Una vez más, aunque esta vez por razones ajenas a él y a su equipo, Ethan Hunt ( Tom Cruise ) es desautorizado y abandonado a su suerte por su propio gobierno, y nuevamente acusado injustamente y perseguido por acciones terroristas que no cometió, mientras trata de salvar al mundo de una guerra nuclear.
Encuadrada dentro de uno de los marcos más clásicos en cuanto al respeto por el formato original de la serie creada para la televisión por Bruce Geller ( Tom Cruise confesó haber sido un fanático seguidor en su infancia ), esta nueva misión imposible, al igual que todas sus antecesoras, tiene sus grandes momentos adrenalínicos y espectaculares, desde el inicio mismo con una fuga de Hunt de una prisión de alta seguridad supuestamente inexpugnable con la ayuda “electrónica” de su equipo, pasando por una increíble escena de alpinismo
urbano convertido en un hombre araña escalando el edificio más alto del mundo ( la torre Burj Khalifa, en Dubai ) ayudado por unos futuristas aunque poco confiables guantes-ventosa , una intromisión espectacular en las entrañas mismas del Kremlin utilizando un combo de gadgets tecnológicos que, por increíble que parezcan, ya existen, aunque nó tan desarrollados como se los muestra en la película ( que en ese sentido, Misión Imposible vuelve a cumplir su objetivo de anticipar tecnología, aunque actualmente es tal el estallido tecnológico que sólo logra sacarle unos meses de ventaja a la realidad ),
una persecución durante una gigantesca tormenta de arena, una clásica, previsible e infaltable carrera automovilística, una no menos clásica lucha con el villano en un parking automatizado y una invasión “magnética” del consabido corazón informático que debe bloquearse para salvar a último momento – esta vez literalmente – al mundo de una catástrofe ( el uso de mecanismos magnéticos se hace presente dos veces en el film, lo cual nos ilusiona un poco respecto a que finalmente se esté comenzando a entender la importancia de tomar ese camino tecnológico ).
El respeto sin precedentes por el espíritu del formato original de la serie se transmite también en la conversión de Hunt, quien pasa a ser un genuino “team leader” al igual que lo era Jim Phelps ( Peter Graves ) en la serie original, dejando de lado ese perfil de lobo estepario solitario con que se lo presentó en las primeras tres películas.
La muy británica actuación de Benji Dunn ( Simon Pegg ) como el “mago electrónico supremo” es fundamental como argamasa de la película, trasladado desde el escritorio que ocupaba en Misión Imposible III y puesto como agente de campo aportando a su personaje dosis justas y recatadas de ingenio y humor, pero lo suficientemente efectivas como para descomprimir cada una de las intensas secuencias de acción.
Otra sorpresa agradable resulta la intervención del agente William Brandt ( Jeremy Renner ) que comienza como un burócrata de cuello duro y termina como un hábil y experimentado agente de campo a la altura de Ethan, haciéndolo dudar de su lealtad en todo momento ( esconde un secreto que lo atormenta ) aunque finalmente la misma se mantiene a rajatabla.
La estrella femenina, Paula Patton acompaña sin desentonar pero sin descollar, al igual que su némesis, la asesina a sueldo Sabine Moreau ( Léa Seydoux ).
El “malo” de la película, Kurt Hendricks (Michael Nyqvist) también está perfilado con respeto hacia el formato original, un típico villano de la vieja escuela de la época de la Guerra Fría, con un plan sumamente destructivo y una decisión de ejecutarlo a toda costa convencido de tener moralmente la razón, aunque no logra un peso propio en el film y protagoniza una pelea con Tom Cruise en un parking automatizado demasiado irreal para su edad y sus características físicas.
Completa el cuadro un amplio reparto internacional con actores y personajes de nacionalidad rusa, hindú, sueca y francesa.
El toque realista y diferente lo da la participación de Cruise en absolutamente todas las escenas de riesgo sin la participación de ningún doble, lo cual se vuelve especialmente escalofriante cuando uno se entera de que la mayoría de las escenas filmadas en la torre Burj Khalifa fueron realmente filmadas allí entre las nubes por Cruise, y sólo unas muy pocas retocadas en un plató.
Tecnológicamente hablando la misma sensación de realismo lo dan las fallas y limitaciones de varios de los sofisticados gadgets tecnológicos que utiliza el equipo, incluída la ironía de la falla de la máquina de hacer máscaras y del sistema de autodestrucción del teléfono que reporta las órdenes a Hunt, transmitiendo permanentemente la sensación ( y el mensaje que la subyace ) de que los agentes no pueden confiar más en la tecnología que en ellos mismos.
El Protocolo Fantasma es un thriller de ritmo y acción constantes y excelentemente logrado, filmado en los lugares más exóticos y espectaculares del mundo, con lo cual cumple con creces su función de película pochoclera de entretenimiento por excelencia.
Tom Cruise estuvo por primera vez involucrado en la producción de la película junto a J.J. Abrams – quien dirigió el anterior film de la saga - y Bryan Burk, la película es de Paramount Pictures y Skydance Productiones y está dirigida por Brad Bird ( hasta ahora sólo director de animaciones, entre ellas las famosas "Los Increíbles" y "Ratatouille" ) y escrita por Josh Appelbaum y André Nemec ( guionistas de la excelente serie de televisión “Alias” ).
El diseño del vestuario es de Michael Kaplan, el del sonido es de Gary Rydstrom, y la música ( sin pena ni gloria ) es de Michael Giacchino.
El equipo técnico responsable de la implecable espectacularidad de todas las escenas de acción de la película está integrado por el director de fotografía Robert Elswit, el director artístico Jim Bissell, el encargado de montaje Paul Hirsch y el supervisor de efectos visuales John Knoll.
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