En el Mar Arábigo, un grupo de pescadores “descargó” su gigantesco trofeo en la ciudad paquistaní de Karachi, convirtiéndose en el tiburón-ballena más grande jamás capturado.
No puede decirse literalmente que fue pescado, ya que fue hallado flotando inconsciente a unos 90 kilómetros de la costa, y fueron necesarias dos grúas para izar el cadáver del monstruo marino, cuya especie tiene una vida promedio de 70 años y puede alcanzar medidas aún más gigantescas, pese a lo cual no es agresivo con el hombre y posee una dieta a base de plancton y peces pequeños.
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