras del sistema de depuración”, pero que bien podrían ser movidas intencionales para sacarse de encima volúmenes para los cuales ya no hay envases ( todo esto se debe a que ni la Tepco ni el gobierno japonés han decidido “sellar” con un ataúd impenetrable el lugar como se hizo en Chernobyl y la “herida” continúa supurando su veneno mortal ). 
Pero claro: para poder comprobar semejante aseveración se necesitaría que alguien investigue las planillas de Tepco y vea si la escasez o falta de envases contenedores coincide con la fecha de las “fugas” y eso, obviamente, no ocurrirá jamás. 
La semana pasada, una nueva fuga fue detectada una hora después de comenzada, y tapada entonces por Tepco, que declaró “no saber” cuánta agua radiactiva pudo alcanzar el mar estimando que la fuga fue de unas 12 toneladas de veneno. 
En diciembre de 2011 y a finales de marzo de 2012 se registraron otras dos fugas de agua radioactiva en la planta por la misma causa, drenándose unas 200 toneladas de agua con estroncio radioactivo se fugaron del sistema de purificación, si se tiene en cuenta la versión oficial, y quién sabe cuántas toneladas reales.

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